El tema Trump empieza a hartar a los estadounidenses y a muchos más. El octogenario Gay Talese, el famoso periodista y novelista, uno de los pioneros del New Journalism en el vecino del norte, declaró en reciente entrevista con motivo de la traducción al español de su libro El Puente, que el presidente Donald Trump se “ha comido” a la prensa estadounidense: “así es, Trump, Trump, Trump todo el jodido día. El periodismo hoy, sobre todo en Washington, no es más que la vieja historia de los rusos, las elecciones, la investigación de Mueller…No saben escribir sobre otra cosa porque Trump provoca el máximo interés, es el hombre más famoso del mundo. Hace muchos años lo fue Muhammad Ali, pero ahora es Trump. Da igual que sea el mayor criminal o el más estúpido del mundo. Eso no importa…Para mí, la historia increíble sobre él es cómo se mantiene cuerdo. Cómo no se pega un tiro en la sien. Todo lo que se lee sobre él es negativo. Todo está mal…Cómo vive Trump con todo eso”. El problema es que como están las cosas, todavía hay Trump para rato. Ni modo.

Sin embargo, la más reciente matanza en el Instituto Marjory Stoneman Douglas, de Parkland, Florida, el miércoles 14 de febrero, Día de San Valentín –fecha que de ahora en adelante tendrá en Estados Unidos de América (EUA), otro motivo menos amoroso para ser festejada–, podría encaminar que la opinión pública estadounidense reclame con mayor fuerza la hasta ahora imparable venta de armas de todo tipo, comercio que se ampara bajo la segunda enmienda de la Constitución y de la que es fanático el actual presidente Donald John Trump. Esta ilusión podría ser factible por la indignada reacción de los estudiantes, mentores y padres de dicho instituto donde fueron asesinados 14 adolescentes y tres adultos por Nikolas Cruz, de 19 años de edad,  un ex alumno (que había sido expulsado por su anómalo y violento comportamiento racista y afición por las armas) que entró en el plantel disparando decenas de balas con un fusil de asalto que usan las fuerzas armadas.

Los estudiantes supervivientes y sus maestros y padres, en medio de los funerales se organizaron con el propósito de no dejar pasar la oportunidad de presionar a la clase política –especialmente al presidente Donald Trump y a las autoridades estatales–, para controlar, en la medida de lo posible, el sangriento mercado de las armas que tanto aprovecha la belicosa Asociación Nacional del Rifle (NRA), cuyo lobby se maneja a discreción en los congresos federal y estatales con la premisa de que los estadounidenses “gozan del derecho divino de poseer y utilizar todo tipo de armas”.

En esta ocasión, las secuelas del brutal asesinato parecen ir más lejos que en ocasiones anteriores. Ha surgido un movimiento espontáneo, avivado por los supervivientes y sus padres. Como Anthony Borges, estudiante de secundaria de 15 años de edad, que se recupera de cinco balazos: tres en las piernas, una en la espalda y otra en la cabeza. Además, 2018 es un año electoral en la Unión Americana. Elecciones que, en principio, el Partido Republicano parecía tener todo a su favor para renovar su mayoría en el Congreso de la Unión, ahora afronta el peligro cierto de sufrir una seria derrota.

Por primera vez en décadas, un segmento importante de los votantes estadounidenses parece homogéneo para exigir un control –con sentido común–, a la venta indiscriminada de armas de fuego, la Generación Z, es decir, los nacidos entre, aproximadamente, 1997 y 2007, capaz de conectar y movilizar en segundos a miles de estadounidenses mediante el experimentado manejo que demuestran los usuarios de las redes sociales.

Lo interesante del caso es que este grupo no es activo políticamente. De hecho, muchos ni siquiera pueden votar todavía. Son adolescentes –hastiados de que los “políticos” les “expliquen” que no tienen derecho a quejarse cuando alguien dispare a lo loco en un colegio de primaria, High School o universitario–, que salieron a la calle el miércoles 21 de febrero en prácticamente todo el país a manifestar sus rechazo a la venta libre de armas. Convocaron a una concentración para el sábado 24 de marzo en Washington con el lema Marcha por nuestras vidas. Acto que encabezarán varios de los supervivientes como la joven de origen cubano Emma González, de 18 años de edad, pero también personajes como el director de cine Steven Spielberg, el actor George Clooney y la comentarista y empresaria de televisión Oprah Winfrey, que anunciaron cada uno de ellos donarán 500,000 dólares para dicha concentración.

