Les platico que escribí tres artículos en DETONA sobre la batalla de los hermanos Garza Delgado por la fortuna de su padre, Roberto Garza Sada Jr., que pescó a Santander -de Ana Botín- con los dedos de la mano en la puerta.

El resumen de los tres artículos que pueden leerse en las siguientes ligas es este. Garza Sada Jr. heredó al morir el 80 por ciento de su fortuna en acciones del Grupo Alfa a su hijo Roberto Garza Delgado.

  • A María Viviana, María del Carmen y Gabriela no les dejó ni un centavo porque en su testamento, el industrial regiomontano se lamentó de lo mal que se portaron con él.
  • A Roberto le dejó el 80 por ciento, pero le metió tal candado que solo le permitía disponer mensualmente de $100,000 dólares por el resto de su vida.
  • Todo esto en un primer fideicomiso realizado con Santander.
  • Roberto se las ingenió y “chamaqueó” a los pupilos del presidente de ese banco en México, Héctor Blas Grisi Checa, de tal forma que de un solo golpe vació el mentado fideicomiso, cuyo valor actual asciende a $800 millones de dólares.
  • Las hermanas gritaron “foul”, sabedoras de la restricción impuesta por su padre a Roberto y lo acusaron de haber falsificado la firma de su padre.
  • Casi todos los medios regios se fueron con la finta y se cantearon del lado de las hermanas, quienes ganaron el pleito legal que emprendieron contra el banco español, y que duró siete años.
  • Pero aquí su irreverente servidor descubrió mediante investigaciones que tocaron a fuentes de primerísimo nivel, que don Roberto registró un segundo fideicomiso en Inbursa por el 20 por ciento restante de su fortuna en acciones de Alfa, y como únicos herederos nombró a sus nietos.
  • Con esta sola noticia, Santander cuenta ahora con elementos suficientes para apelar por otros medios contra la sentencia que ganaron las hermanas, porque ellas no son herederas de su papá.

Recomiendo ampliamente leer artículos sobre este tema y para ayudarles un poco, reproduzco en seguida el 3º y final. ¡Arre!

https://detona.com/articulo/no-hay-enano-que-no-sea-mono-o-el-pleito-de-los-garza-delgado

https://detona.com/articulo/religiosidad-patologica

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Me quedé corto…

Una de las fuentes a las que consulté para esta serie de artículos me preguntó por ciertos datos que por pudor no incluí… hasta ahora.

“Si alguien de los involucrados te llega a reclamar te autorizo a que reveles mi nombre, estoy segura de que se van a quedar helados cuando sepan mi nombre”, me dijo.

Por lo pronto, comparto en este tercer episodio los datos que ella recalcó son importantes para que la comunidad se dé una idea de cómo se las gastan no pocos de los miembros de la “realeza” sampetrina y de los cortesanos que medran a su alrededor.

El nombre de mi fuente me lo reservo y solo lo divulgaré si se me echa encima alguno de los nombres que he mencionado hasta ahora.

Esteban Berard

Era C.P. egresado del Tec. de Monterrey. Trabajó muchos años en el área de Sistemas de Hylsa. Para su desgracia cayó en la empresa de colchones Selther.

Es de mucha gente sabido que Roberto Garza Delgado presionaba mucho a Esteban para que falseara información financiera de esa empresa y omitiera el pago de impuestos.

Esteban era muy correcto y responsable y sufrió mucho por esta situación. Debido a ello su salud desmejoró bastante. Por tanto stress, un infarto acabó con su vida.

Esteban sufrió una enorme angustia al darse cuente de que Roberto se negó a devolverle los $30 millones de sus ahorros de toda la vida, que con engaños le sacó. Se murió sin ver su dinero de regreso y mientras tanto, Roberto y su esposa Gabriela Sada, rezando el rosario y comulgando todos los días.

La muerte de Esteban se dio por el grave deterioro de su salud y Roberto nunca fue capaz de hacérsele presente. Esa es la doble moral que le caracteriza, y ahí por el estilo andan sus hermanas.

Por algo don Roberto excluyó de su herencia a María Viviana, a Gabriela y a María del Carmen y a Roberto lo condenó a no disponer del fideicomiso de Santander por los 800 millones de dólares.

Como publiqué en las dos primeras partes, don Roberto heredó el 20 por ciento de su fortuna a sus nietos con el fideicomiso de INBURSA y a Roberto le asignó una mesada de 100,000 dólares mensuales de por vida.

