“Omne quod movetur ab alio movetur”
Todo lo que se mueve es movido por otro.Principio de la teoría del movimiento y la causalidad.
Las recientes elecciones nos muestran descarnadamente varias de las espinosas aristas de la política pública en materia de seguridad y la vorágine de violencia en que se encuentra inmerso nuestro país, con una parte de nuestro territorio controlado por la delincuencia organizada.
En lugar de felicitar a los criminales porque “se portaron bien” el día de la jornada electoral, el Ejecutivo se debería replantear con seriedad la estrategia, se requiere modificar las acciones, deben persistir las destinadas a golpear la logística operativa de los cárteles, pero simultáneamente se deben fortalecer las tareas encaminadas a incautarles el dinero que blanquean en los sistemas financieros, a detener el flujo de armamento proveniente de los EU, desmontar las redes de narcomenudeo y exterminar la red de protección que les proporcionan no sólo policías, sino también políticos, empresarios y comerciantes, prestanombres y finalmente utilizar con mayor rigor el Sistema de Inteligencia. El uso de la inteligencia civil y militar debe privilegiarse frente al enfrentamiento a balazos. La violencia no se combate con violencia. Un punto especial complementario en el que hay que poner el acento es en una verdadera política de desarrollo humano. La verdad es que no estamos en una guerra en el término convencional del concepto; entendemos que denominarlo así resulta un ejercicio metafórico y discursivo.
Al Estado le corresponde brindar seguridad en la vida y patrimonio de sus ciudadanos. Quienes así lo exigimos y hemos venido pidiendo modificar la estrategia y aportando propuestas, no somos los enemigos a vencer. Ningún ciudadano de bien estaría de acuerdo, en rendirse ante la delincuencia organizada y menos pactar con ella. El Estado no debe pactar con trasgresores de la ley.
Por otra parte, duele la patética actitud del Ejecutivo federal, que insiste en su diagnóstico justificatorio para defender su errática estrategia de seguridad, cuya espiral de violencia ya había costado a finales del 2020 más de 40,000 muertes violentas, y es evidente la percepción ciudadana de que el Gobierno no está actuando en contra del narcotráfico y la delincuencia organizada. Y ahora no se le ocurrió nada mejor que proponer una reforma legislativa para adscribir la Guardia Nacional a la Secretaria de la Defensa Nacional, siendo que originalmente cuando se planteó su creación se justificó la necesidad de crear un órgano policial que dependiera de un mando civil.
Es dentro de este contexto que, quizá se haya realizado la visita a nuestro país de Kamala Harris, del Director y del subdirector y de la CIA de Estados Unidos, no solamente a tratar los temas de migración y salud, pero también preocupa a nuestros vecinos la amenaza de tener una frontera de 3,000 kilómetro con un país cooptado por el Narco.
El futuro de México no solo preocupa a Estados Unidos, el mundo está atento en lo que sucede en nuestro país, asi lo demuestra la visita del Nuncio apostólico en México, Franco Coppola, a la zona de tierra caliente de Michoacán y ahora tras el informe enviado al Vaticano, la visita de Pietro Parolin Secretario del Estado del Vaticano, no es una casualidad; solo el Presidente no quiere ver la realidad, o no lo quiere aceptar públicamente.
En este terreno no debe haber concesiones, el Estado debe prevalecer frente a la fuerza de la delincuencia organizada que lo desafía y lo invita a asociarse con Morena, como claramente lo vivieron los habitantes de los municipios del sur del Estado de México durante el proceso electoral y el día de los comicios. Ya basta, se debe terminar con los ejercicios retóricos. La sociedad entiende claramente que la medida puede explicarse y justificarse porque las instituciones de procuración de justicia y de seguridad pública federales, estatales y municipales habían sido superadas e inclusive infiltradas, hasta las más altas esferas, por la delincuencia.
En este sentido es que reafirmamos nuestra convicción de que los mexicanos debemos estar atentos para actuar juntos, solo así, Estado y sociedad habremos de superar los tiempos aciagos y de que confiamos en que exista la inteligencia, la serenidad de ánimo y la voluntad republicana de corregir y reorientar el rumbo.