El pasado 29 de abril, a los 92 años de edad, dejó de existir un mexicano excepcional, Guido Münch Paniagua, Astrofísico, especializado en estructuras galácticas y espectroscopia. Reconocido internacionalmente como: Miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias; presea al Mérito Científico Excepcional, otorgado por La NASA; miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos; Premio Príncipe de Asturias 1989.

Guido Münch Paniagua, nació en el bello estado de Chiapas. Abrió los ojos a la vida el 9 de junio de 1921, en la mágica ciudad de San Cristóbal de las Casas. Uno de los lugares más hermosos de nuestra república mexicana. Ciudad cuya estupenda belleza natural, exquisito paisaje colonial y sedante quietud de sus monumentos arquitectónicos, son la fuente que impulsa el temperamento de su gente alegre, honesta, trabajadora, motivada siempre a la superación de los contratiempos de la historia.

Guido pasa su infancia en el escenario maravilloso que le ofrecen los Altos de Chiapas, hasta su ingreso en la Escuela Nacional Preparatoria, razón por la cual emigra a la hoy ciudad de México. Joven formado en la cultura del esfuerzo, para solventar sus estudios, ingresó como empleado a la Suprema Corte. Nuestro personaje dio inicio a su formación profesional en la Escuela Nacional de Ingeniería. En 1935, en el Palacio de Minería se fundó la Facultad de Ciencias, Guido dejó la carrera de Ingeniería y se incorporó a esta nueva casa de estudios,  en donde, en 1943, se graduó como Maestro en Ciencias Matemáticas.

Hay momentos definitorios en la exitencia de todo ser humano. En la vida de Guido, según la semblanza escrita por Emmanuel Palma Muñoz, el acontecimiento que marcó el rumbo de su carrera fue el Congreso, que puso a la astronomía mexicana en el mapa internacional, organizado por la inauguración del Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla, San Andrés Cholula, Puebla, en 1942, al que asistieron grandes astrónomos de la época: Shapley, Otto Struve, W. W. Morgan, Bart Bok, Sergei y Cecilia Gaposchkin y varios más.

Poco tiempo después, Otto Struve, entonces Director del Observatorio MacDonald, boletinó una vacante de Asistente de Telescopio. Guido fue seleccionado para ocupar dicha plaza en el Observatorio de Yerkes, de la Universidad de Chicago, donde además, continuó sus estudios de posgrado y en 1946, culminó el Doctorado en Astronomía y Astrofísica.

Al concluir su doctorado regresó a nuestro país con la idea de realizar trabajos de investigación, pero dos años más tarde (1948), fue invitado a regresar a la Universidad de Chicago, para participar con el equipo de Subrahmanyan Chandrasekhar — Nobel de Física 1983 — en la investigación del transporte radiactivo de las estrellas. Investigación que duró tres años. Tiempo en el que tuvo la oportunidad de conocer a dos personas determinantes en su carrera, Gerhard Herzberg, quien lo motivó hacia la espectroscopia, y William Wilson Morgan, con quien desarrolló aplicaciones espectroscópicas fundamentales. Su vida había dado un importante giro hacia la espectroscopia. La doctrina científica nos dice que la espectroscopia sirve para detectar la absorción o emisión de radiación electromagnética a ciertas longitudes de onda. Es el estudio de la interacción entre la radiación electromagnética y la materia con absorción o emisión de energía radiante. La espectroscopia demostró que existen los mismos elementos químicos tanto en la tierra, como en el resto del Universo. El análisis espectral de los cuerpos celestes reveló que todos se componen de los elementos que figuran en la tabla periódica de Mendeleiev. Tiene aplicaciones en astronomía, física, química, biología, medicina, entre otras disciplinas científicas. Por ejemplo, el Diccionario del Cáncer la define como el “estudio de la cantidad de luz que absorbe, despide o dispersa un objeto…descompone la luz y mide diferentes longitudes de onda de luz visible y no visible. En el campo de la medicina, se usan diferentes tipos de espectroscopia para estudiar los tejidos y ayudar en el diagnostico”.

En 1953, Guido ingresó al prestigiado Instituto Tecnológico de California (Caltech). Institución de importantes innovaciones científicas, entre otras, como la creción de los organismos predecesores del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, que sigue siendo gestionado y operado por Caltech; el gran telescopio de 200 pulgadas que funcionaba con espectrógrafo, utilizaba técnicas muy avansadas y al que sólo tenían acceso catorce astrónomos, entre ellos, por supuesto, Guido Münch. En Caltech, durante casi tres décadas, se dedicó al análisis espectroscópico de la Vía Láctea.

En 1962 fue admitido como miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, fundada en Boston durante la Guerra de Independencia, con el objetivo, según sus estatutos, de “cultivar las artes y las ciencias que puedan incrementar el interés, el honor , la dignidad y la felicidad de la gente libre, independiente y virtuosa”. Entre muchos otros personajes destacados, formaron parte de esta asociación: Benjamiín Franklin, George Washington, Thomas Jefferson, Alexander Hamilton. La pertenencia a esta Academia se considera un honor, solamente superado por el Premio Nobel.

En 1969, ingresó a la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, NAS, asociación cuyos miembros sirven, pro bono, como “Consejeros de la Nación en ciencia, ingeniería y medicina”.

La carrera espacial empezó a tener auge en la década de los setentas. El conocimiento científico de medición desarrollado por Münch motivó su invitación a participar en los proyectos de exploración de Mercurio, Venus, Marte y Jupiter, en los programas Mariner, Viking y Pioner. Trabajos que impulsaron a la NASA a otorgarle la presea al Mérito Científico Escepcional.

En los albores de la década de los ochentas, asumió la dirección del Instituto Max Planck en Heidelberg, Alemania, cargo en el que se desempeñó hasta 1991. Y posteriormente pasó al Instituto de Astrofísica de Canarias.+En 1989, la Fundación Príncipe de Asturias, por su labor científica, le otorgó el premio de Investigación Científica y Técnica.

En 1997, el Instituto Nacional de Astrofísica, Optica y Electrónica de México, le otorgó su máxima distinción académica, el Doctorado Honoris Causa.

Guido Münch Paniagua es de esos seres humanos que surgen en el panorama amplio y disímbolo de la historia, de calidad excepcional, espíritu inquieto, profundamente sensitivo e innovador, que se elevó sobre la temporalidad de su vida, dejando un legado creador de civilización y cultura. Descanse en paz.

 

Ministra en Retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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