El pasado año Paul Auster publicó una de sus novelas más ambiciosas, 4 3 2 1, a la que se dedicó tres años en cuerpo y alma. Tras siete años sin que apareciese ninguna novela, aunque Auster no había dejado de escribir -dio a la imprenta Diario de invierno e Informe del interior-, el autor norteamericano demostró encontrarse en plena forma con una obra muy extensa -casi mil páginas-, y no solo en este aspecto, pues resultaba de una enorme riqueza y complejidad la historia de Archibald Isaac Ferguson, “Archie”, situándonos en la fascinante cuestión de contemplar las diferentes trayectorias que pueden abrirse según se tomen unas u otras decisiones, siempre con ese juego de la intervención del azar tan querido a Paul Auster. Así, en realidad, “Archie” eran cuatro “Archie”, en los que había elementos iguales pero también divergentes.

Por otro lado, 4 3 2 1 encerraba guiños en clave autobiográfica, pues Archie Ferguson nace en la misma ciudad, Newark (Nueva Jersey), el mismo día, 3, y el mismo año, 1947, que Paul Auster, con la única diferencia de un mes: el escritor en febrero y su personaje en marzo. Si bien Auster confesó que su novela no debía leerse en esta clave, no se puede dejar de pensar que esta existe, y en este caso no por azar. Por desgracia, en Una vida en palabras no se aborda 4 3 2 1, lo que hubiera sido de enorme interés.

No obstante, esto no le quita atractivo al volumen, una larga entrevista entre Paul Auster y la profesora danesa I. B. Siegumfeldt, quien, según ella misma cuenta en el prefacio, le conoció al aceptar la invitación en 2011 para visitar el curso de doctorado, TRAMS, que imparte en la Universidad de Copenhague. A partir de ese momento, mantuvieron una serie de conversaciones durante cinco años. En este diálogo tan sincero como profundo, Paul Auster repasa prácticamente toda su producción -aunque no llega a 4 3 21-, así como su concepción de la literatura y del arte de escribir, junto a sus obsesiones y temas recurrentes y predilectos, y su manera de trabajar. El diálogo nos ofrece descubrimientos y revelaciones como, por ejemplo, cuando señala que no se siente nada cómodo con la adscripción que en ocasiones se le hace a la literatura postmoderna.

Asimismo, Auster comparte con nosotros momentos especiales de su vida, como la muerte de su padre, que le llevó a escribir La invención de la soledad, y habla de su mujer, la también escritora Siri Hustvedt, a la que admira. Quien ha conseguido un sinfín de galardones, entre otros el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2006, declara que desde los 16 años tuvo claro que quería ser escritor. Afortunadamente, ha cumplido su vocación con creces para el disfrute de miles y miles de seguidores que encontrarán en Una vida en palabras un auténtico festín.