En un día frío un hombre con camisa hawaiana llama la atención.  La simpatía se refleja en su rostro mientras sostiene entre sus manos Un pueblo llamado Redención (Grijalbo, 2017), su última novela, pero la primera, nos dice, de género western hecho en México. Hilario Peña conversó con Siempre! sobre lo que lo motivó a escribir esta obra épica en donde se mezclan las sombras de la historia con personajes caballerescos, la construcción de sus protagonistas y sus aventuras al frente de la pluma.

Y es que el haber concebido a Cornelio Callahan, quien de niño “fue raptado por indios mojaves; de adulto, combate apaches en Sonora, participa en el exterminio de bisontes en Texas y protege la plata de las minas en Chihuahua” a la par de alguien con un nombre tal como Vicente Ildefonso Ponce de León Quijano y Castillo y de perversidad quijotesca ,junto con Higinio Montoya, no fue tarea sencilla, pero el resultado es realmente asombroso.

-¿De que nos habla Un pueblo llamado Redención?

Es una novela  que hecha luz sobre un pasaje muy obscuro  de nuestra historia y que merecía hacerse ; tanto por los acontecimientos históricos como  los tipos de personajes que aparecen. Habla de  personajes que dentro de un contexto muy interesante se asombran, luchan, se humanizan y descubren lugares, hechos y otros protagonistas que han estado ocultos en las entrañas de las tinieblas, es como una exploración de un mundo desconocido  mano a mano con el lector. Además no es una historia de buenos y malos, es una historia de malos y más malos.

-El contexto histórico, como mencionas, es fundamental en la novela, ¿podrías hablarnos un poco de él? ¿por qué sitiar tu historia en ese momento?

 La historia se desarrolla en el último cuarto del siglo XIX , que muy interesante en la medida en que no había sido explorado.  Pero, primero, quería rendir tributo al género western que me apasiona, y para hacerlo quedaba claro que tenía que alejarme de fenómenos sociales y políticos como la Revolución o la Independencia que ya se habían tratado en la literatura , además de que un rasgo significativo del western es que trata acerca de individuos: la importancia está en los personajes no tanto en las causas que enarbolan.

En fin, este periodo entre guerras , el último cuarto de siglo, le va muy bien al western debido a que  realmente no sabemos como vivían las personas de esa época. Mi novela no trata de iluminar sobre lo que estaban urdiendo caudillos, dictadores y generales en su palacio de gobierno, mientras tomaban brandy y fumaban puros caros, eso es para la novela histórica; yo quería gente al nivel del suelo y quería saber como coexistía esa gente, quería oler el miedo de los habitantes de la zona septentrional del país ante la posibilidad de una nueva incursión bárbara, escuchar gritar al sereno por las noches, oler las cabelleras sanguinolentas en las lanzas de los mercenarios que cobraban por pieza de pelambre arrancado  a indios hostiles. Yo quería vivir todo eso.

-¿Fue un proceso de documentación difícil construir ese mundo casi desconocido para nosotros?

Fueron tres años completos de viajes e investigación.  A la par de ello, construí este mundo. Mucha gente no se atrevió a narrarlo y estaba en la penumbra, yo estoy tratando de sacar a la luz ese tiempo obscuro, y que mejor que usar el poder de la literatura para hacerlo.  Y ,en efecto, la labor fue muy complicada  porque la gente que pobló la frontera de México con Estados Unidos, del lado americano en esos años, tenía al menos la facultad de leer y escribir para dejar testimonio de lo que estaba ocurriendo. Pero eso no estaba pasando del lado mexicano de la frontera, incluso me serví más de cronistas americanos que de cronistas nacionales para construir el escenario; pero, hubo muchos archivos del ejercito mexicanos en donde había testimonios de la guerra con los apaches, por ejemplo.  Además de que no existía manera de abordar el tema de una manera políticamente correcta debido a que se trata de narrar una violencia que es inherente a nosotros y creo que es un tema central del libro.

-¿Destacarías  algún dato que hayas integrado  a tu novela de esa investigación?

Encontré muchos que no se integraron directamente ,pero que ayudaron a entender de manera plena el contexto. Por ejemplo, me topé  con que en 1680 los indios pueblo se revelaron contra los franciscanos en la población de Taos, Nuevo México, luego de que estos les prohibieron rendir culto a sus muñecos cachina; los indios los masacraron, no sólo a los padres franciscanos sino a los soldados que los protegían o debían protegerlos. Sin embrago, no le encontraron un uso a lo que son estos pequeños caballos de origen árabe conocidos como mesteños o mustangs que venían con ellos y los dejaron correr libres por la llanura ,desde Chihuahua hasta Canadá. Estos animales se reprodujeron en grandes cantidades y fueron aprovechados por tribus de cazadores nómadas ,como los comanches ,que seguían el éxodo anual del bisonte americano o búfalo.

-¿Fue lo que los hizo tan aguerridos como los describes en Un pueblo llamado Redención?

