Tras la victoria que obtuvo el 1 de julio pasado, Andrés Manuel López Obrador ha logrado acaparar la agenda mediática y empezar a ejercer el poder, en tanto que la discreción se ha convertido en la característica del presidente en funciones.

Siempre! consultó a especialistas para conocer qué implicaciones tiene lo que el país está viviendo con dos presidentes, uno de los cuales sin haber recibido la constancia como mandatario electo, pero ya influyendo en la agenda pública.

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Para Leonardo Curzio, analista y conductor de radio y televisión, lo que estamos presenciando es parte de una reconfiguración completa del sistema de partidos.

“Estamos en transición a algo, estamos viendo la reconfiguración completa del sistema de partidos, obviamente es un poco extraño porque buena parte de lo que se presenta como nuevo, Morena, en realidad está hecho con deshechos del ADN del sistema anterior, es nuevo y no es nuevo; tenemos el gabinete más añoso de la historia, no es que estemos ante una explosión juvenil, sino que tenemos un promedio de edad elevado, una parte de los que han sido nombrados tienen más de 65 años, en consecuencia no es nuevo pero es una nueva reconfiguración, es como un nuevo rompecabezas, no es una restauración en el sentido estricto, es algo que tiene elementos novedosos, pero al mismo tiempo tradicionales”.

En su opinión, se trata de una situación inédita.

“Estamos auténticamente en una zona gris, una zona que como dices tienes un presidente que todavía está en funciones y está absolutamente borrado, y tienes un presidente, digamos, protoelecto que todavía no asume ningún cargo y ya está tomando todas las decisiones y, déjame decirte, pagando facturas, peajes, que no le corresponden todavía a quien no puede tomar decisiones”.

Curzio consideró que este momento es propicio para que los partidos se reinventen.

“Debemos reinventar absolutamente el sistema de partidos, en primer lugar empiezo por el partido del gobierno. Para López Obrador el gran tema es pasar de un partido personal, ligado a su persona en todos sus elementos, a un partido con relativa institucionalidad, autonomía en el Congreso y que pueda funcionar como partido y no como polea de transmisión del presidente; y luego el resto de los de oposición, los que podríamos llamar socios de López Obrador, el PT y el PES, este último sin registro, ver qué papel va a jugar, si va a ser parte de la maquinaria del presidente, si tiene cierta autonomía; para el PAN, naturalmente su vocación opositora está definida, y el PRD y el PRI deben pensar si subsisten o no; no la tienen fácil porque ninguno de los dos tiene un espacio político claro como para reproducirse”.

Asimismo, consideró que, de aquí a diciembre, López Obrador sufrirá un desgaste sin haber tomado posesión.

“Creo que está pagando peajes innecesarios para alguien que todavía no ha tomado el poder. Tienes un presidente protoelecto que ya cambió tres veces de opinión sobre el aeropuerto, que le enmendó la plana a Jiménez Espriú, que tuvo que relevar a un secretario de Relaciones Exteriores nada más empezar, en tanto creo que esto de estar gobernando antes de empezar a gobernar es una mala cosa para López Obrador, en términos de que estás pagando la cuenta antes de pedir la comida, obviamente tiene a su favor que tiene la agenda pública, la está dominando claramente, su poder se va a desgastar como lo va a desgastar a él, como a cualquier otro, y esto de subirse al coche antes de que empiece a rodar no creo que sea buena idea, está pagando anticipadamente costos que no debería pagar”.

Finalmente, indicó que no espera cosas positivas de lo que al principio de la entrevista calificó como zona gris.

“Ni idea, posiblemente releve a buena parte de los que están, centralice más, les enmiende la plana, empiece toda la disputa por el tema del manejo del presupuesto, que tampoco va a alcanzar para tantas cosas”.

Demasiada prisa

Raúl Trejo Delarbre:

“Tiene demasiada prisa y no creo que esto sea recomendable tratándose de una transformación tan ambiciosa como la que dice el presidente casi electo que quiere emprender. Por supuesto que hay exigencia y expectativa de la opinión publicada para que se den a conocer nombres, decisiones, proyectos y plazos, pero creo que esta compulsión para empezar a gobernar sin haber tomado posesión o sin siquiera haber recibido su confirmación como presidente electo va más allá del comportamiento recomendable en las formas y no se ajusta a las tradiciones legales; no quiero decir que estas decisiones o declaraciones sean ilegales, simplemente quiero decir que estoy de acuerdo en que es un comportamiento inédito que no es congruente con la tradición política mexicana”.

Lo anterior fue la respuesta con la que empezó la entrevista que concedió a Siempre! el investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Raúl Trejo Delarbre.

Al proseguir con la plática, nuestro entrevistado consideró que la actuación del candidato ganador se basa en la beligerancia.

“Lo que puedo advertir es una enorme beligerancia para participar en todas las discusiones y para ser el único vocero no solo de su gobierno, sino de su partido, y aquí lo que preocupa es la mimetización que hay entre el presidente y el líder político; es claro que en Morena no hay una dirección capaz de tener, no diría autonomía sino distancia respecto a López Obrador, es claro que López Obrador sigue siendo el líder del partido que él formó, es de su propiedad y para nadie es un secreto, pero su falta de —insisto— distancia, respeto, podemos decir al partido político que hasta ahora ha encabezado habla, permite prever un comportamiento ominoso en el desempeño de su gobierno”.

Acerca de si asistimos a un cambio en el sistema político o la renovación del presidencialismo autoritario, Trejo Delarbre consideró que hay aspectos preocupantes en el actual proceso.

