Los últimos sexenios destacaron por ser benévolos y dar un trato más que cordial a las importaciones fundamentalmente de alimentos. El periodo neoliberal atentó severamente contra la soberanía alimentaria ya que en vez de incentivar la producción en el campo mexicano se optó por comprar al exterior los productos de la canasta básica.

El caso del maíz ha sido señalado hasta el cansancio. Somos el país de origen de este producto, pero importamos más de la mitad de lo que consumimos. El problema radica en que la producción mexicana no alcanza a satisfacer la demanda interna e inevitablemente debemos comprar al exterior; una de las soluciones más eficaces sería subsidiar la inversión en pequeños y medianos productores, aunado a un esquema de seguimiento puntual y riguroso por parte del gobierno.

En la otra cara de la moneda hallamos al frijol. Este cultivo, así como el maíz, es clave en la dieta nacional, dado que el consumo al año por cada mexicano en promedio es de 9.9 kilogramos. Lo más importante es que México, sólo con la producción nacional, satisface la totalidad de su consumo interno. Sin embargo, el precio de esta leguminosa ha caído en perjuicio de los campesinos mexicanos de los estados de Zacatecas, Durango y San Luis Potosí ya que se permite el ingreso de frijol de Estados Unidos, a precios muy bajos.

A diferencia de nuestro vecino del norte, las condiciones de producción en México van en contra del campesino. Precios elevados en los combustibles, semilla y fertilizantes derivan en un costo alto de la producción y por lo tanto del precio final, haciendo poco competitiva la producción nacional frente a la estadounidense.

Por la misma situación atraviesa la industria avícola. La crisis ocasionada en el 2012 por la Gripe Aviar, provocó que Brasil y Estados Unidos se convirtieran en proveedores de carne de pollo a bajo costo, con precios subsidiados en esos países. Lo anterior, poco a poco se convirtió en una competencia desleal para los productores mexicanos.

Hoy la industria avícola se ha recuperado de la crisis de 2012 y se fortaleció con el paso de estos años. De acuerdo con la Unión Nacional de Avicultores, la producción nacional alcanza a satisfacer la demanda interna, pero debido a las elevadas importaciones de carne de pollo, los precios no alcanzan a cubrir los costos de la producción mexicana.

Hacemos un llamado urgente a la Secretaría de Economía a revisar los cupos de importación tanto de frijol como de carne de pollo para poder defender y fortalecer la producción mexicana y el mercado interno si es que queremos sacar al campo mexicano de la miseria en la que lo sumieron los pasados gobiernos neoliberales. Hoy está en nuestras manos esta gran responsabilidad.

@NarroJose