Luego de que se dio a conocer el asesinato de Ingrid Escamilla y que alguien filtró imágenes de su cuerpo hallado tras el crimen –y de que también se dieron a conocer fotografías de su autopsia–, muchos usuarios de redes sociales hicieron eco de una propuesta singular: difundir imágenes agradables –paísajes, gatitos, atardeceres y más– para que en las búsquedas que se hicieran con la etiqueta #IngridEscamilla aparecieran éstas y no lo que se filtraron de parte de personas que invitaban más al morbo que a la información.

En un país en donde la nota roja ha ganado terreno desde hace décadas, y en el que la violencia se considera un recurso para solucionar cualquier problema, es reconfortante que se logre evitar que fotografías que reflejan los horrores derivados de asesinatos circulen en redes sociales.

Así, las redes sociales pueden ayudar a que no se normalicen crímenes como el que le quitó la vida a Ingrid.