“Es difícil decidir si la incertidumbre hace
al hombre más desgraciado que despreciable”.

Jean de La Bruyére

 

Tras el reñido proceso electoral capitalino del 7 de diciembre de 1919, Rafael Zubarán, candidato a Presidente Municipal del oficialista Partido Liberal Constitucional, debió reconocer el triunfo de su oponente, el Lic. Luis Coyula, su contendiente por las siglas del Partido Nacional Cooperatista, cercano a las aspiraciones presidenciales de Obregón.

Transcurrida una tensísima sesión de cómputo –en la que sendas agrupaciones políticas se declararon triunfadoras–, finalmente el vencedor pudo rendir protesta como máxima autoridad de la Ciudad de México, fundamental enclave político del Distrito Federal, gobernada desde el 28 de mayo de 1919 por el carrancista Manuel Rueda Magro.

Ese aparentemente inadvertido antagonismo partidario, fue magistralmente percibido y evidenciado por el gran libretista del Teatro Principal, Arturo Ávila “Gandolín”, quien presentó con sonoro éxito la comedia Las Dos Repúblicas, en la que las actuaciones de las insuperables Lupe Inclán y Emma Arriola se ganaron la ovación del público que encontraba en sus chispeantes parlamentos la concreción del ambiente político que presagiaban los “Idus de Mayo” contra el carrancismo.

Ese irrepetible escenario que es el teatro en un mundo políticamente convulso, en donde el arte de las “tandas” fincó sus reales, generó una intensa rivalidad entre los teatros de la Ciudad; y si el Principal también se colgó éxitos con la obra 19-20 de los maestros Elizondo y Vigila, el Esperanza Iris levantó al público con La Ultima Campaña, obra de la pluma del diplomático y excelente escritor Federico Gamboa.

De igual forma los cines capitalinos seguían fortaleciendo el imaginario público con películas adversas al carrancismo, a pesar de las millonarias sumas que desde las secretarías de Guerra y de Marina se destinaban para películas como El Automóvil Gris de Enrique Rosas, o Juan Soldado de Enrique Castilla, cuyas exhibiciones se arrebataban a los públicos con el filme Emiliano Zapata: Vida y Muerte de Rosas-Derba y Compañía, o Chucho El Roto de Santiago Sierra.

Aquellos desasosiegos políticos el 3 de marzo tuvieron en la capital un funesto desenlace: la misteriosa muerte del Presidente Municipal Lic. Luis Coyula, cuyo funeral de Estado, efectuado en el propio Palacio del Ayuntamiento, fue presidido por Don Luis Cabrera, el General Jacinto Treviño y Don Félix F. Palavicini, en un acto en el que se consumó la designación del Primer Regidor, Lic. Fernando Saldaña Galván, como titular del gobierno de la Ciudad.

Un par de meses después, Carranza fue obligado a abandonar la capital rumbo a Veracruz; sus días estaban contados y las zozobras vividas por los capitalinos desde 1911 hicieron presa fácil de la incertidumbre a hombres y mujeres que aquí quedaron sumidos en un interregno, cumpliéndose una vez más la sentencia del moralista francés La Bruyére, pues la gran mayoría vivió nuevamente la desgracia, en tanto que un puñado se volvió despreciable a sus congéneres.