“No estoy seguro del término porque apenas estamos asistiendo al anuncio de los trazos del nuevo gobierno, hay quien habla incluso de un cambio de régimen, creo que simplemente estaremos —pero, insisto, esto es un diagnóstico precipitado porque aún no ocurren muchas decisiones—ante una nueva fase del sistema presidencial, lo cual puede beneficiar en algunos aspectos la estabilidad económica y política del país, pero también puede perjudicar la reforma del Estado que desde hace años está en marcha en México, uno de cuyos ejes ha sido la creación de equilibrios, de contrapesos de otras fuentes de poder delante del presidencialismo mexicano”.

Y prosiguió al decir que se debe revisar la concentración del poder que se podría dar.

“Hasta ahora el diseño del Estado que dejan ver los anuncios del presidente casi electo es el de un Estado que retrocede hacia un esquema mucho más centralizado; la descentralización que inquieta a López Obrador es la geográfica, pero no la política y esto es muy significativo, hacia un esquema más concentrador del poder en un solo dirigente. En las sociedades contemporáneas, mucho más críticas, mucho más plurales, la concentración del poder solo se puede hacer a partir del autoritarismo, y por esto es preocupante la idea de concentrar en una sola persona los poderes de jefe de un partido, dirigente de las mayorías en ambas cámaras del Congreso, responsable de la administración pública, va a ser excesiva la concentración de poder en una sola persona, de ahí la pertinencia de —al revés de lo que propone López Obrador— que la sociedad mexicana y quienes están preocupados por consolidar y no abandonar el cambio democrático propicien la creación de contrapesos ante un poder excesivo del presidencialismo ya restaurado”.

Concluyó la entrevista que concedió a este medio asegurando que se deberá estar atento a la actuación de tres instituciones clave para la democracia.

“Diría que hay tres tipos de instituciones que será interesante observar su desempeño, en primer lugar los medios de comunicación, pues en éstos, por la anunciada reducción —me parece que debería ser desaparición— de la publicidad oficial, y hay una oleada de adiciones en medios que antes eran muy críticos hace unas cuantas semanas y ahora a favor del nuevo gobierno; y en segundo lugar las organizaciones de la sociedad civil que han sido desdeñadas por el nuevo gobierno de López Obrador tienen la prueba de defender su autonomía o de sintonizarse con los intereses del nuevo gobierno; y, en tercero, las universidades públicas que han sido históricamente —justamente cuando se cumplen 50 años del movimiento del 68— fuentes de crítica y exigencia del poder político, hoy tienen el dilema de mantener esta tradición o de inquietar sus administraciones por posibles restricciones a su presupuesto o por exigencias del nuevo gobierno, atenuar esta tradición crítica, lo cual sería muy lamentable”.

Vacío de poder

Fernando Dworak:

Para Fernando Dworak, analista político, lo preocupante de esta etapa que vivimos en el país es el vacío de poder que se está presentando.

“Como sucedió en los tiempos de la hegemonía del PRI, se está generando un vacío de poder; López Obrador no ha entrado en funciones y ya está llamando toda la atención noticiosa y esto va a tener otros riesgos, pero este vacío del poder en donde no hay una cabeza clara que dé órdenes puede dar pie a una discrecionalidad, y eso llevó en los años de la hegemonía priista a las crisis sexenales, por ejemplo, el error de diciembre en el cambio de Salinas de Gortari a Zedillo”.

Sobre el papel de la oposición, nuestro entrevistado mostró su sorpresa por el hecho de que esta se ha refugiado en las redes sociales.

“El único lugar en el que vemos la oposición partidista es en las redes, los partidos políticos lamentablemente están inmersos en una crisis enorme, arrastraban demasiadas inercias y a mediano plazo será benéfico que los partidos tengan una crisis tremenda, pero por el momento necesitan representar algo y el mejor tema es preservar la democracia. Estamos viendo, por debajo de todas las expectativas, programas y proyectos, se está desatendiendo el orden institucional, es decir, tenemos a un Manuel Barttlet hablando en contra de la reelección inmediata de legisladores y alcaldes, diciendo que la van a tirar, estamos hablando de la desaparición de fueros y si eso lleva a eliminar la declaración de procedencia, sin revisarla y acotarla, puede llevar a la autonomía del Congreso; eliminar la reelección inmediata a lo único que lleva es a desempoderar al ciudadano y a tener un esquema de partidos irresponsables”.

De igual manera, señaló que López Obrador tendrá un desgaste incluso más allá del 1 de diciembre.

“Es más o menos lo que pasó con Trump, quien ha hecho de su administración una novela. Sí va a tener un desgaste, pero para la gente que se le opone y el riesgo aquí es que si hacemos el debate en torno a su persona, lo que vamos a hacer es afianzar a sus leales; si hacemos la discusión alrededor de sus ocurrencias vamos a perder los temas de fondo. Creo que un sistema en donde López Obrador tenga, como va a tener, la oposición fanatizada y sus leales mientras hace y deshace a su antojo es el mejor escenario para él, es lo que ha pasado con Trump”.

Finalizó la entrevista al indicar que la discusión pública no se debe centrar exclusivamente en torno al candidato ganador.

“El riesgo es que esta sea la tónica de este sexenio, si queremos un líder de oposición deberían estar pensando en definirse, es decir, si sabemos aprovechar la victoria de López Obrador sería para discutir los temas de fondo, pero si estamos perdiendo el tiempo con lo que dice López Obrador y hacemos el sexenio en torno a su figura lo único que vamos a hacer es desmantelar la convivencia, radicalizar las posiciones y permitir que se eternice”.

@AReyesVigueras