Morena irá solo en la propuesta de reforma para disminuir el financiamiento público a los partidos. Aquí no hay bloque que valga, los grupos parlamentarios defenderán los intereses de sus organizaciones que distan mucho de ser los intereses de la sociedad.
Es posible y deseable quitarles el 100 por ciento del financiamiento público a los partidos; es más, creo que los partidos deberían desaparecer y en su lugar crearse asociaciones electorales temporales, sin financiamiento público, vigiladas, supervisadas y sancionadas por las autoridades civiles y electorales. Como aún no hay condiciones para esta discusión, únicamente abordemos el tema del financiamiento.
En el mundo los partidos políticos tienen tres modelos de financiamiento: público, privado y mixto. En realidad no hay uno mejor que otro, depende de cada país. En México tenemos un modelo mixto, con preponderancia del financiamiento público. Se dice que la propuesta que enviará el Presidente quiere quitarles la mitad de los recursos.
Aquí surge la pregunta que debe responderse para no meter la pata en esta reforma: ¿Por qué se les debe quitar la mitad y no un tercio o de plano todo el financiamiento público? Siguen otras como: ¿Cuál es el mejor modelo de financiamiento? ¿Qué normas deben crearse para asegurar que los partidos dispongan del dinero para realizar sus funciones, al tiempo que garanticen que el dinero no dañe el proceso democrático?
De acuerdo al INE, los partidos reciben financiamiento para actividades ordinarias; gastos de campaña; actividades específicas, franquicias postales y telegráficas. De entrada se debe revisar con el cuchillo en la mano las franquicias, suena anacrónico en estos tiempos de Internet y comunicaciones digitales el envío de cartas y telegramas.
En cuanto a actividades ordinarias permanentes, la estructura administrativa de los partidos debe ser mínima. Ningún dirigente debería cobrar un salario por sus funciones. A diferencia de un futbolista profesional que le pagan por jugar; el político profesional no debe vivir de la política, sino vivir para la política. Los ingresos de los dirigentes y cuadros deben provenir de actividades económicas o profesionales. Los partidos sólo deberían pagar viáticos y no salarios a dirigentes.
Las actividades específicas son relevantes y deberían robustecerse en todos los partidos. Buenas publicaciones teóricas y programáticas; análisis y propuestas; foros, seminarios, coloquios que desde la posición ideológica de los partidos fortalezcan la cultura democrática.
Tema complicado es el de los gastos de campaña. La política es cara y un buen negocio para un conjunto de empresas y proveedores. Primero, hay que revisar los tiempos de los partidos en radio y TV, menos publicidad y más contenidos. Segundo, los precios de los productos para campaña deben tener una tarifa preferencial, contrario a lo que ocurre ahora que tienen un sobreprecio. Los productos y servicios electorales deben ser más baratos que los productos comerciales, porque cumplen un fin social.
No debemos quitarle a machetazos el financiamiento a los partidos, pero sí cuidar que el dinero que se les entregue sea destinado a sus actividades sustantivas. Eso pienso yo. ¿Usted que opina?