Católico devoto

Don Roberto era católico devoto; sus hijos, solo católicos de membrete, y además, a los ojos del padre no era ajena la concupiscencia que de pronto aparecía por ahí entre sus filas.

Quizá una de las razones de que Roberto Garza Delgado haya sido objeto de los aprecios del papá al nombrarlo albacea y heredero del 80 por ciento de su herencia, haya sido que era el que más alarde visible hacía de su catolicismo, por los motivos que expuse en el 2º episodio de esta serie.

Sin embargo, la voracidad por lo económico era el sello de la casa en esa generación de la “realeza” regiomontana, para hablar en términos de lo que nos tocó vivir con los funerales de la reina Isabel II.

Ejemplo

María del Carmen y su difunto marido Pepe Vivanco se quedaban con los gastos que don Roberto les pedía que entregaran a empleados de su confianza, a quienes asignaba como chaperones de su hija y de su yerno en los viajes que hacían, para cuidarles las manos.
En cierta ocasión que una de sus hijas fue sorprendida al salir de la exclusiva tiendas Saks de Houston, con prendas que no había pagado, don Roberto se retorcía de la vergüenza y cuando le reclamó, ésta le respondió que eso sucedía porque no le daba dinero y cuando lo tenía, no la dejaba gastarlo libremente.
Gracias a su intervención no le cancelaron la visa y situaciones iguales o peores y por ende más penosas para don Roberto, le sucedieron a otra de las hijas.
Se pasó sus últimos años de vida sacándolas de las broncas en que se metían todo el tiempo.

Por eso las desheredó
A Roberto pudo haberle sucedido lo mismo, pero su papá lo prefería y le prodigaba privilegios que a las hermanas no. Quizá haya sido porque su hijo alardeaba ante él y la feligresía sampetrina, de su fe religiosa.
De cualquiera manera, don Roberto lo “castigó“ fenomenalmente al negarle la posibilidad de que dispusiera de un golpe de los 800 millones de dólares del fideicomiso de Santander. Tenía miedo de que los fuera a botar.
Esa mesada de 100,000 dólares que le asignó de por vida era un suplicio para Roberto, acostumbrado a dilapidar a manos llenas el dinero de su padre, con engaños y simulaciones, como la empresa de los aviones.

 

Los cortesanos

Sin ser de sangre azul, se beneficiaron de las intrigas corporativas palaciegas.

Ángel Kazan Marcos es uno de ellos. La manera en que intrigó ante Dionisio Garza Medina cuando éste fue presidente del Grupo Alfa, haría palidecer al mismito Richelieu.

Angel no fue nombrado secretario de Estado como sucedió en 1616 con el cardenal en la época de los Luises franceses.

Pero sus intrigas corporativo-palaciegas en Alfa ante Dionisio, lo hicieron rector de la Universidad Regiomontana, a la que le cambió el nombre por UERRE, uno de los negocios de la rama educativa que forman parte del portafolio del primo de Roberto Garza Delgado, tras ser relevado en la presidencia de Alfa por su otro primo, Armando Garza Sada.

Siendo empleado de ese Grupo, Kazan Marcos -con sus “enjuagues”- metió en serios aprietos a directivos de alto rango y altísimo desempeño como JJ Valdés, cuando éste dirigió al sector petroquímico de Alfa.

 

Raúl Quintero

Otro de los cortesanos que sacaron raja fue Raúl Quintero, quien al estar al frente del área de HYL Tecnología, le robó al español Manuel Lara Castro una patente que le dio a ganar cientos -si no es que miles- de millones de dólares a Alfa, cuando vendieron Hylsa a Ternium, cuyo presidente en México es Max Vedoya. Esa maniobra volvió rentable a Hylsa, que andaba muy mal y por eso la vendieron el 1 de mayo del año 2007.

Hasta ahora, ni un solo centavo le ha sido pagado al tecnólogo español, y digo hasta ahora, porque se avizoran nubarrones negros de tormenta para Alfa -y también para la acerera ítalo argentina Ternium- pues Manuel ya se pintó las rayas de guerra en su rostro, guiado por un prestigiado despacho de abogados especialista en el tema.

Del paso de Kazan Marcos por la UERRE y del tema legal de la tecnología de Manuel les platicaré en episodios posteriores.

Por lo pronto, dejemos hasta aquí las cosas.

 

CAJÓN DE SASTRE

“¡Viva México!”, grita la irreverente de mi Gaby.