De acuerdo con diversos informes y reportes sobre el calentamiento global, el futuro del planeta está determinado por las decisiones que tomen al respecto las grandes potencias contaminadoras, las cuales deberían estar encaminadas a la disminución de las emisiones de gases con efecto invernadero y a la creación de fondos “verdes” que ayuden financieramente a los países en vías de desarrollo más perjudicados por los efectos.

La excesiva explotación del planeta nos ha traído y continuará acarreando consecuencias catastróficas, como el aumento de la pobreza en diversas regiones del mundo, las cada vez más frecuentes enfermedades relacionadas con el agua en las comunidades más desprotegidas, así como el incremento de los migrantes huyendo de la miseria que empeora por la degradación ambiental, etcétera.

Predicciones que simplemente ya nos alcanzaron, ya están aquí. En México ya estamos recibiendo migraciones masivas, largas sequias y megacortes del vital líquido, el futuro ya nos alcanzó.

Y es que para muchos, el cambio climático es un problema lejano pero la realidad es que ya está afectando las vidas de comunidades enteras, animales y personas de todo el mundo. México no es la excepción.

El agua juega un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. Propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y el medio ambiente.

Debido al cambio climático, han aumentado las sequías y la escasez de agua en ciertas regiones del mundo, de hecho, diversos organismos internacionales advierten que la humanidad se encuentra en una crisis del líquido, por ello es probable que en el futuro los conflictos bélicos que se originen sean por esta causa.

El Foro Económico Mundial en su informe anual de riesgos globales de 2017 clasificó la crisis del agua en la primera posición debido a su impacto, asimismo, señaló que es evidente la falta de capacidad del mundo para resolver este problema lo cual es motivo de preocupación, ya que es una amenaza con consecuencias catastróficas.

Otro informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América reveló que en los próximos 10 años, muchos países pueden experimentar problemas de agua, lo que llevaría a la inestabilidad y aumentaría las tensiones regionales, amenazando la producción de alimentos y el suministro de energía y avivando la tensión adicional en los gobiernos que luchan contra la pobreza y los problemas sociales.

Asimismo durante el Foro Mundial del Agua, la UNESCO subrayó que los abastecimientos de agua disminuyen, mientras que la demanda crece a un ritmo pasmoso e insostenible y ninguna región del mundo podrá evitar las repercusiones de esta crisis que afecta todos los aspectos de vida, desde la salud de los niños hasta la capacidad de las naciones para alimentar a sus ciudadanos.

Como ya vimos, nos enfrentamos a un panorama realmente catastrófico y desolador, en donde inevitablemente los países en vías de desarrollo serán los más afectados, el temido futuro apocalíptico está por alcanzarnos.

Ante esta perspectiva no nos quedemos como espectadores: aprendamos y enseñemos a cuidar y conservar el agua, involucrémonos activamente en movimientos u organizaciones que buscan su protección, apoyemos a quienes impulsan iniciativas para frenar la contaminación, en fin hay muchas formas de participar.