Juan Antonio Rosado, doctor en letras por la Universidad Nacional Autónoma de México, es narrador, ensayista, poeta, cuentista, crítico literario e investigador literario; además, un gran diestro de música en su sangre corre herencia ferviente del compositor puertorriqueño Juan Antonio Rosado padre, y su madre, la pianista Lourdes Zacarías Azar. Sus trabajos de ensayo, poesía, crítica literaria y reseñas han sido publicados en diversas revistas nacionales e internacionales. En el año de 1998 la Universidad Nacional Autónoma de México lo distingue con la Medalla Alfonso Caso por Mérito Académico, para el año 2000 el Premio de Ensayo Juan García Ponce y a final del año 2016 su proyecto El miedo lejano y otras fobias. Cuentos reunidos es seleccionado por el Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fonca, libro que nos ocupa.

Cuando emprendemos a leer una historia perseguimos en nuestra lectura a primera vista la curiosidad del título por saber en primer término de cuál será el acontecimiento, si éste nos dará una lectura de asombro por el hecho de leer como está escrito, como va entretejiendo la historia, esa historia extraordinaria desde la apertura claro ejemplo lo enfatiza el propio libro de Rosado El miedo lejano… ¿Cuál miedo lejano? Y otras fobias, ¿Cuáles fobias? El miedo, esa alteración viva y brusca que precede un discernimiento de peligro sea real o un imaginario, esa aversión oriunda a un riesgo, intimidación sin excepción de todo ser vivo. Esa expresión de sentencia es el terror acompañado con la ansiedad. Las fobias, representación del miedo agudo, un trastorno de salud emocional o psicológica que se libera ante acontecimientos u objetos específicos.

El trabajo artesanal del cuentista es hacer que los ávidos lectores aprecien esa curiosidad y expectación inaugural, que se engrandezca a través de los matices escrupulosos y logren con su asimilación captar la intriga o suspenso. Esto lo sabe muy bien el académico mexicano Rosado Zacarías.

Una tensión de incertidumbre asemejamos con el protagonista y sus antagonistas, por medio de sus acciones observamos la inmediata curiosidad de intriga, el querer saber qué pasará, cuál será su desarrollo adentro de la trama o afectación del personaje; el autor nos mantiene en suspenso, recrea una angustia bien armada, un peligro destinado, como leemos en el apartado “De la urbanidad” y el cuento sórdido “Ecce homo”, aquí un fragmento: “Javier volvió de un prolongado coma en el Hospital San Martín. En su extrema debilidad, sojuzgado por un dolor físico que a cada segundo le decía que nunca lo dejaría después de aquel accidente, aún no razonaba que le habían tenido que amputar los cuatro miembros ni que había perdido un ojo. Sólo el tronco macilento y el consuelo de una diminuta ventana al mundo lo mantenían respirando”.

Suspenso, otra característica que distinguen sus cuentos breves, entrelaza lo que va a ocurrir más adelante, esa expectación impaciente y ansiosa por cada acción del protagonista con sus acciones, los antagonistas van desarrollando la trama, nos muestra un cortometraje cinematográfico donde nos emocionamos como espectadores, deseamos leer el próximo desenlace ¿Qué va ocurrir? En estas historias domina el suspenso, lo agranda con las emociones más angustiosas, sórdidas, cargadas de un humor ácido. Leamos otro fragmento de “Ecce homo”: “Sin piedad, el homicida se acercó y detonó el arma dos veces más en el corazón, para cerciorarse. Guardó la pistola y se retorció las manos, haciendo crujir las articulaciones. ‘Muy bien’, se dijo. Con cuidado, se aproximó al cuerpo. Le quitó el gafete y se lo colocó. Nadie sospechará que es un extraño. Era imprescindible hacerse pasar por el médico que atendía a esa basura humana, a ese canalla”. Este cuento colmado de crueldad, acompañado de baldosas psicológicas, es un cuento que el autor resguardó veinticuatros años en el baúl, su título una abertura evangélica —que ironía—, donde retrata al hombre vulnerable a su vez de mucha templanza.

Historias que vulneran los acostumbrados estándares de la literatura de ficción, terror con una exquisitez de ironía. Felicidades al doctor Juan Antonio Rosado por este asombroso libro.