Hace más de 50 años que no se escuchaba tanto de un dirigente ruso. En los años treinta, Josef Stalin fue el responsable de fortalecer la Unión Soviética. Su dictadura quedó demostrada durante los 31 años que estuvo en el poder aplicando todo tipo de correctivos para lograr un pueblo ajustado a su semejanza. Lo hizo aunque en ello le valiera usar técnicas siniestras como someter a sus enemigos a trabajos forzados, exiliar a intelectuales e inconformes e, incluso, asesinándolos cuando fuera necesario para librar su política de problemas.

En los años sesenta, el carácter de Nikita Kruschev exhibió a una nación soviética  que iría por todo en cuanto a su reposicionamiento geopolítico. Este domingo, Vladimir Putin se convirtió en el tercer hombre más longevo en el poder en Rusia, al lograr una victoria sin problemas de 76.66 por ciento en unas elecciones que le permitirán gobernar hasta 2024.

En estos comicios participaron más de 73 millones de personas, que conforman 67.47 por ciento del electorado, de los cuales cerca de 58 millones le dieron su aval para seguir al frente del gobierno. Introvertido, casi siempre hermético, Putin logró batir sus propios récords al superar por 8.8 millones de votos a su rival más cercano, Pavel Grudinin, el aspirante de los comunistas, apoyado por 8.6 millones de rusos (11.80 por ciento de los votos).

Putin fue a las urnas en medio de fuertes críticas internacionales por la muerte del exespía ruso Sergei Skripal, quien resultó muerto por un ataque de gas nervioso que hizo recordar los ajusticiamientos políticos que practicaba la Unión Soviética. Putin ha negado esta acción y ha pedido que se le presenten pruebas contundentes, pero en realidad, lo que más le preocupa a Gran Bretaña es que la mano larga del Kremlin pueda infiltrarse en cualquier país, sin considerar a los propios gobiernos.

Para analistas internacionales como el uruguayo Jorge Majfud, este tipo de ejecuciones no solo son una constante de Rusia, sino de la mayoría de los países que así buscan eliminar a sus adversarios políticos.

 

No el más poderoso, pero sí el más listo

¿Qué retos implica para la comunidad internacional tener a un líder como Vladimir Putin, considerado por muchos como el hombre más poderoso del mundo?

Vladimir Putin no es el hombre más poderoso del mundo. Puede ser el más listo, como ha quedado demostrado en sus interferencias en las elecciones de otros países (nada nuevo en la historia, si no consideramos los medios usados; Estados Unidos y Gran Bretaña siempre fueron expertos en esa materia) y hasta en la toma de provincias, como Crimea, sin que la comunidad internacional se atreva a mover un dedo. Lo suficientemente listo como para no continuar su avance, como sí lo hizo Hitler luego de tomar Austria sin que nadie, ni las potencias mundiales de entonces se atreviesen a tomar medidas concretas. Pero Putin no es Hitler. Entre otras cosas porque es mucho más listo.

Sin embargo, por las limitaciones de su gran país (económicas, demográficas, geográficas, etc.), no es hoy el líder más importante del mundo. Si hay que señalar uno, ese es claramente Xi Jinping, desde hace poco presidente comunista-capitalista de por vida en la superpotencia asiática. La diferencia es que Putin, aparte de representar a la derecha nacionalista en Rusia y a la izquierda internacionalista fuera de Rusia, tiene una mayor presencia mediática en la prensa occidental, la que ignora, al igual que sus gobiernos, algo que hemos señalado desde hace dos décadas: el gran desafío para Estados Unidos no es el terrorismo islámico que lo mantiene absorbido y distraído, sino la sobrevivencia de su supremacía (empezando por la economía y, más tarde, siguiendo con los mares del sureste asiático) desafiada por una potencia que quiere y puede competir por un mismo objetivo: la supremacía económica y militar: es decir, China.

Ni siquiera Corea del Norte representa una amenaza a su hegemonía, más allá de algún conflicto concreto y su defensa-ataque basado en sus supuestas armas nucleares. En realidad, el espacio más importante de cualquier conflicto actual es la ciberguerra, aunque Rusia posea el segundo arsenal nuclear más importante del mundo. El progreso en Big Data y en Inteligencia Artificial determinarán la realidad del siglo XXI. En este campo, China está haciendo progresos acelerados. Partió de años de robo de propiedad intelectual y, en este momento, se encuentra en situación de continuar creando conocimiento por cuenta propia. En materia geopolítica, en materia de ajedrez internacional, todo lo demás son distracciones.

¿Cuál es el panorama de Rusia en el ámbito geopolítico, sobre todo teniendo a un Donald Trump que lo admira?

El mayor poder de Rusia está en Europa. Europa (sobre todo Alemania) y Rusia han mantenido una relación de amor-odio desde hace un par de siglos, desde Napoleón hasta Merkel, pasando, obviamente, por Hitler. Europa no puede vivir con Rusia pero sin Rusia tampoco. En esta medida Estados Unidos ha tolerado a Rusia hasta ahora.

