Entrevista a Ethel Herrera | Investigadora del INAH

 

Por Jacquelin Ramos y Javier Vieyra

 

Ubicado entre la segunda y la tercera sección del Bosque de Chapultepec, el Panteón Civil de Dolores ostenta majestuosamente su lugar como uno de los cementerios más grandes de Latinoamérica. Con extensión de 200 hectáreas, esta necrópolis guarda el sueño eterno de cientos de miles de seres desde que fue inaugurado en 1875 hasta la actualidad, sin contar con que fue el primer panteón que tuvo un horno crematorio en México y es, actualmente, el único que posee una fosa común en la capital.  Al ser uno de los recintos en su tipo más antiguos, a la vez que democráticos de la urbe, en el Panteón Civil de Dolores confluyen una cantidad infinita de historias que dan cuenta de varias generaciones de familias e individuos de todos los estratos socioeconómicos, de costumbres, arte funerario, y de acontecimientos determinantes en la vida pública nacional; es una invaluable sede de la memoria individual y colectiva de Ciudad de México.

No es para sorprender que sea en este lugar —fundado por Juan Manuel Benfield— donde también se ubique la Rotonda de las Personas Ilustres, el emblemático espacio en que descansan los restos de algunos de los personajes más importantes de nuestro país. Al mismo tiempo está constituido por un conjunto de monumentos fúnebres de invaluable valor artístico e histórico.

De este modo comienza la doctora Ethel Herrera a describir en exclusiva para Siempre! la importancia de este sitio que ideológicamente tiene su origen en una propuesta del Congreso de la Unión de 1823 que contemplaba que se establecieran lugares mortuorios de honor para mexicanos distinguidos, por lo que se llevó a cabo, por ejemplo, el traslado de los héroes de la Independencia a la Catedral Metropolitana. Sería con la promulgación de las Leyes de Reforma, que los cementerios fueron expropiados a la Iglesia, que se pudo contar con un terreno dentro del recién inaugurado Panteón de Dolores para el fin especifico de dar sepultura a los próceres de  la nación.

La Rotonda se creó bajo la iniciativa del presidente Sebastián Lerdo de Tejada; se inauguró en 1876, un año después de que el Panteón de Dolores abriera sus puertas. El primero que fue sepultado en ella fue el general Pedro Letechipía, quien falleció el 19 de marzo de 1876 y fue trasladado a su tumba dos días después. Como es natural, la Rotonda fue integrándose paulatinamente en los siguientes años y, a pesar de que los sepulcros que contiene no se colocaron en un orden determinado, y  pertenecen a  diferentes épocas, tipologías y materiales, siempre existió en ella una armonía estética y arquitectónica extraordinaria. Cabe mencionar que en la Rotonda reposan los restos de personalidades de casi toda la república mexicana, pero aún falta un representante de Aguascalientes. He tratado de impulsar que se construya un cenotafio para José Guadalupe Posada con el fin de llenar este vacío, pues sabemos que el creador de La Catrina fue enterrado en el Panteón de Dolores, pero sus restos están perdidos. Es importante destacar que cuando se estableció, la Rotonda fue llamada “de los hombres ilustres”,  nombre que conservó hasta 2003 cuando se decretó que se transformaría en “de las personas ilustres, haciendo referencia a la inclusión de las grandes mujeres en la historia de México”.

 

 

Reposo construido para honrar el protagonista patrio

La autora de El Panteón Francés de la Piedad como documento histórico indica que hay algunos héroes patrios que estuvieron en la Rotonda de las Personas Ilustres y después fueron trasladados a otro espacio, como Andrés Quintana Roo y su esposa Leona Vicario, quienes actualmente se encuentran en el Ángel de la Independencia, además de que existen monumentos que no están acompañados por los restos correspondientes, tal es el caso del perteneciente a Jesús Reyes Heroles, que permanecen bajo el resguardo de su familia luego de la polémica que suscitara su entierro en la Rotonda cuando Vicente Fox ordenó que fueran llevados ahí los exponentes de los tres partidos políticos más importantes en México: Manuel Gómez Morin por parte de Acción Nacional, Heberto Castillo del Partido de la Revolución Democrática y Reyes Heroles, perteneciente al Revolucionario Institucional. Y es que esta particular última morada es en verdad selectiva en cuanto a quiénes pueden gozar de su cobijo y así lo demuestra la suntuosidad y el simbolismo de todas y cada una de las tumbas, muchas de las cuales son únicas en su tipo, construidas especialmente para honrar al protagonista patrio.

Entre los sepulcros más notables se encuentran el de Sebastián Lerdo de Tejada, que está hecho completamente de mármol de Carrara y sus esculturas fueron traídas desde Europa; el de Amado Nervo, que fue un presente de Uruguay y está cubierto por un templete de cristal emplomado; llama mucho la atención la tumba de David Alfaro Siqueiros, en la que se yergue una escultura muy de su estilo titulada Prometeo encadenado, y la de Dolores del Rio, con una singular estructura metálica en la cual hay varias efigies donde ella aparece en sus distintos papeles“.