La espontaneidad de la marcha es clara. Como tal, no todos la ven con buenos ojos. Algunos la acogen con escepticismo, cuando no la insultan, como comentaristas republicanos de zonas rurales, donde se concentra el apoyo a la NRA. No obstante, los adolescentes del Instituto atacado ya lograron, por primera vez en 24 años, que en EUA se haya tomado una medida para controlar, mínimamente, las armas que circulan por las calles. El martes 21 de febrero, Donald Trump prohibió, por decreto, “todos los dispositivos que convierten armas legales en ametralladoras”. Un editorialista de filiación demócrata, al respecto comentó: “El país con un presidente adolescente de 72 años tiene ahora su vida política pendiente de los adolescentes de verdad”.

No es esta la única imagen de que una inesperada reacción adolescente haya sacudido la pétrea manera con la que el Tío Sam había enfrentado, hasta ahora, su gran encrucijada: la de las miles de muertes violentas que asume cada año como si se tratara de una maldición bíblica, como referencia a la Biblia, el libro sagrado que preside buena parte de la vida cotidiana de los estadounidenses.

El miércoles 21, en la Casa Blanca, el mandatario afín a la NRA recibió a una representación de alumnos, padres y profesores de la Marjory Stoneman Douglas High School. Un encuentro en el que Trump volvió a demostrar su insensibilidad ante grupos que no le rinden pleitesía como a él le gustan. Trump, visiblemente incómodo, reaccionó con propuestas como la posibilidad de armar a los profesores que tuvieran capacitación y destreza para usar armas de fuego. La reacción fue inmediata. El mentiroso mandatario, volvió a irse por las ramas, acusando del problema a las personas con disturbios  mentales, por lo que su “respuesta” no fue al centro del asunto. El debate, una vez más, está abierto en canal.

Que la reacción estudiantil haya surgido en el corazón de la Florida, uno de los estados más conservadores de la Unión, y no en las grandes urbes de las costas de los United States of America, de mayoría progresista, apoya la autenticidad de un movimiento bautizado por sus promotores como “Never Again” (“Nunca jamás”). Incluso, hasta el gobernador de la Florida, Rick Scott, también republicano, lo secundó…

Las reacciones han ido a más de lo meramente político. Como resultado de la matanza del Día de San Valentín en la infortunada escuela de la Florida, varias importantes compañías contaron sus nexos con la Asociación Nacional del Rifle, sin importarles los 5 millones de miembros del lobby de armas. Grupos como Symantee, propietario de Lifelock y Simplesafe, dedicados a la producción y venta de sistemas de seguridad, ya lo hicieron. Y las aerolíneas Delta y United Airlines –dos de las más importantes en su ramo en EUA–, anunciaron que ya no ofrecerían descuentos a los miembros de la organización en sus convenciones anuales. Ambas empresas anunciaron a la NRA que elimine referencias a sus marcas en su sitio web. Algo similar hicieron las arrendadoras de automóviles Hertz y Avis. Y el First National Bank of Omaha ya no renovará la tarjeta de crédito de marca compartida que tenía con la asociación. Este banco es uno de los principales emisores de tarjetas de crédito en EUA. Hicieron lo propio otras empresas como Enterprise –de la Hertz–, las compañías de seguros Metlife y Chubb, y la sociedad de seguridad informática Symantec que avisaron no seguir asociados a la NRA. Asimismo, Bank of America, uno de los principales bancos estadounidenses comentó que revisaría sus relaciones con los fabricantes de armas.

En las redes sociales aumentaron las protestas contra la NRA. El viernes 23 de  febrero y el sábado 24, #BoycottNRA fue tendencia en Twitter en EUA. Ojalá y la tendencia continúe. Los estudiantes de Parkland y de otras lugares intentan mantener viva  la llama con la que pretenden asegurarse de que sus compañeros no murieron en vano. VALE.