“No soy un experto, tampoco una autoridad.
Soy alguien que ha sido un asesino por casi 20 años”

Ed Kemper

En una plática informal con el Dr. José Woldenberg, acompañaba a un muy estimado catedrático y amigo mío, charlábamos respecto al proceso de selección y designación de los consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral.

Primero, prudente pero directo como es, el Dr. Woldenberg comentó que era claro que los partidos políticos de alguna forma siempre buscaban sentar a la mesa a sus incondicionales, pero que la colegiación en la toma de decisiones, tanto en comités como en comisiones y después en sesiones de consejo impedía o dificultaba que un consejero “parcial” pudiera llegar a ser la cadena de transmisión de un partido en específico, especialmente porque, siendo el instituto una caja de cristal, fácilmente una actitud nociva podía ser notada y repelida por la mayoría, afortunadamente no siempre lo lograban.

Segundo, en su obra “Como mueren las democracias”, Levitsky y Ziblatt argumentan que la falta de autocontención y de prudencia, son los principales componentes para dinamitar el sistema, ejemplos hay, el proceso de designación de comisionados de la Comisión Reguladora de Energía es probablemente el ejercicio de nombramientos más penoso y lamentable en la historia del México moderno, sin duda hay otros, pero nunca tan memorables como este.

Tercero, en 2020 cuatro de los once consejeros electorales terminarán su mandato –Baños, Andrade, San Martín y Nacif–, los números en la cámara de diputados le aseguran al partido dominante delimitar el proceso de selección, trampas habrá y muchas, nunca faltan, pero hoy más que nunca con mayor facilidad podrán conquistar las cuatro sillas que quedarán vacías, ni duda cabe.

Quinto, habrá muchos aspirantes que, ante la imposibilidad de haber conquistado un lugar en un arreglo político muy complicado, estén dispuestos a vender su alma al diablo, sino es que esos proto árbitros ya existen en una mezcla de exconsejeros y exmagistrados en los estados, solo es cuestión de esperar.

Sexto, ahora bien, el jefe del ejecutivo ya cuenta con una pieza, un consejero cuyas relaciones con Palacio Nacional y el partido en el poder son incuestionables, habría que leer la versión estenográfica de la sesión ordinaria de consejo general del 18 de julio de 2018 para darse una idea de quien es y el sempiterno sentido negativo de sus votaciones, ni adjetivos calificativos ni suposiciones, son hechos públicos y transparentes.

Séptimo, en el mismo sentido, cabe recordar, y desafortunadamente pasó de noche, la designación del nuevo titular del órgano interno de control del instituto, uno de los defensores del presidente López en el proceso de desafuero y ex asesor del consejero al que ya se ha hecho referencia.

Octavo, la idea de desaparecer los organismos públicos locales no obedece a un legítimo deseo de austeridad, ahorro o mejor planeación del sistema nacional de elecciones, el fondo es otro, sin bien es cierto que las elecciones no se ganan en los órganos electorales, no es irresponsable aseverar que, con una minoría bien acomodada en el trabajo en comisiones del INE, las condiciones para obtener alguna ventaja sí se pueden construir. El presidente nos ofrece una manzana envenenada, una asamblea nacional constituyente como la de nuestros lejanos vecinos del cono sur.

Noveno, de nuevo la esperanza se encuentra en la sociedad civil, en el periodismo autónomo, en las voces críticas y en el Senado de la República.

Si tanto nos agravia la forma en la que se está manejando el gobierno federal, esta es una batalla que no nos puede pasar de lado.

Suerte…

@drthe