El tema de la legalización de la mariguana ha estado presente en el debate nacional durante los últimos años, sobre todo después de que en 2006 el entonces presidente Felipe Calderón iniciara una cruzada de las Fuerzas Armadas contra el narcotráfico, que dejó cientos de miles de muertos y desaparecidos en todo el país. Mucho ha cambiado desde entonces; ciudades y países como Uruguay, Canadá y Estados Unidos han modificado sus legislaciones para regular la producción, venta y consumo de cannabis.
México, a pesar de ser uno de los principales países productores, ha sido la excepción, hasta ahora. Y es que a pesar de que el tema se ausentó de las campañas electorales de este año, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador ha cambiado el escenario: Olga Sánchez Cordero, ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y virtual Secretaria de Gobernación de AMLO, ha asegurado que la legalización va, y va en serio. La primera mujer en ocupar el cargo está dispuesta a pacificar el país apoyándose de iniciativas como esta, y según ha presumido recibió del próximo presidente “carta abierta”.
Pero no a todos sorprendió la postura de la abogada. Y es que en 2015 formó parte de la histórica Sala que otorgó el amparo al grupo SMART, una asociación de cuatro personas que solicitaron autorización para cultivar mariguana y experimentar con ella, fumándola o comiéndola, solicitud rechazada por el entonces comisionado de la COFEPRIS, el conservador ex candidato a la jefatura de Gobierno de la capital Mikel Arriola. Con la victoria de SMART se cerró el primer capítulo de la lucha por legalizar esta droga, que ahora se encamina a un momento capital.
El periodista Nacho Lozano cuenta esta historia y hace un recorrido por los mitos y verdades de la cannabis en su nuevo libro Mariguana a la mexicana (Grijalbo 2018), en el que aboga por salir del “clóset verde” y detener la sangrienta lucha del Estado contra sus ciudadanos. Lozano, como la Primera Sala del máximo tribunal, cree que el consumo de mota es un asunto de libertad y derechos, y no de criminales.

El periodista Nacho Lozano.
-¿Cuando comenzaste a escribir Mariguana a la mexicana sabías que sería un tema tan vigente?
La verdad es que siendo optimistas, desde 2014 y particularmente desde 2015, cuando acordé con la editorial escribir este reportaje, me volví cada vez más entusiasta porque al paso de la investigación platiqué con decenas de personas que se dedican desde hace décadas al activismo por la legalización de las drogas y comenzaban a pasar una serie de cosas que me hacían mantener ese optimismo: la disposición del presidente Enrique Peña Nieto de presentar una iniciativa para legalizar la mariguana a nivel nacional -que hoy sigue congelada en el congreso por su partido-, la decisión de la Suprema Corte de dar el amparo a SMART como el gran precedente a un cambio de paradigma en la política de drogas en el país; el tema de la regulación de la mariguana medicinal para familias que desde hace años viven una crisis y son víctimas colaterales de la criminalización de las drogas. Es decir, que no pueden importar medicamentos derivados de la mariguana, que tienen pacientes que no pueden mejorar la calidad de vida porque no tienen acceso a estos medicamentos; y la decisión del congreso de la Unión de regularla para fines medicinales y científicos. Todo se corona con la actitud del nuevo gobierno a través de Olga Sánchez Cordero.
-¿Te tomó por sorpresa la postura de la próxima titular de Segob?
No. Absolutamente no. Porque Olga Sánchez Cordero formó parte de la primera sala que otorgó el primer amparo a SMART. Ella, como cuento en el capítulo “Que la corte nos ampare”, es determinante con su voto, y acompaña en los argumentos a Arturo Saldívar, que es el ponente de este amparo, y si uno revisa los artículos de prensa, sus declaraciones públicas sobre las drogas en nuestro país, pues no sorprende a nadie. Me da muchísimo gusto que sea congruente con esta manera de pensar.
-Desde que publicaste el libro, ¿cuántas veces te han preguntado si eres pacheco?
Desde antes de escribirlo muchas veces. Durante y después del libro, muchas veces. Pero si bien es una pregunta que tiene que ver con el ámbito privado de cada uno de los usuarios, lo que yo planteo en el libro es salir del “clóset verde”. Lo que me pasó durante la investigación fue descubrir que alrededor de mí existían muchos mas usuarios de los que yo creía. Y muchos que rompen completamente con ese paradigma, con ese estigma, con ese prejuicio del que es “pacheco”. Llevamos décadas creyendo que los pachecos son criminales, que los usuarios de la mariguana se dedican al crimen, que son violadores, asesinos, que se vuelven locos, que se mueren, que son víctimas de sobredosis, que luego se vuelven cocainómanos, consumidores de heroína… y yo creo que en buena medida lo que hace falta en el país es visibilizar el consumo de mariguana como algo absolutamente cotidiano, y que los usuarios no son o no encajan en este prejuicio que se tiene sobre ellos. Debemos detener esta criminalización sobre ellos.
Hoy las cárceles están llenas de usuarios que en su vida habían sido parte del crimen organizado y que hoy están acusados, sin tener sentencia la mayoría, de formar parte de grupos de narcotraficantes. Simple y sencillamente fueron detenidos en la calle por traer un churro. Por ser consumidores. Eso hay que terminarlo. Salir de un “clóset verde” para que decir: yo consumo mariguana y soy todo lo demás que no te das cuenta que soy: un profesionista, o no; tengo un oficio, o no, pero no soy un delincuente.
