Hace unas semanas, el Panteón del Tepeyac en la Ciudad de México fue sede de un importante acontecimiento: después de la contingencia sanitaria de COVID-19, fue posible la entrega del monumento funerario restaurado del poeta Xavier Villaurrutia.  El evento tuvo el lugar el 27 de marzo en el pórtico del fascinante cementerio que forma parte del complejo de la Basílica de Guadalupe; este camposanto es uno de los de mayor riqueza histórica y artística a nivel nacional, puesto que, en el siglo XIX, comenzó a albergar los restos de notables personalidades de la vida pública mexicana como Antonio López de Santa Anna, Félix Zuluaga, Bernardo Reyes, Manuel Orozco y Berra y Gabriel Mancera. No obstante, se tienen registros de su presencia en la urbe desde el siglo XVII, cuando se encontraba en pleno cerro en lo que fuera el atrio-cementerio de la Capilla del Cerrito.

 

La iniciativa de rescatar la tumba del afamado escritor, quien murió misteriosamente la Navidad de 1950 a la edad de 47 años, fue propuesta y gestionada por la doctora Ethel Herrera Moreno, prestigiosa académica en el ámbito de los cementerios patrimoniales en México, cuya labor abarcó todas las facetas del proyecto, debido a que convocó y coordinó a todos los actores públicos y privados que intervinieron en este importante acto de rescate. Así pues, la también investigadora del INAH, moderó las participaciones de las autoridades que dieron cita en el recinto y se refirieron al acontecimiento como un parteaguas en el protagonismo de los cementerios en la memoria colectiva. Entre las personalidades que asistieron destacó Manuel del Valle Ruíz, presidente del Fideicomiso del Cerro del Tepeyac, quien encabezó los esfuerzos para sufragar los gastos que conllevó la restauración; igualmente, estuvo presente la coordinadora nacional de Monumentos Históricos del INAH, Valeria Valero Pie, que dirigió un emotivo discurso a los presentes y expresó las felicitaciones respectivas por parte del director del organismo, Diego Prieto. Por otro lado, acudió en representación del alcalde de la demarcación Alma Delia Sarmiento, jefa de la Unidad de Panteones de la alcaldía Gustavo A. Madero, quien hizo patente los frutos de la cooperación entre las diferentes instancias gubernamentales y particulares.

Cabe destacar que la intervención en la tumba de Villaurrutia fue realizada íntegramente por la restauradora Elizabeth Cortés, cuya labor consistió en contrarrestar los severos daños que el sepulcro había sufrido a raíz de los sismos que sacudieron gran parte de México en 2017; así pues, los trabajos de la especialista culminaron en 2019, pero no pudieron ser presentados debido al confinamiento impuesto por la pandemia de COVID-19.

Antes de depositar una ofrenda floral en la tumba de Villaurrutia, también fueron escuchadas las palabras de uno de sus sobrinos, Luis Miguel Villaurrutia Ortiz. Al finalizar el acto, la doctora Herrera resaltó la importancia simbólica de esta restauración, pues es un referente para que los propietarios de los diversos monumentos funerarios en el Panteón del Tepeyac retomen su cuidado y restitución, pues representan un auténtico tesoro que no debe perderse al paso de los años.