Y esto no es todo, los visitantes también podrán apreciar la escultura de un libro inclinado que marca el lugar de reposo del novelista Mariano Azuela, un muro de tezontle sostenido por José Clemente Orozco, un busto esculpido por Ernesto Tamariz que corona el lecho de Alfonso Reyes y un pequeño Anahuacalli que sirve de marco a un precioso mosaico de Día de Muertos y blancos alcatraces que acompañan a Diego Rivera. El recorrer con la vista los nombres en las lápidas deslumbra: Ignacio Manuel Altamirano, Agustín Lara, Guillermo Prieto, Rosario Castellanos, Silvestre Revueltas, Mariano Escobedo, Manuel M. Ponce, Virginia Fábregas, Vicente Riva Palacio y muchos otros parecen formar un auténtico “Olimpo tricolor”, al que se ha intentado agregar, hasta ahora sin éxito y por razones diversas, algunos nombres como Octavio Paz y José Vasconcelos.

 

 

Sin letras y placas

Aunque la Rotonda de las Personas Ilustres es, sin lugar a dudas, un tesoro de identidad y memoria, digno de los mayores cuidados y medidas de conservación, para todos los mexicanos, expresa Herrera Moreno, los monumentos han sido recientemente objeto de repetidos y absurdos actos de vandalismo, pese a que hace dos años, en un logro extraordinario de la Secretaria de Gobernación, encabezada por Miguel Angel Osorio Chong, respaldada y acompañada en todo momento por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, fue posible restaurarlos en su totalidad y se colocó en el interior de la Rotonda una cámara de vigilancia del sistema C5 de Ciudad de México.

La restauración de la Rotonda fue un gran triunfo y se hizo muy bien, con todos los cánones concernientes y ya se había mencionado que aun cuando se realizara, si no había una protección adecuada sería inútil. Entonces se instaló la cámara C5, que da vuelta a todo el espacio, y pensamos que el estado de las tumbas iba a continuar en buena forma, porque también se les sometió a un plan de mantenimiento. Con el sismo de 2017 los daños fueron mínimos y se registraron solo en algunas bardas, pero al poco tiempo se vandalizaron veintisiete  monumentos. Aquí cabe la duda de ¿qué estaba haciendo el C5 para no darse cuenta de que estaban destruyendo  veintisiete  sepulcros?, para lo cual los malhechores requirieron bastante tiempo. Algo tuvieron que ver y debieron avisar de inmediato a la policía, pero nada se hizo. Ante estos agravios se presentó una denuncia y, de nueva cuenta, a las dos semanas, fueron vandalizados dos monumentos más y el pasado mes de diciembre otros cuatro. Realmente estos actos son hacer el mal por el mal: robaron letras, placas y otros elementos. Antes de la restauración ya habían sustraído los bustos de Francisco Javier Clavijero, el Dr. Atl y Felipe Villanueva y se rehicieron gracias a fotografías que yo había tomado, igual que el medallón de Julián Carrillo que nuevamente fue robado. Es una tristeza que se siga permitiendo esto en un espacio tan emblemático”.

 

En el Panteón Civil de Dolores confluye una cantidad infinita de historias que dan cuenta de varias generaciones de familias e individuos y de acontecimientos determinantes en la vida pública nacional.

 

A estos detrimentos, puede agregarse que la pluma que pertenecía al monumento de Rosario Castellanos también fue hurtada, lo mismo que una lámina con un relieve de San Juan de Ulúa que se encontraba en la tumba de Pedro Sainz de Baranda y unas bellas esculturas que adornaban la residencia fúnebre de la pintora María Izquierdo. Otros componentes importantes han estado a punto de correr la misma suerte, pues ya estaban casi desprendidos el busto de Agustín Lara y un libro que reposaba sobre la sepultura de Ignacio Ramírez.

La doctora en arquitectura asevera que si bien la Rotonda se encuentra bajo la jurisdicción de la Secretaría de Gobernación y el resto del panteón depende de la alcaldía Miguel Hidalgo, ha sido siempre posible establecer acuerdos entre ambas instancias y demás organismos en beneficio del lugar, aún no se han establecido las medidas de seguridad necesarias para evitar que situaciones similares sigan ocurriendo e incluso, con la transición de gobierno, se mantiene la incertidumbre sobre cómo será el actuar de las autoridades respecto a la conservación óptima de los monumentos y la reparación de los daños sufridos, pues debe hacerse en congruencia con el resto del monumento.

Ante este panorama, la fundadora de Amigos Protectores del Panteón Civil de Dolores A. C. asegura que por el momento se han establecido los diálogos necesarios para planear acciones concretas, aunque expresa que la propuesta que tiene la Secretaría de Cultura de Ciudad de México, encabezada por Alfonso Suarez del Real, sugiere que se designe personal de seguridad pública, incluso de la Marina o la Sedena, para el resguardo permanente del espacio, podría ser una de las más apropiadas.

Quiero acercarme a las nuevas autoridades para saber qué se puede hacer. Sobre todo me gustaría enfatizar que el sistema C5 debe hacer su trabajo, pues si lo cumplieran a cabalidad esto no pasaría. A ello se une la falta de conciencia: siempre hemos tratado que los trabajadores se sientan orgullosos de laborar en este lugar, algunas personas formamos una sociedad en la que proponemos hacer varias cosas, como donar un atril cedulario en donde situamos periódicamente cédulas para dar a conocer los valores del panteón, de sus monumentos y de los personajes que yacen en él. Hay que ser contundentes en mostrarle a los trabajadores que cuidan parte del patrimonio nacional, para que quieran el panteón, la Rotonda, y los protejan; lo que no exime a las autoridades y a los ciudadanos de sus responsabilidades. El Panteón Civil de Dolores y la Rotonda de las Personas Ilustres son de todos los mexicanos, son nuestra memoria y como tal debemos cuidarlos.”