El caballo mesteño no sólo hizo que tribus como los comanches o los mismos apaches fueran cazadores más eficientes sino también los volvió guerreros más eficientes ,y esto les permitió declararle la guerra al pueblo México. Aclaro que no era una guerra contra el gobierno sino una guerra contra la raza mexicana como tal. Estas tribus chichimecas son  lo equivalente a los barbaros, en la medida de que no eran nativos sedentarios, como lo fueron los aztecas, que en ese sentido fueron más fáciles de someter ,a una raza que se esta moviendo de un lado a otro y que además es altamente bélica. Esta guerra fue más o menos controlada gracias a una serie de presidios militares colocados a lo largo de la zona septentrional de México. El problema es que en 1821, cuando se consuma la independencia de México, estos presidios quedan abandonados por los españoles y los habitantes que vivían en esas zonas también fueron abandonando el lugar.

Lo que hizo a continuación un presidente como Santa Anna, por ejemplo, fue extender contratos a empresarios norteamericanos para que estos residieran en lugares como Texas, lo cual trae consigo la independencia texana, luego la guerra contra los Estados Unidos y la perdida del territorio.

Posteriormente, lo que ocurrió fue que en 1849 el legislativo de Chihuahua aprobó el pago de 150 pesos, a nacionales y extranjeros por cabellera arrancada a indio hostil, para 1850 el premio había subido a 200 pesos.

-De ahí nace uno de tus personajes principales…

Si, un mercenario que usa el botín ,producto de la venta de cabelleras de indios hostiles, para aprovechar la coyuntura y hacerse de terrenos a muy bajo costo en el norte de México, se llama Don Vicente Ildefonso Ponce de León Quijano y Castillo; un personaje con un nombre y una apariencia quijotescas, peros sus  ideales son todo menos románticos, a diferencia de El Quijote. De lo que él saca ventaja para comprar los terrenos, hipotéticamente, es que en 1856 el presidente Ignacio Comonfort promulga la  Ley Lerdo que ,entre otras cosas, desamortizaba las fincas rurales y urbanas ,en gran medida propiedad del clero, y esto para captar recursos para combatir a los franceses.

-¿De esa manera construiste a todos los personajes de tu obra?

Todos tienen una personalidad congruente con la historia, pero me gusta escribir sobre personajes renegados porque veo que con toda impunidad  se escriben y se escriben, sin exagerar, toneladas de literatura de escritores que hablan acerca de escritores, que viven en lugares llenos de escritores y son escritas para escritores, además de que se tratan cosas que nada  más le interesan a los escritores ,y ese es un estereotipo nefasto. Yo firmo como Hilario Peña, que más que ser un seudónimo, es una marca y una función, es decir, jamás voy a repetir el patrón. Por eso escribo a este tipo de personajes que me parecen dignos de ser tomados en cuenta y que muchas veces han sido olvidados.

-Sin embargo, una de las características del western es que maneja muchos estereotipos en cuanto  a personaje, escenarios, etc., ¿trataste de conservar esa esencia o revolucionarla en tu novela?

Yo no uso la palabra “estereotipos”, yo los llamo “arquetipos”. Y te  ayudan a conectar con el lector, hacen que de alguna manera se sienta en un terreno confortable ,que ya conoce. Creo que el objetivo  consiste en sorprenderlo, que cuando se sienta más cómodo lea algo que nunca ha leído. Es lo que pretendo hacer en esta obra y ,definitivamente ,uno los  retos para mi es rendir tributo a estas convenciones, a estos arquetipos, pero sin caer en los clichés.

-A la par hay, en Un pueblo llamado Redención un matiz de estilo épico que pareciese inspirado en las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, ¿qué hay de esto?

Es completamente cierto. De alguna manera tenía el concepto de un Quijote en el oeste. Quería rendir tributo a la novela de  aventuras, al Siglo de Oro, porque la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España es un clásico de la etapa junto con otras obras. También, quería que en la novela se viera la fascinación de uno de los protagonistas principales con los conquistadores; llámese Hernán Cortés, Pizarro o Díaz del Castillo, así como el Quijote tenía esta fascinación por los caballeros de armadura brillante, por el Mío Cid o la leyenda del Rey Arturo, él se ve como ellos, como un conquistador

-¿Marcas un precedente en el genero western en México?

No hay western hecho en México.  Veo novela de la Revolución o histórica ,pero no western. Además, una razón para incursionar en este género es que yo escribía novela policiaca y ,de repente, llegó la moda y me disgustó que se pusiera muy seria, todo era muy formal: ya no había mujeres fatales y cosas así. Todo era de periodistas sufridos que cargaban a cuestas la miseria humana y se volvió muy cruda y realista por lo que me alejé y llegué al territorio virgen del western hecho en México

-¿Por qué tendríamos que leer Un pueblo llamado Redención?

¿Acaso hay algo más elocuente de un jinete solitario surcando la gran llanura? Adicionalmente, me parece que es interesante porque hecha luz sobre un período muy oscuro de  nuestra historia que a la vez es clave para entender el presente. Considero también que pienso en mis lectores en el sentido de que voy a expresar lo que tengo en mi interior de una manera que te pueda entretener , conmover y divertir; no escribí el libro que quise escribir, sino el que quise leer.

 Con una novela de samuráis o terror en su bolsillo futuro, Hilario Peña se pone sus gafas obscuras, ahora no sé a donde mira, pero seguramente estará preguntándose por donde se va a Redención desde la Condesa.