Con Trump la relación se ha convertido en una admiración personal, la cual, como todo, tenía previos vínculos económicos y de negocios. Trump es un actor irrelevante. Absolutamente mediático, pero irrelevante. Una actriz porno o cualquier otro personaje menor de la política tendría la suficiente capacidad de tumbar a Donald Trump. Ninguna de estas mujeres que pueden ponerlo contra las cuerdas tendría un chance mínimo ante Putin ni ante Ji Xinping. ¿Por qué? Porque, más allá de la dictadura internacional, Estados Unidos todavía tiene instituciones propias de cualquier democracia liberal, algo que está en claro conflicto con un Trump, que se sentiría en Rusia o en China como pez en el agua. Progresivamente, Trump irá perdiendo relevancia política e internacional incluso dentro de su propio partido. Si no lo tumba una prostituta, lo tumba una simple recesión económica. Trump, en su delirio, sueña con ser el Putin americano (incluso manifestó que eso de la reelección indefinida era un tema que los estadounidenses debían considerar. Obviamente nosotros, no los otros; los blancos de Estados Unidos o de Europa, no los primitivos caudillos latinoamericanos).

 

Jorge Majfud.

La muerte del exespía, una práctica rusa

La muerte de un exespía ruso en GB recuerda mucho las ejecuciones que hacía la Unión Soviética, ¿estamos viendo un regreso a esos tiempos de conflictos fríos con el exjefe de la KGB?

No solo era una práctica de la antigua Unión Soviética sino de la Rusia más actual. Pero no debemos olvidar la hipocresía occidental también. ¿Cuántas muertes, asesinatos individuales y en masa fueron consecuencia directa o indirecta de gobiernos civilizados occidentales? Bastaría con echar una mirada a la historia en América Latina, en África y en Asia, que es como decir el resto del mundo. No tendríamos espacio aquí para enumerar brevemente todas las atrocidades cometidas y las brutales dictaduras instauradas en nombre de la libertad y la democracia. Y no solo la historia. Casi todos los conflictos actuales, como el caos en Irak y Oriente Medio, como la tragedia en Siria, el antiguo conflicto palestino-israelí y tantos otros tienen a las mayores potencias occidentales como actores fundamentales. Otras potencias, como Turquía (viejo miembro de la OTAN) y Rusia juegan el mismo tenebroso y no menos criminal juego de intereses geopolíticos. Aquí no hay santos. Solo escorias en el gran teatro del poder económico-militar. Cada uno con sus nobles y conmovedoras justificaciones.

El entrevistado es internacionalista y geopolitico por la Universidad de la República del Uruguay y por la University of Georgia.

Ana Teresa del Cid.

Putin es de fuerte temperamento: Ana Teresa del Cid

Ana Teresa del Cid es doctora en relaciones internacionales por la Universidad Autónoma Metropolitana. Es catedrática de la materia en el plantel Xochimilco de esa institución académica. La internacionalista mexicana coincide en que el perfil de Vladimir Putin corresponde al de un hombre con fuerte temperamento, que posee amplia experiencia en espionaje e intrusiones informáticas pero que, a su vez, no duda en vestir la casaca nacionalista o patriótica que es, a final de cuentas, lo que Rusia escogió nuevamente para los próximos seis años en el Kremlin.

 

Busca un Estado fuerte

La mayoría de los medios informativos internacionales señalan que Vladimir Putin compitió en unas elecciones que prácticamente estaban a su altura y cuyo resultado ya se esperaba desde antes del proceso. ¿En que panorama se dieron las elecciones en Rusia?

Las elecciones presidenciales en Rusia son un claro síntoma de que Rusia continuará con su plan de reposicionamiento mundial. Si consideramos este país desde el fin de la Unión Soviética en 1991, vemos claramente que el pueblo ruso está en la misma sintonía que su actual gobernante Vladimir Putin.

Putin ha representado un enigma desde su llegada al poder, principalmente porque es un político que ha buscado un fortalecimiento en todas las esferas del desarrollo mundial y mantener a Rusia en el exclusivo ranking mundial. Ya desde antes de llegar al poder, era un prorruso que prefirió ante todo poner el orden que su país había heredado de la desintegración del bloque soviético. Por eso, una vez que logró llegar a la jefatura de gobierno, tras una administración banal de Boris Yeltsin, Putin ya tenía un plan de nación que era convertir Rusia en un Estado fuerte, revitalizando su alicaída economía.

El reto no era fácil, ya en los años noventa, el producto interno bruto (PIB) casi disminuyó a la mitad, constituyendo un décimo del estadounidense y un quinto del chino.

El panorama industrial también era caótico, parte de las materias primas y del sector energético, la productividad rusa era de 20 a 24 por ciento comparada con la de la Unión Americana.

