Marco Antonio Flota

Qué tiempos aquellos cuando la política se hacía de frente, cara a cara.
Casi siempre ganaba el PRI y el PAN ejercía el “sagrado derecho del pataleo” —reconocido por don Jesús Reyes Heroles—, pero finalmente el resultado de las elecciones todo mundo lo acataba. No lo atacaba, como ahora que tenemos un IFE, más caro que la FIFA y un TRIFE, con una nómina equivalente a la de la Selección Nacional.
(Y usted disculpe los símiles futbolísticos, pero es que nuestra política cada día se parece más al balompié: está de la patada. Con la curiosa característica de que ambas actividades se practican con los pies, pero los  futbolistas a veces usan la cabeza. Aún solo juega unos minutos el Chicharito Hernández, pero César Nava, que está más verde, duró  un año al frente del PAN. Quizá por eso los gringos, tan prácticos, llaman al fútbol  soccer y a al político sucker o fucker: para la traducción, recurrar al diputado Fernández Noroña)
Tiempos aquellos, decíamos, cuando el PRI, el PPS y el PARM le echaban montón al PAN. No como ahora que el PRD, el PAN, el PT, Convergencia y, a veces, el PANAL se alían contra el PRI, el Verde y, a veces, el PANAL. (La Maistra Gordillo, como los futbolistas argentinos de nuestra Selección, no le tiene amor a ninguna camiseta)
Añoramos también tiempos más recientes, cuando los aspirantes no postulados por el PRI se disciplinaban y no se pasaban al PRD, lo que después se hizo frecuente y se consideraba una deslealtad. Y ya más recientemente, los aspirantes rebeldes del PRD se pasan al PAN lo que se considera una incongruencia. Si es que en nuestra política ha existido alguna vez la congruencia.
Hemos llegado, así, a la política del gana-pierde. En Guerrero, derrotó el PRD al PRI, con un  candidato… del PRI. Y en Baja California Sur derrotó el PAN al PRD… con un candidato del PRD.
En Guerrero, de última, el candidato panista a gobernador declinó por el del PRD. En Baja California Sur el candidato perredista se inclinó —empinó sería más preciso— ante el del PAN.
Mientras tanto, los operadores del PRI, llegados de toda la República ambas entidades, solo aprovecharon las playas del Pacífico o del Mar de Cortés para broncearse. Lo que antes, cuando, cuando la política era sería, se decía quemarse. Aunque esta modernización empezó en el partido del Sol Azteca: Chayo Robles no se quemó, solo quedó Ahumada.
En fin, que en nuestra democracia ya importa más la conveniencia que la ideología. Ya no hay políticos ortodoxos, puros heterodoxos. Para que se entiendan: todos se hacen Oxxos, que es nombre de una tienda de conveniencia. ¡Claro, como nuestra política!
Y ahora viene el Estado de México, donde cada vez se ve más probable una alianza PAN-PRD: mandarían a Bravo Mena al corral por manso y sacrificarían a Encinas… por Pinos.

Tumbagrillos

AMORBOSO: El de la prensa de espectáculos por la “hazaña” de Kalimba.
AMORCILLADO: Romance de líder obrero.
AMORDAZADO: Afecto del PAN hacia ManuelEspino.
AMORDIDAS: Amor de policías.
AMOREIRA: Lo que no siente doña Beatriz.
AMORFINA: Amor de los gringos.
AMORFO: Amor del PAN y el PRD.
AMORIR: Amor de Moreira hacia Beatriz.
AMORTIFERO: Amor que profesa Fernández Noroña a Calderón.
AMORTIGUADO: Amor del Peje y Marcelo Ebrard.

Epidramas

Comentario sin resaca,
de la manga me lo saco:
El Peje a Noroña ataca
por no gritar “¡Chacalaca!”
y sugerir: “¡Chachalaco!”.
Las lenguas de doble fílico
comentan, verdad de kilo:
Noroña perdió el estilo
al sacar el tema etílico.
“No hay mal que 100 años dure,
habrá una respuesta dura
—dijo en el púlpito un cura—
¡tan pronto aquel se la cure!”
Digno de Emilio Salgari:
subió gasolina, chavos,
nomás otros 10 centavos:
¿Llenará el tanque Ferrari?
Comentan personas bravas:
“Ganó en BC Covarrubias
y para el PRI hubo alubias,
por no decir: puras habas”
Protesta televisada,
por SEP, de Moreno Valle.
Mejor que Lujambio calle
pues dio respuesta en la calle:
“Solo SEP que no SEP nada”