Frida Modak

Se fue Mubarak a su casa de descanso en Sharm-el-Sheik, el Ejército manda, Estados Unidos ahora dice que fomenta los cambios, siguen las protestas en otros países de esa región, empiezan a aflorar algunos negocios que afectan a altos funcionarios europeos y, en concreto, el único cambio radica en el reemplazo de Mubarak por el Consejo Supremo militar.

No resulta creíble que ni el régimen egipcio ni Estados Unidos ignoraran que había descontento, más bien parecería que creyeron que controlarían cualquier situación y se equivocaron, lo que explicaría las posturas erráticas de la Casa Blanca y el estupor en el que pareció sumirse el Departamento de Estado con su titular a la cabeza.

Puesto que las protestas ya se habían iniciado en otros países de la región, determinando la salida del presidente tunecino, una confrontación sería en Costa de Marfil, manifestaciones en otros lugares y el anuncio de que Al Qaeda estaba sentando sus bases en Yemen, los hechos apuntan a que la movilización popular fue más veloz que los militares egipcios y que el Pentágono.

A través de las informaciones de prensa surgidas en estas semanas se advierte que ya se estaba planificando una estrategia entre los altos mandos de Egipto y Estados Unidos, en una relación muy fluida, lo que crea un gran suspenso sobre la eventual democratización egipcia.

Quién es quién

El día en que estallaron las protestas en la Plaza de la Liberación de El Cairo, el general Sami Hafez Enan, jefe del Estado Mayor egipcio y en consecuencia el segundo hombre de esa institución, se encontraba en Estados Unidos encabezando una delegación que se reunía con sus pares estadunidenses, de acuerdo con los pactos existentes entre ambas Fuerzas Armadas.

La prensa europea ha señalado que el Ejército de Egipto es uno de los diez más grandes del mundo, con 468 mil efectivos activos y 470 mil en la reserva. A este Ejército, como ya se ha dicho, Washington le proporciona mil 300 millones de dólares anuales. Interesante la coincidencia entre la visita de Hafez Enan y los hechos.

A la cabeza de este Ejército está desde 1991 el ministro de Defensa Mohammed Hussein Tantahui, de 75 años. Hombre fiel a Mubarak, era visto por Washington como su más posible sucesor y con el tiempo fue el interlocutor de los militares con el gobierno estadunidense. Un personaje que en el momento decisivo tenía la confianza de las dos partes, del ahora ex presidente y del gobierno del país del norte.

Se afirma que durante las protestas la comunicación entre Tantaui y su par del norte, Robert Gates fue directa y que entre los dos habían buscado fórmulas para superar el problema. Tantaui es ahora el presidente del Consejo Supremo, que es el que dirige lo que debería ser el cambio y tiene todo el poder. ¿Cómo conciliará los reclamos del pueblo egipcio con los intereses de Washington?

A lo largo de estas semanas se ha dicho que el Ejército egipcio estaba más cerca de las demandas populares, en comparación con la policía que era la represora y torturadora. Por eso, mientras ésta no tenía una presencia importante en el control de los acontecimientos, el Ejército era mejor recibido. Sin embargo, también surgieron denuncias de torturas de parte de los uniformados.

Ahora bien, este Ejército tan vinculado a Mubarak y a Estados Unidos es el que dirigirá lo que no se sabe aún hasta qué punto será una transición hacia la democracia. El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas le ha dado 10 días de plazo al Comité de Reformas Constitucionales para que entregue un proyecto que deberá ser sometido a un plebiscito.

Ese proyecto determinará, entre otras cosas, cuáles serán los requisitos para presentar candidaturas presidenciales y estudiará cambios a las leyes para modificar la Constitución. Todo esto se parece como una gota de agua a otra con las salidas que se buscaron en América Latina cuando arreciaron las protestas contra las dictaduras.

Los dictadores elaboraban o modificaban constituciones sobre las que se hacían plebiscitos con registros electorales dudosos y con innumerables proscripciones, no sólo de organizaciones políticas sino también de personas. Así, por ejemplo, las dos principales figuras democráticas uruguayas, el general Líber Seregni, fundador del Frente Amplio, y el líder del Partido Nacional, Wilson Ferreira, quedaron impedidos de postular a la presidencia.

“Activistas digitales”

Todo indica que Estados Unidos, gobierno y Pentágono, consideran controlada la situación no sólo en Egipto sino que en toda la región. No se explica de otra manera que la secretaria de Estado Hillary Clinton haya anunciado el lanzamiento de un plan para fomentar el uso de Internet con el fin de desestabilizar gobiernos, copiando lo que hicieron los jóvenes egipcios para movilizar a sus conciudadanos.

El propósito, según dijo, es crear “activistas digitales”. Cabe recordar que hasta ahora el de “activista” era el apelativo que se daba en el país del norte a los elementos considerados peligrosos, al igual que los “islamistas” y los “militantes”. Clinton informó que este año se destinarán 25 millones de dólares a proyectos en aquellos países en que los gobiernos no permitan Internet.

Según la funcionaria, en los últimos tres años se han destinado mas de 28 millones de dólares a este fin. Eso va dirigido en especial a dos países, China e Irán, con los cuales Washington mantiene una confrontación permanente. Con China por la supremacía económica y con Irán desde que a la caída del sha Reza Palevi se inició una nueva etapa en ese país, en la que Washington no tiene cabida.

Pero también el objetivo es Cuba, donde hasta ahora Internet no se podía desarrollar justamente debido al embargo estadunidense, que impedía el acceso a las cables transmisores, lo que ahora se está superando con el tendido de un cable submarino por parte de Venezuela, al que se supone Washington buscará interferir tal como han intentado hacerlo, sin éxito, con las transmisiones radiales.

Esta nueva línea de intervención en otros países contrasta con los planes declarados del Pentágono de controlar la Internet a nivel mundial, para lo cual ya tiene proyectos muy avanzados. Pero según Clinton hay que buscar “normas de base contra los daños que puede causar un equilibrio complicado entre libertad y seguridad” y agregó ”sin seguridad la libertad es frágil y sin libertad la seguridad es opresiva”.

No contempló la alternativa de dejar que los pueblos decidan libremente su futuro, que es lo que están buscando países como Bahrein, Yemen, Argelia, Túnez y Costa de Marfil, entre otros, pero sería interesante ver la opción que se elija a través de las redes sociales, si el Pentágono renuncia a su propósito de controlarlas.