Entrevista a José Luis Pescador, artista visual

En los últimos años, el mundo editorial ha abierto paulatinamente las puertas a nuevas maneras de contar historias. Entre las nuevas propuestas resaltan especialmente las de un género que se creía limitado a un público especialmente joven y con intereses enfocados a ciertas aristas del entretenimiento: se trata de la novela gráfica. Así, se  despliega ente los lectores una serie de escenarios y personajes  esbozados, viñetas, diálogos, contrastes de luz  y toda clase de técnica pictóricas que tienen como desafío el construir y mantener una narración a la altura de una obra literaria. El desafío, aunque nada fácil, es aceptado por grandes artistas del lápiz y la tinta como José Luis Pescador, quien después de colaborar con varios trabajos referentes a la historia de México, recientemente publicó, bajo el sello de Grijalbo, el primer tomo de La caída de Tenochtitlan,  un monumental proyecto que aporta un perspectiva fresca este 2019, año en que se conmemora el primer encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma; y que nos llevará de la mano la épica conquista de la ciudad mexica.  Estas fueron las palabras que el artista compartió con Siempre! al respecto.

“Ésta es la primera de tres entregas que conformaran La caída da Tenochtitlan. En ella encontraremos un amplio panorama de los personajes y se construye el contexto, es decir, ya sabemos quién ganó y quién perdió, pero lo interesante es el cómo. Entonces, a través de diversos personajes que el lector puede ir conociendo, hay un arco argumental que abarca todo lo que paso para que terminara cayendo Tenochtitlan en poder de los advenedizos. Además, aunque la narración se deriva de un guion propio, está basada en fuentes históricas y en varias obras tanto mexicanas como europeas entre los que puedo destacar” La visión de los vencidos”, que fue esencial para desarrollar la perspectiva de la historia, pues, de hecho, los personajes europeos que aparecen son casi secundarios”.

José Luis Pescador, artista visual

 

Paralelamente, Pescador explica que fue un reto importante el condensar escenas y datos en una representación gráfica, pero que pudo enfrentarlo gracias a que visualizó su obra como una película, una producción cinematográfica dibujada. De igual manera, indica que la novela gráfica puede confundirse con un cómic, pero que el primer género se caracteriza por la intención de contar una historia de principio a fin con un arco argumental con muchos personajes una trama más compleja y una extensión considerable, aunque su lenguaje sigue siendo el cómic.

“El realizar un trabajo como La caída de Tenochtitlan conllevó un proceso del que dan cuenta una cantidad enorme de dibujos preparatorios, detrás de cada personaje hay una cantidad importante de trazos. En ese sentido, puedo decir que lo que más esfuerzo me demandó fue poder lograr rasgos indígenas auténticos  y para ello tuve que observar a muchas personas. Este proyecto lo empecé en 1998 y lo concluí hace dos años, por lo que el camino fue muy largo pero me sirvió para ir perfeccionando muchos aspectos que, considero,  culminan en una muy buena edición de tres tomos a los que además deseo agregar precisamente los dibujos preparatorios”.

Tocando el tema de la objetividad histórica que impera en su novela gráfica, el también autor de El Marambo en La Habana expuso que el pasado es imparcial y no da cabida a la victimización o la exaltación.

 

“En ese sentido,  debemos considerar que no existe un ‘buenos contra malos’, sino que la Historia tiene un lado B, un C y un D. Este libro interpreta principalmente la vivencia indígena, pero no deja de lado los otros elementos”.

 

“Yo tengo mis propias opiniones al respecto de lo ocurrido, pero esas no están en  la novela; en ella se cuenta un historia con personajes y también eso influyó para que tardara tanto el proyecto, porque pensaba que no iba a ser del agrado de los historiadores, pero al  final me di cuenta de que Tenochtitlan siempre va a ser un tema polémico. En ese sentido,  debemos considerar que no existe un ‘buenos contra malos’, sino que la Historia tiene un lado B, un C y un D. Este libro interpreta principalmente la vivencia indígena, pero no deja de lado los otros elementos”.

José Luis Pescador asevera que sería deseable que el cómic mexicano pudiera enfocarse con mayor fuerza en temas nacionales, pues existen algunos que son un excelente material para los artistas gráficos, como ciertos episodios de la historia patria. Además, comenta que la novela gráfica y el cómic han llegado ya  a la mayoría de edad en los mundos editorial y literario.

“Estos géneros pueden ser de entretenimiento, como se piensa popularmente, pero cuando ya vemos obras de autor, con una personalidad integra, la obra alcanza una madurez superior. Aunado a ello, vale la pena decir que existe un renacimiento  del cómic mexicano: justamente lo que hay ahora es una gran cantidad de autoras y autores haciendo cómic sin interesarse que los publique Marvel. Estos creadores hacen su propio trabajo y no se encuentran a la deriva de la industria, cosa que no pasaba a mediados de los años 90. Hoy en día el cómic se ha vuelto parte de la cultura popular y posee sus propias características y su lugar”.

 

Reflexionando en torno al estigma del cómic como publicación dirigida solo al público infantil, Pescador reflexiona que, a pesar de tratarse de una obra que nace esencialmente del dibujo, los cómics no son únicamente para niños, sino que se trata de un medio que puede llegar a todos a los que les interesa la historia y quieran acercarse a una recreación del mundo antiguo.  Finalmente, comparte su opinión respecto a lo que La caída de Tenochtitlan puede aportar en aras de una mejor interpretación, una reconciliación, de los mexicanos con su pasado.

“Considero que todos los productos culturales cuentan para una reconciliación, pero sobre todo para un mejor entendimiento de nuestra nacionalidad. No podemos seguir diciendo que los españoles nos ganaron y que pidan perdón, porque yo no veo ninguna razón para guardar resentimientos. En Europa hay una influencia muy grande de la cultura mexicana y hay que ver esa parte, sin dejar de ser conscientes de los daños que los europeos ocasionaron en todo el continente americano. Todo cuenta y desde mi trinchera, que es el cómic, yo voy a contar la versión que pueda para entender mejor ese proceso histórico sin tomar parcialidad”.