El régimen de la 4T llegó muy pronto a un alarmante nivel de incompetencia.

Lo cierto, es que hay un presidente paralizado y un gobierno en pánico ante un escenario que jamás imaginaron.

La crisis económica interna sumada a la recesión global, a la pandemia, a la caída del peso, al desplome de los petroprecios, más el éxito de la marcha histórica y paro de mujeres del 8 y 9 de marzo, tienen a la Cuarta Transformación al borde del fracaso.

A esto, hay que agregar un hecho que se dio en medio de los caóticos acontecimientos.

Reuters, la agencia británica de noticias, publicó el 9 de marzo la filtración de una reunión entre diplomáticos de Estados Unidos, Canadá y países de la Unión Europea para “discutir sus preocupaciones sobre la política energética del presidente López Obrador”.

Casi todo los medios hicieron perdediza esa información, pero el que se haya utilizado a una de las agencias noticiosas más importantes del mundo para denunciar que México está “socavando los acuerdos” y las bases legales de los contratos firmados con importantes empresas petroleras, habla, de que esos países ya no tienen confianza en el gobierno.

Anterior a ese cónclave, sucedió otro evento preocupante: La decisión de la Secretaría de Medio Ambiente de llevar a cabo una consulta pública –después confirmada por el presidente– para decidir si la planta cervecera de Constellation Brands que se construye  en Mexicali, Baja California, con una inversión, hasta hoy, de mil 400 millones de dólares, debe irse o quedarse.

Las críticas que ha recibido esta decisión por parte de los dueños e inversionistas norteamericanos queda resumida en la frase: “No entendemos esta lógica. En otro país, el gobierno enviaría flores a los empresarios por crear fuentes de empleo, sobre todo en un momento de recesión global, sin embargo, lo que en el mundo se premia, en México se castiga”.

La nota, de Reuters, revela  el hartazgo de los más importantes intereses económicos internacionales con un gobierno irracional que va perdiendo de manera acelerada credibilidad y resperabilidad en el exterior.

Para algunos, el cierre de la planta Constellation Brands, podría convertirse en un tsunami para  la inversión privada. Una pésima señal de confianza con más impacto que la cancelación del aeropuerto de Texcoco por tratarse, en este caso,  de una de las empresas extrajeras que más ha invertido en el país en los  últimos seis años.

En el mundo crece la idea de que en México hay un gobierno autoritario, disfuncional e inescrupuloso que opera al margen de la ley, que rompe acuerdos a capricho y traiciona las alianzas. Es decir, que ha dejado de ser fiable y creíble.

El presidente López Obrador se ha convertido en el principal obstáculo para resolver los problemas del país. En realidad, es el “problema país”. No hace frente a la crisis financiera, económica y de salud como jefe de Estado sino como un paranoide que ve enemigos por todas partes y bajo esa lógica dicta ordenes absurdas.

Durante las últimas semanas ha crecido su proclividad a decir mentiras y disparates. Mientras el mundo esta al borde del colapso por la caída de las Bolsas y el peso se desploma, él utiliza la ciénaga de las “mañaneras” para dar a entender que las finanzas de México son invencibles.

Mientras el director de la Organización de la Salud declara al mundo en pandemia, él, el presidente de México, acusa los conservadores de querer infectar al país.

Vuelve a dinamitar la unidad nacional, suelta otra vez  la víbora de la discordia civil  cuando la emergencia mundial exige coordinación y solidaridad. Obliga a elevar a rango constitucional los apoyos sociales –para quedar bien con su mercado electoral– cuando la economía está parada y no hay incentivos para la inversión.

Estamos llegando a la orilla del abismo. Pronto, se tendrá que valorar lo que puede ser menos costoso para la nación. Mantener en el cargo a un presidente que llegó al poder con una votación histórica pero que ha perdido capacidad mental y de gobierno,  o pensar en una alternativa que impida la hecatombe.

Ni hay presidente, ni hay gobierno.