“Perder el dinero es eso: perder dinero. Sin embargo,
perder el tiempo significa perder tu vida”.

 Michael LeBoeuf.

 

Apenas estamos saliendo de la resaca de este largo periodo vacacional llamado “Maratón Guadalupe Reyes”, el fin de año se aleja cada vez más. Las doce uvas ligadas a la misma cantidad de deseos que se han vuelto un ciclo permanente en muy pocos casos de satisfacción y en la mayoría de incumplimiento.

Y ya se nos fue la mitad del primer mes, por cierto uno de los más complicados del año pues es en este donde se deben retomar los compromisos y proyectos para un nuevo periodo de tiempo.

Somos los seres humanos los que hemos pretendido encajonar en segundos, minutos, horas, días, meses y años, al tiempo. Pero el tiempo es el tiempo. Ya lo dice el dicho popular “hay más tiempo que vida”, es decir, somos seres finitos indistintamente de lo que lleguemos a vivir, por más tiempo que vivamos solo será una mínima fracción en el tiempo que es perenne.

Dice  una canción, composición de Rubén Fuentes sustentada en un poema de Renato Leduc:

“Sabia virtud de conocer el tiempo,

a tiempo amar y desatarse a tiempo;

como dice el refrán: dar tiempo al tiempo,

que de amor y dolor alivia el tiempo.

Aquel amor a quien amé a destiempo

martirizóme tanto y tanto tiempo,

que no sentí jamás correr el tiempo

tan acremente como en ese tiempo.

Amar queriendo como en otro tiempo,

ignoraba yo aún que el tiempo es oro.

Cuánto tiempo perdí, ay, cuánto tiempo.

Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,

amor de aquellos tiempos, cuánto añoro

la dicha inicua de perder el tiempo”.

Amor, vida, hacer, dejar de hacer, distracción, tiempo perdido y ganado, lo que se puede recuperar y lo que se ha esfumado. Todo aplica para cualquier actividad, acción, plan, proyecto o deseo.

Si no se aprovecha el tiempo este se va y no regresa. En México el tiempo desaprovechado para lograr un crecimiento económico ya está generando estragos, se puede redirigirse la nave y cambiar de derrotero pero lo perdido muy difícilmente se recupera.

Por la  inseguridad, la delincuencia organizada y la impunidad, muchos perdieron la vida. Otros por la falta de medicinas y recursos de los programas perdieron oportunidades. Y el tiempo no dejo de avanzar.

“Dios si perdona, el tiempo no”, la sabiduría nos dicta una vez más que el tiempo es un recurso no renovable. Por ello, quise escribir sobre este tirano para algunos, oportunidad para otros, fin o principio según donde se inserte uno en el.

Ahora que inicia una nueva etapa esforcémonos por cumplir los planes y metas, no desanimarnos a la primera, a pesar de las adversidades seguir luchando, en lo personal, en la comunidad, en el país y en el mundo.

Donde nos toque estar construyamos la mejor versión de nuestras personas para poder en conjunto construir la mejor versión de sociedad.

Es tiempo de reflexión y de acción. Ojalá valoremos el tiempo, aprovechemos el tiempo y hagamos lo que tenemos que hacer a tiempo.

Que este 2020 sea tu tiempo, nuestro tiempo. El tiempo de dar, de hacer, de explorar, de lograr, de convertir, de trascender.

@perezcuevasmx

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