En los últimos días, han vuelto a escucharse en España, los gritos destemplados de “Fuera los borbones”. Son quizás la manifestación del expreso repudio de quienes han escuchado y recordado la conmemoración de la abdicación de Alfonso XIII o el inicio de la guerra civil española que terminó con la república.

Es cierto que la historia no tiene vuelta atrás y la monarquía borbónica española se ha venido deslizando por un tobogán de errores y descredito: los amoríos e infidelidades del monarca en retiro, sus tráficos de influencia; por los que cobraba comisiones, y las innumerables corruptelas del él y otros miembros de la Casa Real, y las que siguen dándose a conocer.

Es por ello que a los españoles y a los que los entrañables lazos que nos unen con el pueblo español, que resulta conveniente reflexionar sobre la restauración borbónica de Franco y como se percibe la monarquía agotada, exhausta, desgatada y como, ante la magnitud de la crisis de España, la monarquía ha dejado de ser factor de unión y cohesión.

Hace seis años, la decisión de abdicar parecía tardía, aunque es posible que le otorgue una última oportunidad a Felipe VI quien deberá probar al pueblo español, que puede ser un factor de concordia en estos tiempos difíciles de aguda crisis económica, de intentos separatistas, todo ello inmerso en una tensión y turbulencia social que vislumbra vientos de fronda.

El reclamo popular es la realización de un referéndum para decidir si debe continuar la Monarquía o no. Y es que, a pesar de ser una monarquía constitucional acotada, en la cual los reyes solo se restringen a funciones protocolares y de representación del Estado, el costo financiero resulta muy alto.

Lo más importante, solo que lo olvidan convenientemente los “demócratas” de ocasión, es que la restauración de los borbones es ilegítima de origen. La República Española terminó por un sangriento golpe militar que instauró una feroz dictadura y que al final de sus días, regresó por la puerta de atrás a la monarquía. La decisión de Franco de dejar “atada y bien atada” la sucesión de Juan Carlos de Borbón, hoy parece lejana e irreal.

Los “come curas” de aquí y de allá, no se perciben tan radicales y hasta parecen moderados frente a los excesos de corrupción de la Casa Reinante que sigue aflorando y en nada se distingue de las prácticas de corrupción de cualquier régimen, ni siquiera tienen un poco de decoro y dignidad.

Por esas prácticas y esos excesos, no se escuchan tan descabellados los gritos de Fuera los Borbones y terminar con esa monarquía que el propio pueblo español, rechazo en su momento.

Desde luego es sólo una opinión respecto de los sucesos políticos en esa “madre patria”, como mexicanos solo nos resta observar el desarrollo de los acontecimientos y ser respetuosos de las decisiones del pueblo español.