-Centras el debate de la política de drogas en una cuestión de derechos humanos y hablas del derecho al libre desarrollo de la personalidad. ¿De qué se trata este derecho?
Es leiv motiv de la sentencia de la Primera Sala. La decisión de cada mexicano, en este caso integrante del SMART, de decidir lo que consume. La libertad de ser una mexicana o un mexicano informado, que lee los asuntos científicos, verificados alrededor de la mariguana y que toma una decisión responsable sin afectar a terceros, con conciencia del daño que se hace y la responsabilidad que tiene como consumidor, además del compromiso de compartir esa información con su paisano.
-¿La prohibición del uso de la mariguana pasa por un asunto de clasismo?
Absolutamente. Nos indignamos por Donald Trump, por poner sólo un ejemplo mediático, pero somos peor de discriminadores que él. Somos discriminadores con el que habla una lengua distinta a la nuestra, con el que tiene un color de piel diferente o con el que vive en una colonia distinta a la nuestra, con el que es pobre, con la mujer y con el usuario de drogas. Por supuesto que los estereotipos y los prejuicios alrededor de los usuarios parte en buena medida de ese clasismo, e inunda no solamente nuestra manera de hablar, sino nuestra forma de actuar que se vuelve criminal. Hay que ver las historias de las personas que están en la cárcel, estigmatizada por el estado mexicano en el margen de la lucha contra las drogas, sólo por la clase social a la que pertenece. Eso es brutal y criminal, y de eso somos responsables todos.
-¿Hay un asunto ideológico, de castigar la disidencia en esa prohibición?
Totalmente. Es la manera de suprimir las voces y los brazos levantados de mexicanos y mexicanas que exigen el derecho a desarrollar libremente su personalidad. No puede haber en este país personas que tienen un derecho que tú y yo no tenemos; que los lectores no tienen, salvo los que han ganado un amparo como Armando Ríos Piter y el SMART. Esas voces disidentes tienen que ser escuchadas y no ser atacadas, mucho menos reprimidas y tienen que estar incluidas en la construcción de un marco legislativo que garantice el respeto a los Derechos Humanos y el acceso a las drogas con estos necesarios acompañantes que son la información, la divulgación científica y la responsabilidad en el consumo.
-De existir una legalización, ¿cómo se evitaría que las drogas llegaran a los niños, como decía el slogan de Felipe Calderón?
Que los que se preocupan por ello sigan preocupados, de manera que eso devenga en una ocupación de todos los gobiernos, de todos los sectores sociales para evitar que los menores de edad consuman droga. Desafortunadamente hay muchos niños consumiendo mariguana, pero también alcohol o cualquier otro tipo de estupefaciente que afecta su desarrollo emocional y psíquico, su desarrollo orgánico, y eso no debe ocurrir. El Estado mexicano debe garantizar seguridad para esos consumidores, identificarlos, sentarse a platicar con ellos, conocer su contexto y desactivar toda la serie de incentivos que estos niños y jóvenes tienen para consumir drogas y así evitar que las consuma. Si tu pregunta va en el sentido de que si regulamos el consumo de la mariguana se va a desatar el consumo en niños y jóvenes, creo que habrá que estudiar caso por caso y ver en qué ciudad o en qué país está ocurriendo esto y dónde no. Y qué estamos dispuestos a hacer en México para evitar que esto ocurra. Si vamos a estar acompañados de un programa de prevención de adicciones que no permita que los niños y jóvenes se vuelvan usuarios, porque según la ciencia antes de los 21 años comprometes el desarrollo biológico.
-Haces una diferenciación en el discurso de quién es un criminal y quién es un enemigo del Estado…
Lo explica mucho mejor el doctor Madrazo. Como te pudiste dar cuenta, él ve a los narcotraficantes como mexicanos con derechos, que están cometiendo delitos y que tienen que ser procesados de acuerdo a las leyes, pero no como enemigos a aniquilar, porque es muy peligroso esa mirada. Hoy los padres de pacientes que quieren para sus hijos o sus familiares una mejor calidad de vida en medio del padecimiento que tienen, y que buscan medicamentos a base de mariguana para su beneficio podrían ser vistos como delincuentes. Forman parte de ese paquete de personas a las que el Estado mexicano, en el marco de la lucha contra las drogas, está atacando y criminalizando.
-¿Cuál de las políticas de regulación de la mariguana adoptadas en otros países te parece que sea el más cercano a la realidad mexicana?
Si hablamos de regulación podemos hacer una mezcla de lo mejor de los modelos de Estados Unidos y Uruguay, por ejemplo, de manera que se pueda armonizar con la realidad mexicana. También hay que evitar ver a México como un ente homogéneo, sino ver las características locales de cada uno de los estados y las ciudades, de manera que junto con los usuarios, autoridades y activistas se construya un esquema para cada realidad local. En ello deben participar los ciudadanos y las autoridades de diferentes niveles.
-¿Es inevitable el cambio hacia la la legalización de la cannabis?
Yo diría que es inevitable y es urgente. Es criminal la manera en que se está tratando a los usuarios de mariguana en este país y a sus familiares. Es criminal y debe detenerse.