“La escuela se convirtió en mi salvación y me aferré al conocimiento para escapar de casa”

“Cuando era niña fui malísima en todas las materias, salvo en matemáticas, y aunque en esa época había pocas mujeres estudiosas de la ciencia, supe que me dedicaría a esa área”, expresa Julieta Fierro Gossman, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM.

En entrevista para UNAM Global, la reconocida astrónoma recuerda sus inicios en la física. Evoca que su primer acercamiento se dio de pequeña con unas enciclopedias que había en su casa, donde leyó sobre tecnología y ciencia. “Ahora le agradezco a mi papá que haya comprado esos libros”.

Al preguntarle si tuvo obstáculos en su camino por la ciencia, Fierro responde que jamás fue discriminada por otras personas. No obstante, halló algunas dificultades en casa.

Su padre fue un médico militar que le encantaba la ciencia y su madre falleció cuando ella tenía 13 años. Además, tenía cuatro hermanos y dos de ellos eran pequeños (dos años y otro de once meses con síndrome de Down).

En ese momento, cambió radicalmente su vida. Narra que su papá se quedó viudo con tres hijos adolescentes y dos bebés. Entonces, él trató de convencer a su hermana y a ella que por ser mujeres debían cuidar a los más pequeños y olvidarse de los estudios.

Entre risas cuenta que tuvo una etapa de rebeldía terrible. “La escuela se convirtió en mi salvación y me aferré al conocimiento para escapar de casa”.

Desde entonces, la ciencia la motivó para ser una mujer libre y buscar su felicidad. De hecho, ella opina que en la investigación no hay prejuicios de género, porque es una actividad que sólo busca respuestas. “Para ser científico o científica hay que ser libre”.

Fierro Gossman apunta que en su camino pensó en estudiar matemáticas, pero su hermana le dijo que era muy “tontita” para esa materia, que mejor se dedicará a otra área como la física, aunque no le gustaba mucho la idea le hizo caso.

Al ingresar a la Facultad de Ciencias de la Máxima Casa de Estudios, recuerda que nunca tuvo dificultad, era dedicada y estudiaba los temas antes y después de clase para entender todo. Siempre tenía buenas calificaciones.

Desde el sillón de su departamento, rememora que alguna vez tuvo tropiezos por presumida al pensar que ya lo sabía todo. “Eso es lo peor que le puede pasar a uno, creer que sabe, porque en ese momento dejas de aprender”.

¿Cómo se acercó a la astronomía?

De joven y al caminar por su facultad, Fierro Gossman se encontró con un anuncio donde se especificaba “Carrera de astrónomo”, ella recuerda que el texto estaba equivocado porque no existe tal carrera, uno debe estudiar antes una licenciatura para especializarse después.

No obstante, recordó los libros de su casa con unas imágenes de galaxias que chocan y se dijo: “Eso debe ser fantástico”. Así, se inscribió a materias optativas de astronomía y tomó clase con el reconocido investigador Manuel Peimbert.

Desde entonces le fascina la astronomía, “cuando la vida trae problemas difíciles y en ocasiones una se siente descorazonada, me acercó a la ciencia, veo revistas de divulgación y me sorprende tanto que se me olvida la desazón”.

Sobre su amor por la astronomía refiere que se trata de una ciencia que invita a las demás ciencias. “Si uno se dedica a esta área necesita saber biología para entender la vida extraterrestre, de la química para conocer la evolución de las estrellas, además de la física y matemáticas para razonar sobre la vida del universo”.

Fierro Gossman confiesa que en ocasiones siente desesperación cuando la astronomía no se divulga lo suficiente “porque pienso que las personas no se enteran que existen estas maravillas”.