Karina Castro

De acuerdo con José Vasconcelos, “hay escritores que son hombres de letras a quienes preocupa el estilo”, mientras que otros son “hombres de ideas que sienten la necesidad de manifestar grandes cosas e interesan al lector”. En sus Avatares, Rosado demuestra que es posible conciliar ambas cualidades. Sus ensayos exhiben una notable capacidad analítica y reflexiva, así como cuidado de la forma, intención estética. Libro original, propone nuevos enfoques para aproximarse a célebres obras y autores, establece relaciones, lanza preguntas, dialoga, presenta nuevas lecturas e invita al lector a debatir y reflexionar.

Una parte del libro contiene tres grandes temas: Ignacio Manuel Altamirano, José Vasconcelos y la comparativa entre Alfonso Reyes y Martín Luis Guzmán; otra se compone de ensayos breves, pequeñas joyas para el interesado en el vasto y diverso mar de la literatura mexicana, que han aparecido en revistas y suplementos. Así transitamos por episodios de la historia literaria, cultural y social de México. En el recorrido, a veces nos acercamos al texto académico y otras al periodístico. Sin embargo, los ensayos poseen lo mejor de ambos mundos y se despojan de los límites de cada uno: del anquilosamiento y la rigidez en el caso del académico, y de la estrechez de estilo y el afán informativo en el caso del periodístico. Con un tono cerca del conversacional, el autor nos conduce de anécdotas a datos, de datos a personajes, de personajes a obras, de obras a análisis, como en una charla de café, lo que apreciarán estudiantes, profesores y entusiastas de las letras.

Altamirano, Guzmán, Reyes y Vasconcelos convergen en su preocupación por lo mexicano, interés que adquiere dimensiones universales por lo trascendente de sus aportaciones. El autor navega por distintos temas sin dejar de dialogar ni acudir a los avatares como faros o puntos de referencia. Uno de los ensayos más propositivos, “Revolución y revelación”, aborda la narrativa de la revolución a partir de la de aprendizaje, e interpreta como paralelos la formación de la identidad individual y la formación del país, es decir, el proyecto de nación de cada autor.

Los ensayos de la segunda parte poseen brevedad y fluidez: asombra la capacidad de Juan Antonio Rosado para abordar temas tan vastos sin extenderse. Según el filósofo Theodor Adorno, el ensayista no se interrumpe cuando ya no queda nada por decir, sino cuando siente que llegó al final, que terminó de decir lo que el tema le reveló a él y lo que él comprendió. En Avatares se destaca el ensayo sobre Octavio Paz, quien teoriza sobre la poesía desde la poesía; allí Rosado teoriza sobre Paz desde la poesía, pues como contagiada por el ímpetu poético y vitalista, su prosa se poetiza, adquiere ritmo, se llena de imágenes, repeticiones y aliteraciones, y alcanza el clímax ensayístico.

El autor viaja de los primeros coqueteos de las letras mexicanas con el erotismo, a exponentes como Rebolledo y García Ponce. Hacia el final, resuena Altamirano en la comparación de la infantil idealización del objeto deseado en Las batallas del desierto de José Emilio Pacheco, con el tratamiento del tema en Beatriz del autor decimonónico. La intención del ensayista no es agotar temas ni establecer verdades; incluso remite al lector a obras especializadas por si desea profundizar más. Lo que pretende es compartir meditaciones, lecturas, obsesiones, interpretaciones, y entablar un diálogo entre pasado y presente, entre autores y lectores, entre obra y obra. Sus ensayos reflejan conocimiento y aprecio de la literatura mexicana, que sin duda contagian al lector.

Juan Antonio Rosado, Avatares literarios en México. UACM (Colección Al Margen), México, 2018; 516 pp.