La emergencia nacional logró lo imposible: unir a los partidos de oposición y a la ciudadanía para defender al INE de un régimen carroñero y depredador.

El Frente Cívico Nacional y Sí Por México sumaron al PAN, PRI y PRD en un evento inédito donde tres ex consejeros presidentes del órgano electoral coincidieron en que la reforma de López Obrador proviene del populismo más autoritario de este siglo y busca la destrucción del INE.

José Woldenberg lo dijo con todas sus letras: “Al presidente no le gusta la democracia”. Cree que México puede caber adentro de una sola ideología, –la de él–,  dentro de un solo partido –el de él– y que el país junto con el planeta y de ser posible el universo entero giren bajo el capricho del autócrata.

Woldenberg sintetizó muy bien lo que está o debe estar en el centro del debate: “Si México va a definir su futuro bajo la democracia o bajo el autoritarismo”. Planteamiento que debe convertirse en una pregunta a los mexicanos: ¿De qué lado estamos, de la libertad o de la dictadura, de los derechos humanos o del fascismo, de la ley o de la arbitrariedad?

Preguntas con las que tenemos que incitar a la movilización ciudadana. Luis Carlos Ugalde se refirió al acto simbólico de “tomar las calles” como la “séptima batalla” a favor de la democracia. Las otras seis las tiene que dar la oposición en el Congreso para impedir la masacre del INE.

El mismo Ugalde puso sobre la mesa una cuestión inquietante: ¿Qué ocurriría si en el 2024 el gobierno no acepta la derrota de Morena? Un punto que encoge el estómago porque López jamás ha reconocido sus derrotas y hoy, a diferencia de antes, tiene el poder y la locura suficiente para provocar una crisis constitucional.

La pregunta es si contamos con las instituciones y la ciudadanía necesarias para impedirlo. La respuesta es: no. Peor aún, el autócrata está preparando el terreno para que el máximo órgano electoral llegue debilitado e incluso descabezado a la contienda presidencial. Tiene de su lado a varios ministros de la Corte dispuestos a declarar la anulación de las elecciones por convenir a los intereses del régimen.

Por eso la importancia de construir un alianza histórica entre sociedad y partidos ya no solo para echar a Morena de Palacio Nacional sino para impedir que den un golpe de Estado. Para formar desde ahora un frente de contención ciudadana que denuncie y disuelva el intento de alterar el orden constitucional con ayuda, incluso, de las Fuerzas Armadas.

En esta hora cero, PAN-PRI-PRD y MC están obligados a evolucionar. También la sociedad civil. El divorcio secular entre partidos y ciudadanía organizada debe superarse. El interés nacional exige que vayan juntos en el diseño de una agenda que conduzca a la elección de un candidato único a la presidencia de la república.

Leonardo Valdés Zurita, lanzó la idea: la ciudadanía debe presentar en el Congreso una iniciativa para que el INE pueda organizar primarias. Tal vez la oposición no tenga los votos necesarios para lograrlo, pero lo importante es la construcción de un método que permita elegir con la participación del electorado a ese candidato o candidata que pasaría a la historia por el simple hecho de mandar a Morena a su casa.

Hay algo que nos debe quedar claro: El candidato o candidata de la oposición ya no puede salir de la “manga” de los partidos. Ellos ya no pueden tener el monopolio de las candidaturas. El riesgo país es de tal magnitud que la decisión de quien va a contender en el 24 debe ser consultada previamente con el ciudadano para evitar un fracaso.

Para evitar el fracaso y para que la victoria sea contundente. Solo así podría abortarse el golpe a la sucesión presidencial que ya prepara López y su partido a través de una  reforma electoral que pretende impedir a toda costa la alternancia.

Oposición y ciudadanos no tenemos, entonces, derecho a dudar. Solo hay dos caminos: ir juntos para derrotar al autoritario y su autoritarismo o ir separados y entregar el futuro del país al dictador.

@PagésBeatriz

 

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