Analizar la sociedad mexicana, resaltando su tradición y colorido, son algunos de los ingredientes que componen el trabajo del monero Augusto Mora. No obstante, en su última historieta, insertó un elemento más: su activismo por movimientos sociales que se han convertido en un apéndice de la historia de México.

Gracias a todas esas cualidades en Se busca una voz, historia conceptual a través de una trama cautivadora, Mora se hizo acreedor del Segundo Premio Memorial 68, en la categoría de “cómic”, por parte del Centro Cultural de Universitario Tlatelolco.

“Retomar no solo la parte triste y sensible del movimiento, sino además pretender que los participantes rescaten esa parte positiva en la organización de los jóvenes, es lo que me intereso de esta convocatoria”, aseguró el historietista, en entrevista para Siempre! Agregó que su obra representa el momento histórico del movimiento del 68, así como el cambio no sólo político, sino generacional.

Argumentó el también diseñador gráfico, que otros medios de difusión -no propiamente de novela gráfica- han abordado poco el tema de la violencia del Estado en la parte creativa del movimiento estudiantil, que simboliza la fuerza de una lucha pacifica y organizada, la cual es mas poderosa que la lucha violenta.

“Quería hacer justamente una obra que estuviera basada prácticamente en la gráfica del 68. Centro mi historia en el rescate del arte utilizado, es decir, las pancartas que estuvieron utilizadas en las marchas, en los mítines, y que tuvieron gran poder. Es gráfica que es fácilmente reconocible, porque si ves una gráfica del 68, una pancarta, te remota completamente a esos momentos históricos del país”. 

A través de Se busca una voz, el autor da vida a Pauline, una chica con una discapacidad del habla que encuentra, dentro del movimiento estudiantil, la voz que toda su vida ha buscado para gritarle al mundo lo que siempre ha querido expresar. Sn embargo, el desenlace de la historia es desolador, porque refleja lo que muchos sabemos, “la disolución del movimiento en base a la represión de la violencia”, explicó Mora.

“Es un cómic que trata de tener un simbolismo a través de la adolescente, que en un  principio se ve callada, reprimida, no tienen una voz propia, y justamente dentro de esta gráfica encuentra una forma de comunicación”.

A pesar del final desalentador, asegura Mora, queda el arte, la comunicación y el encuentro de una voz a través de la gráfica en la cual se encuentra Pauline. “Ella seguirá expresándose a través de este cómic que representa un poco del legado que deja tanto gráfico como ideológico este movimiento; y para que las nuevas generaciones sigan exigiendo ese respeto a sus derechos humanos, que sigan exigiendo paz y libre manifestación, porque estas manifestaciones son un paso para comenzar a formar estrategias de lucha para llegar a un fin”.

La virtud del cómic

El cómic es un medio de difusión masiva, con una función más allá de la distracción. Es un medio o canal lleno de ideologías que responderán a una época y lugar determinados, “está dentro de un contexto sociocultural en el cual puede transportar significados y sentidos acerca de una comunidad, cultura o momento histórico”, expresó el ilustrador.

Desde el inicio de su carrera, recuerda Mora, tiene la inquietud de pensar que el cómic no es únicamente un medio de entretenimiento, “puede servir, sí para entretener, pero también tiene la poderosa virtud de enseñar, de ser un material didáctico para penetrar en diferentes públicos”.

Aseguró el también autor del cómic Grito de victoria, que la historieta o cómic sirven como tal para explicar algunos temas que probablemente cierto publico no pueden acercarse a ellos.   

“Aprendí lo que pasaba en otros países, gracias a periodistas en cómic como el estadounidense Joe Sacco, que tiene en su obras un estilo característico entre el cómic underground y la crónica periodística”.

De acuerdo con Mora, en México también existen grandes promotores de la cultura y la educación a través cómic, entre ellos figura Eduardo Humberto del Río García, mejor conocido como Rius, quien a través de sus libros gráficos, acerca especialmente a los jóvenes a temas complejos, “y eso mismo adoptan mis trabajos”.

Librerías

El cómic mexicano pasa por momentos difíciles. Se cree que la era de la historieta industrial, que en la década de los setenta publicó millones de ejemplares mensuales en historietas como Lágrimas y Risas y otros tantos de Kalimán, poco a poco desaparece. “Hoy generalmente se presenta en Internet, en las redes sociales, ya no está a la venta en los puestos de periódicos, sino en librerías, tiendas especializadas y actos que tienen al cómic de tema principal”, explicó Mora, ganador del 1er Concurso Nacional de Novela Gráfica. 

Hoy  los autores tenemos que buscar medios propios para poder distribuir nuestras obras. Las editoriales de narrativa gráfica de cómic en México son pocas, por ejemplo, queda la editorial Resistencia, editorial La Cifra o editorial Sexto Piso, que publican cómic y que pueden generar el alcance de la distribución a nivel nacional”.

Afortunadamente esto provocó el inicio de una industria independiente, asegura el historietista, formada desde hace unos 15 años a la fecha por autores interesados por este género, junto con una diversidad de temas.

“Actualmente se pueden encontrar cómics mexicanos que hablan de muchos temas y eso es importante, porque al haber diversidad, existen también un mayor número lectores. Me parece positiva la evolución que se ha venido dando en el cómic mexicano”.

El monero Augusto Mora

El monero Augusto Mora

Por otro lado, Augusto Mora se ha formado principalmente por talleres en la UNAM y la UAM. Sus trabajos se han publicado en revistas como Nexos y Premiere.  En el 2001, alcanzó reflectores gracias a su tira cómica Muerte Querida publicada actualmente en su web comic.

Continúa promoviendo su obra Grito de victoria, basada en dos movimientos de protesta civil del México contemporáneo: la marcha del 10 de junio de 1971 (El halconazo), y el movimiento #YoSoy132, que culmina en los enfrentamientos del 1 de diciembre de 2012. Pero su trabajo no para, en estos momentos realiza un cómic sobre los migrantes centroamericanos a su paso por México.

“Invito a la gente que se acerque a la historieta de corte social, que sepa que existe todavía el cómic mexicano, porque a final de cuentas es un género que produce memoria histórica dentro de una comunidad, y que sin duda alguna, ayuda al desarrollo del país”, concluyó Mora.

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