“No les gustan los documentales. Las películas que hacemos en la actualidad sobre una época que conocimos o en la que vivimos. Cuando haces una película así, tiene que ser un documental”.

 

El dinosaurio y el bebé. Diálogo en ocho partes entre Fritz Lang y Jean-Luc Godard  (Le dinosaure et le bébé. Dialogue en huit parties entre Fritz Lang et Jean-Luc Godard, (Francia, TV, 1967) de André S. Labarthe y Janine Bazin, para la serie Cinéastes de nostre temps.

-Continuación de 4-

Jean-Luc Godard: “No se puede mostrar a un capitán o a un general que se equivoque”. Fritz Lang: “¿No puedes?”. JLG: “No. No hay ninguna película sobre la liberación”. FL: “¿Ni sobre la ocupación?” JLG: “No lo sé. Ni los franceses, ni las autoridades reaccionan. No les gustan los documentales. Si es ficción”… FL: “Escucha”… JLG: “… El presidente no puede aparecer en una película. En América muchos actores han encarnado a Kennedy”. FL: “Has tocado una cosa. No les gustan los documentales. Las películas que hacemos en la actualidad sobre una época que conocimos o en la que vivimos. Cuando haces una película así, tiene que ser un documental”. JLG: “Si es buena, por naturaleza tiene que ser documental. Hoy en París, hay películas que no podemos hacer. Si las hiciéramos causaríamos problemas. Quiero hacer una película sobre estudiantes. Los estudiantes son personas de 18 a 19 años que se interesan por todo, sobre todo por la política”. FL: “Es importante”. JLG: “Pero no podemos hacer películas sobre estibadores como La ley del silencio en Estados Unidos. No se puede porque no. Son sólo unos ejemplos”. FL: “Te diré una cosa. Había censura en Hollywood. Pero podíamos hablar con los censores”. JLG: “Eso es mejor”. FL: ¿Se puede hablar aquí? ¿Qué es la censura? ¿Un grupo de gente?” JLG: “Sí, gente que no conocemos”. FL: “En el pasado, me encontraba, cuando realizaba una película, que iba el organismo censor, no como si hubiera hecho algo, ni como si mis colaboradores hubieran intentado hacer algo. Iban como un niño que había hecho algo malo”. JLG: “Tal vez el público sea un poco así. Los censores nos miran con sus corazones”. FL: “Lo romántico tiene que hacerse con el corazón”. JLG: “Algo que decía Carlo Ponti que siempre me ha chocado. Dijo que el público ve las películas, no con los ojos, sino con el estómago. ¿Crees que el cierto?” FL: “¿Qué significa el estómago? Creo que sé lo que quieres decir. Es muy difícil. No creo que el público sepa si ve una película con el corazón o con el estómago. En cambio sabe si la película es buena o mala. Yo creo en el público. Te diré una cosa. Yo trabajo para el público. El cine es un arte de masas. Si no creyera que las masas pueden juzgar una película correctamente no tendría derecho a hacer películas”. JLG: “Si, por ejemplo, hacer una película dirigida a las masas, al público, no le gusta, pero a ti no te parece mal. ¿Cambias?”. FL: “¿El qué? ¿La película o yo?” JLG: “No, la película”. FL: “En absoluto. Tal vez no tenga razón. Tal vez sea un error. En general, encuentro… igual suena un poco. ¿Cómo se dice…?” JLG: “Dilo en inglés”. FL: “Pretencioso. Casi no tuve en América un desastre, un fracaso. Las películas que he hecho que no me gustaron al acabarlas tenían vida propia. ¿Sabes? Dentro de 10 o 12 años, cuando las vuelvo a ver, veo que no son tan malas como yo pensaba”. JLG: “Cuando te vimos, hace siete meses en Cannes, no sabías si ibas a hacer otra película. Ahora creo que si quieres. ¿Me puedes contar?” FL: “¿Te digo la verdad?” JLG: “La verdad más probable”.

-5-

FL: “Querido amigo, te diré una cosa. Cuando cumplimos edad, en cualquier profesión, ya hemos hablado de ello, nos preocupa perder el contacto con la juventud. A mí me daba miedo. No quería hacer más películas. Sabes que estaba muy contento por poder trabajar contigo como actor en El desprecio. Me dije: Ya está, se acabó. Pero en las últimas tres o cuatro semanas estuve con Chaillot en la Cinemateca Francesa. Había dos o tres jóvenes, chicas y chicos que me decían: Señor Lang, sus películas nos han dado muchas horas de placer. Hemos aprendido mucho de usted. Haga más películas. Me emocionó mucho y creo que haré otra película”. JLG: “¿Cómo se titulará?” FL: “Creo que la titularé Death of a career girl. La muerte de una mujer que piensa sólo en su carrera y se olvida de…” JLG: “¿Será la muerte un castigo?” FL: “No. Es una muerte en vida… Soy supersticioso. No hablemos de ello. Hablábamos de nosotros, los dinosaurios, cuando empezamos a trabajar en el cine mudo. Como decía, no podíamos hablar, sólo pasar a la acción. Encontré una gran diferencia cuando trabajábamos juntos. Es muy importante y creo que tienes razón.

También te puede interesar

El Dinosaurio y el Bebé – Primera Parte

-6-

Me refiero al accidente de coche”. JLG: “El accidente de coche con Bardot y Palance”. FL: “Cuando Palance y Bardot mueren. Lo que hubiera hecho. Van en un coche cada vez más rápido. Vemos esto… No puede hacer nada. Yo mostraría el accidente. Pero tú no lo mostrarías. Aparecen muertos entre dos camiones. Las consecuencias eran más importantes que el accidente en sí…”. JLG: “Exacto. Es interesante y significativo. Si lo comparamos con lo que quería.  El equilibrio”. FL: “Cuando trabajamos juntos…” JLG: “Me dicen que improviso mucho, como ya has visto. Cuando vi Die Sppiner, por ejemplo, hay muchas cosas que has hecho tú que yo también he hecho, como la Nouvelle Vague”.

FL: “Me alegro que lo digas. Hace 30 o 40 baños que no veo estas películas. Pero escucha. Hay una gran diferencia entre tú y yo. Tú trabajas con otro método. Utilizas la improvisación. No me gusta, pero un director tiene que ser un creador. En cualquier caso, un director no debería hablar. No debería escribir, porque debe decir lo que quiere decir con las películas que hace. Si un director necesita palabras para expresar lo que quiere decir, no es ni buena película ni es un verdadero director.

Un director que le dice a un actor: Entra por la puerta. Haz esto y eso y luego sal por aquí,  es un policía. ¿Cómo se dice?” JLG: “Un guardia de tráfico”. FL: “Un guardia de tráfico, no un director de cine. Te mostraré una cosa (busca algo). Un momento. Pongamos esto aquí. Cuando empiezo a trabajar (le da las gracias a Godard por ayudarle a encontrar ese algo: un plumón), cuando tengo un guion…”

-7-

Fritz Lang: “… una escena. El decorador sugiere una habitación así (comienza a trazar unas líneas con un plumón en una cartulina). Te digo que no valdrá. Tendré cuatro paredes así. Digo, este hombre está sentado en la mesa. Aquí está la mesa. Tiene que haber una ventana. Partimos de aquí. Estamos sentados aquí. Me pone una puerta aquí, en la escena. El hombre que está sentado aquí tiene que ir hasta aquí. Tarda bastante tiempo. No quiere… to waste. Espera. Perder el tiempo. Ponme una puerta para que vaya por aquí. Yo estoy sentado al contrario que tú, tengo el guion y digo que empezamos un plano aquí…”.

CONTINUARÁ.