Lázaro Cárdenas (México, 1985) de Alejandro Galindo, con Adalberto Martínez [a] Resortes, María Teresa Sanders, Víctor Junco, Ramiro Orci, Benjamín Amezquita…

Hace unas semanas, preguntaba, aquí mismo, dónde está y quien tiene la película Lázaro Cárdenas, la última realización de Alejando Galindo (Aquel Alejandro Galindo, una Alma Rebelde y Humorista. Segunda Parte, Revista Siempre! No. 3504). Resulta que encontré una copia pirata, en DVD, de esa curiosa y olvidada joya barroca, sin pulir, del cine mexicano, no acordándome dónde y cómo la conseguí. Tal vez en el mercado negro de Tepito. ¿Dónde más, me podrían informar? Les dejo mi correo: enzamo28@yahoo.com.mx

Comentó, en su momento, un historiador y crítico del cine mexicano (Emilio García Riera) que, de la película, “aún no estrenada al momento de escribir lo presente (1998), se dice que no fue el suyo un caso de censura (¿Vil intolerancia de la grilla vengativa?, me pregunto yo, hoy), sino de insolvencia senil” (Breve Historia del Cine Mexicano, Primer Siglo, 1897-1997, página 341). Otro historiador y crítico del cine mexicano (Eduardo de la Vega Alfaro), también en su momento, comentó que Alejandro Galindo “luego de realizar una nueva serie de cintas absolutamente comerciales, obtiene el apoyo de Medea de Novara, viuda de Miguel Contreras Torres, para realizar, al fin, uno de su proyectos más ansiados: una biografía del presidente Lázaro Cárdenas, figura de la que siempre ha demostrado enorme admiración, cinta que hasta la fecha no se ha estrenado” (Revista DICINE No. 41, septiembre de 1991, fichero de cineastas nacionales, Guadalajara CIEC-U de G, páginas 16-17).

apreciación reciente de la película me permite afirmar, que no fue un caso de censura. O quizá sí, ya sea por las escenas documentales en las que vemos al General Lázaro Cárdenas en un mitin celebrado, en la Habana, Cuba, con motivo del Sexto Aniversario de la Revolución Cubana, donde aparecen Camilo Cienfuegos y Fidel Casto. Menos de un caso de insolvencia senil, ya que, a sus casi 80 años, Don Alex realizó una película perfectamente bien montada e, intencionalmente, no cabe la menor duda, con claro sentido ideológico muy personal, no exenta, por otra parte, de cierta embarrada oficialista, al incluir escenas de la inauguración de una estatua del General Lázaro Cárdenas, por Miguel de la Madrid, en la Capital de España. Mucho menos una biografía del General, sino una exaltación del hito histórico de la expropiación petrolera, el 18 de marzo de 1938, ilustrada con escenas de masas de la época y que forman parte de la historiografía audiovisual nacional.

Al final de la película, aparece el actor Víctor Junco (¿él representó al General Cárdenas en las escenas recreadas, cuando tomó la decisión de expropiar a las empresas petroleras extranjeras o conviviendo en un convite con el pueblo?), representando a un obrero de la industria petrolera, reflexionando y exaltando el papel desempeñado por Lázaro Cárdenas en aquel inolvidable acontecimiento de la expropiación petrolera, a las empresas extranjeras, haciéndome reflexionar sobre el papel de las masas populares y de la personalidad en la Historia, una de las cuestiones principales de la teoría del proceso histórico. Esta teoría estable que creadores de la historia son el pueblo, las masas trabajadoras principalmente, a quienes corresponde el papel decisivo en la economía, en cuanto creadores de los bienes materiales, sin los cuales la sociedad no podría existir y de quienes depende el destino de las revoluciones sociales, de los movimientos políticos y nacionales, sin negar la inmensa importancia de la acción de las personalidades destacadas.

La película es un divertimento respetuoso sobre la decisión tomada, dadas las circunstancias o condiciones objetivas y subjetivas, por el General Lázaro Cárdenas, de expropiar la industria petrolera a las empresas extranjeras.

Al final de la película, teniendo como fondo imágenes de la infraestructura, en mar y tierra, de la Industria Petrolera, se lee: Agradecemos la colaboración de Doña Amalia Solórzano Vda. de Cárdenas, Cuauhtémoc Cárdenas, Filmoteca de la UNAM. Dedicada a la memoria de Miguel Contreras Torres.

El protagonista principal de la película es Gilberto Martínez [Resortes], en el papel de Carrana, un pintoresco hombre del pueblo, con acento tepiteño o peralviñero, en andanzas por los ingenios azucareros de Zacatepec, Morelos, en plan de recordarle a todo el mundo, principalmente a los niños campesinos de una escuela primaria, ante el escepticismo del director de la misma y de los funcionarios sindicales y autoridades estatales, que más que celebrar el día del maíz habría que celebrar el aniversario luctuoso del General Lázaro Cárdenas.

Previos créditos, con imágenes de pozos petroleros y música orquestal de “La rielera”, que nos enteran de que el argumento y libro cinematográfico es de Alejandro Galindo, quien también dirige, en codirección con Jesús Martin, fotografía de Daniel López y música de Manuel Esperón, arranca la trama con la imagen de Xillonen (Diosa del Maíz Tierno) seguida de niños, marchando y cantando “La casita”, conducidos por su maestra.

De entrada, sentimos que escucharemos diálogos divertidísimos, antes de la aparición de CarranaResortes, que llega en una carreta, jalada por un burro, acostado sobre el rastrojo, de la que se cae, sin soltar un libro y una flor que trae en la mano izquierda. Las situaciones chuscas y los diálogos, por igual, no se hacen esperar. Se trata de una bella comedia, con todas sus limitaciones, la mera verdad; pero, hay que reconocerlo, el gran Adalberto Martínez, divierte, cómo lo hizo en otras películas, también de Alejandro Galindo.

Entre el humor de los diálogos populares de la ficción, en el que, Resortes interpreta a un “peladito”, huido de los barrios bajos de la Ciudad de México, irreverente, pero instruido y toda la cosa, y la recreación de anécdotas y paisajes históricos, con fotos y películas de archivo (evolución del crecimiento de la explotación petrolera en México, exilio español, movimientos de masas en apoyo a Lázaro Cárdenas, mitin en la Habana, Cuba, inauguración de un monumento a Lázaro Cárdenas, en Madrid, por Miguel de la Madrid Hurtado, y las tomas finales de la Industria Petrolera) hay toda una parafernalia folclórica, puesta en cuadro por una hombre muy especial. El universo cinematográfico de Alejandro Galindo, hay que decirlo, no llega a las alturas líricas de Aleksandr Dovjeno; pero, la siembra por todos, a mano y cantando, de la tierra, con granos de maíz importado, tiene sustento ideológico populista (trabajo colectivo agrícola, sin maquinaria), más que artístico.