La situación de la población era precaria. Los ingresos reales se redujeron como consecuencia de las duras medidas impuestas por Occidente para concretar lo que llamaban un ruta de traspaso a una sociedad más abierta. El ingreso monetario total de la población era menos del 10 por ciento del estadounidense. La salud y la expectativa de vida habían declinado de una norma de 70 años para los hombres a 57 años en 1999.

Rusia perdió —durante los diez años siguientes al derrumbe de la Unión Soviética— el poderío que lo había convertido en un importante rival de Occidente. Cabe destacar que su estabilización se ha logrado por los planes de fortalecimiento de Putin, un gobernante del que nadie esperaba nada, pero que supo estar en el momento preciso para ubicarse al frente de su nación.

Es ese el panorama de las elecciones presidenciales que se realizaron casi veinte años después de que Putin se encuentra en el poder.

Se lanzó como independiente

¿Quién es Putin para el pueblo ruso?

Es la carta más idónea que pudo tener en los comicios. Es un patriota que ha logrado poner orden en la inestabilidad que siguió al derrumbe soviético.

Estas elecciones reflejaron más bien que el pueblo ruso no tiene una opción mejor que Putin. Al menos él ha lanzado un plan de trabajo que ha permitido a Moscú recuperar la fama de potencia mundial.

Sus rivales más cercanos, Guennadi Ziuganov, el jefe del Partido Comunista de Rusia, y Pavel Grudinin, el candidato promovido por esa organización, reconocieron horas después de los comicios la victoria del hombre fuerte del Kremlin. Incluso, el político populista Vladímir Zhirinovski, quien quedó en tercer lugar, no tuvo más remedio que aceptar la situación, aunque también denunció irregularidades en el proceso electoral.

Cabe destacar que, en esta ocasión, Putin descartó presentarse como abanderado de Rusia Unida, el partido que lo abrazó durante la mayor parte de su gobierno, para postularse a la reelección. Por el contrario, se presentó como candidato independiente, lo cual lo exhibió aún más como una opción fuerte.

¿Qué se puede decir de Vladimir Putin, sobre todo de su perfil psicológico en momentos en que el mismo Donald Trump le profesa admiración y los medios lo consideran como el hombre más poderoso del mundo?

Vladimir Putin es un político audaz. Tiene toda la preparación estratégica que le han dado los servicios de inteligencia tanto soviéticos como rusos. Es alguien cuyo carácter es fuerte y lo dirige a mantener un gobierno de recuperación nacional, pues para él las prioridades de Rusia no acaban con los movimientos de reabsorción de su territorio, sino de limpieza política, económica y empresarial.

Es un hombre que asume que Rusia seguirá siendo considerada como enemigo de Occidente, y por eso enfoca sus estrategias políticas en el fortalecimiento de su industria, la cual pasa desde varios sectores estratégicos, como la industria aeroespacial, fabricación de armamento de distintas clases, investigación espacial, etcétera.

No se doblegará

¿Cuál es la visión de Putin en el panorama geopolítico?

Putin tiene una clara visión de que Rusia no puede doblegarse simplemente al resto de las potencias occidentales, simplemente esta buscando crear un cinturón de seguridad en torno a sus fronteras metropolitanas, a las cuales la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se ha estado acercando mucho desde comienzos de 2000. De las 15 repúblicas que conformaban la Unión Soviética, después de 1991, tras el colapso del mundo socialista, los Estados bálticos de Lituania, Letonia y Estonia se adhirieron al pacto atlántico. Esto significó un golpe muy duro para el orgullo ruso que, a partir de entonces, estuvo expuesto a este tipo de acciones por parte de un Occidente que lo trataba como un enemigo y que quería realmente debilitarlo en todas las formas.

Con Putin y a partir de la primera y segunda guerras de Chechenia, comenzó el proceso de reabsorción de la nación rusa, reforzando sus posiciones en la zona del Cáucaso, que estaban en la mira de Estados Unidos y Europa por el gran potencial de hidrocarburos que tiene la región. Esas repúblicas de Uzbekistán, Kirguistán y Daguestán son del interés pleno de las potencias occidentales. Por tal motivo, Putin ha ideado una política que le ha permitido recuperar posiciones para salvaguardar la seguridad de esas zonas estratégicas. Prueba de ello ha sido la reabsorción de Crimea, que le valió que Washington y la Unión Europea le impusieran sanciones económicas que aún le siguen afectando. En este aspecto, Putin ha sido el hombre que ha llevado el orgullo ruso a los frentes económico y financiero. Logró desarticular a la mafia de financistas que solo saqueaban los hidrocarburos del país, Recuperó el sector energético de tal manera que ahora tiene a países como Alemania en la palma de su mano, ante la necesidad de adquirir el gas y petróleo que requieren para mantener activa su sociedad.