En un país con severos rezagos educativos como México, donde las acciones concretas en este terreno distan mucho de ser lo que los políticos enuncian en sus discursos, resulta de gran valía que el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, tome nota de la situación que impera en nuestro país en materia educativa y que, al momento de leer la radiografía, sepa entender y diagnosticar la importancia de atisbar a un proyecto concreto que permita fortalecer la atención para jóvenes y adultos con rezago educativo.

En el marco de los primeros 100 días de gobierno del presidente Andrés López Obrador, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha sido muy enfático en que los esfuerzos de esta administración, focalizados sobre todo en aquellos que menos tienen, en los que histórica y permanentemente han estado en situación de vulnerabilidad, también tienen que dirigirse hacia quienes no han tenido la oportunidad de recibir instrucción educativa o que no han logrado concluir sus estudios.

Así las cosas, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) está llamado a jugar un papel preponderante en esta estrategia que, más allá del más reciente dictamen de la reforma educativa propuesto por el Legislativo, tiene un peso específico desde la parte institucional, pues no hay entidad federativa en todo México que no ocupe una política pública bien diseñada desde las instituciones educativas para que sea aterrizada en las aulas a favor de los jóvenes que no logran insertarse satisfactoriamente en el mercado laboral porque tienen estudios truncos, o de la clase trabajadora que por su propia circunstancia se ha visto obligada a dejar de lado su instrucción académica porque no encuentra un plan adecuado que se apegue a su realidad para poder concluir su secundaria, preparatoria o cursar una carrera técnica.

 

La cuarta transformación no puede pasar de largo por la justicia social; por ello no se deben escatimar esfuerzos y recursos que apuntalen e impulsen la educación.

 

Si nos apegamos a las cifras y estadísticas podremos darnos cuenta de que México vive una situación de extrema urgencia en el terreno de la educación para los adultos, pues en la actualidad nuestro país contabiliza a poco más de 28 millones de mexicanos mayores de 15 años que se encuentran en rezago educativo y de estos tenemos a 3.7 millones que no saben leer ni escribir, el 8.9 por ciento no tiene estudios de primaria y el 16.1 por ciento no ha concluido la secundaria. Esto, señoras y señores, es rezago educativo, ¡punto! Por tal razón es prioritario, como lo puntualizó el secretario Moctezuma Barragán, que la SEP y el INEA definan y traben estrategias conjuntas para que los mexicanos cuenten con el derecho constitucional a la educación, porque mientras siga faltando educación para la gente seguiremos viviendo en un ambiente de permanente desigualdad. La solución ahí está, a la mano de todos, con el sector público y el sector privado trabajando de forma coordinada a favor de quienes menos tienen.

La cuarta transformación no puede pasar de largo por la justicia social; por ello no se deben escatimar esfuerzos y recursos que apuntalen e impulsen la educación. Cualquier país que le apueste verdadera y genuinamente al progreso y al desarrollo tendrá, de manera indefectible, que considerar el diseño e implementación de políticas públicas y proyectos que refuercen el tema educativo. Este es el momento de apoyar a quienes más lo necesitan.

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