Entrevista a Isabel Zapata , autora

 

Isabel Zapata es una de las autoras más brillantes con las que cuenta la literatura mexicana contemporánea. Poseedora de una voz fresca, sensible y nítida, esta joven poeta, traductora y editora colabora contantemente con algunas de las más prestigiosas plataformas de letras en México, y sus obras alrededor de temas feministas y ambientales la han colocado como una referencia indiscutible dentro de la vanguardia de nuestra actualidad. El último poemario de Isabel, Una ballena es un país, que ha visto la luz de la mano de la entrañable editorial Almadía, es una fascinante propuesta en que la lírica y la naturaleza animal coinciden en un punto de encuentro reflexivo. Los versos que encontramos en este bello libro, cuya portada fue diseñada por Alejandro Magallanes, nos conducen en una travesía poco común en donde las especies animales reivindican su lugar en un mundo humanamente desequilibrado. Aquí, la entrevista que Isabel Zapata concedió a Siempre! sobre Una ballena es un país.

¿Cómo surgió la idea de este poemario? ¿Tenías la idea de conformarlo así desde el principio?

Empecé a escribir los poemas de Una ballena es un país sin saber que a la larga se convertiría en un libro. Me interesaba escribir sobre animales y había leído un libro sobre ballenas que me tenía encantada, entonces escribí algo al respecto y a partir de eso fueron apareciendo más ideas. Eventualmente reuní todos los textos y los trabajé como proyeco de una beca de escritura que tuve en 2017: eso se convirtió en Una ballena es un país.

¿Podríamos definir Una ballena es un país como el bestiario personal de Isabel Zapata?

Sí y no. Por un lado, es un hecho que el libro reune historias animales que me interesan. Sin embargo, al escribirlo quería alejarme de la idea tradicional de bestiario, en el que muchas veces se usa a los animales con espejo de nosotros mismos. Me interesaba más bien ponerlos a ellos al centro, hablar de sus vidas privadas, de lo que ocurre cuando no los estamos viendo.

La obra, tiene un matiz muy especial de curiosidad naturalista: muchos de tus versos evocan anotaciones de una científica emocionada con sus hallazgos. ¿Cómo fue para ti el proceso y la experiencia de hacer confluir la poesía y la zoología en tu poemario?

Es cierto lo que dices de la curiosidad. Desde niña, mi acercamiento a los animales ha sido en primer lugar a través de la duda, de las ganas de saber más de ellos. No soy científica ni bióloga pero me hubiera gustado serlo. Sin embargo, la poesía ha sido para mí un lente para observar la naturaleza que me rodea.

Cada poema tiene como protagonista a un animal diferente, pero las ballenas ocupan un lugar muy significativo, tanto en el título, como en la portada de Magallanes y los versos que dedicas a ellas ¿Cuál es el simbolismo de estos animales en tu vida?

Las ballenas son animales maravillosos, misteriosos, totales. Las elegí para estar al centro del libro porque me parecía que, por su tamaño y majestuosidad, en ellas cabían todos los demás animales de los que quería hablar.

Hay, en poemas como Para Laika y Miembro fantasma, emociones de remordimiento, culpa y ausencia. ¿Consideras que estos sentimientos se encuentran presentes, ciertamente, en la relación que los seres humanos han establecido con los animales, aún de manera inconsciente?

Creo que la relación entre seres humanos y animales es compleja y que en ella se hacen presentes las emociones que mencionas, entre muchas otras. Todas y todos tenemos contacto con animales de una u otra manera: vivimos con ellos, los hacemos protagonistas de nuestras historias, nos los comemos, les tenemos miedo, admiración, ternura, etc.

Considero que el poemario encierra un claro mensaje de revaloración y conciencia a los animales. ¿Los seres humanos debemos mirarnos en el espejo de los animales, reconocernos en ellos? o, al contrario, ¿el reconocer su particularidad es el primer paso a una reivindicación de nuestro vínculo con ellos?

Efectivamente, ese mensaje está presente en varios de los poemas. Este libro está escrito, en parte, para cuestionar los vínculos que hemos establecido con los animales y las creencias en las cuales descansan: me interesaba poner en jaque la idea antropocéntrica del ser humano como amo del resto de los seres con los que comparte el planeta.

Tomando en cuenta Razones para no pisar a un caracol o Se aprovecha todo, ¿es nuestra dependencia a los animales el mejor motivo para respetarlos?

Pienso que les debemos consideración, en el sentido más amplio de la palabra, más allá de la utilidad que puedan o no tener para nosotros.

¿Es la poesía, la literatura, un espacio donde es posible generar un espacio de comunicación entre las personas y los animales?

En mi opinión, sí. Antes de escribir este libro me había involucrado en el movimiento animalista desde muchos ángulos: durante una época fui voluntaria en una organización de defensa animal y después me acerqué al tema desde la filosofía. Creo que cada persona encuentra la trinchera desde donde puede hacer más, y yo sentí que al hablar sobre estos asuntos desde la literatura podía establecer una comunicación más directa y eficaz con los lectores.

¿Es demasiado tarde para corregir nuestra destructiva postura hacia los animales?

Pensar así es condenarnos al fracaso, y aún no estoy lista para hacer eso. Le debemos más a las generaciones por venir.

¿Por qué razones sugerirías a los lectores acercarse a Una ballena es un país?

Una ballena es un país está dirigido a un público muy amplio (incluso hay poemas que les pueden llamar la atención a niños y lectores jóvenes). A pesar de que su intención es poética, se trata de un libro híbrido que experimenta con varios géneros y referencias. Esto, junto con su lenguaje directo, hace que se lea con fluidez y soltura y que todas y todos puedan encontrar en sus páginas algo que les llame la atención.