Es más difícil gobernar a los mexicanos que
arrear guajolotes a caballo.
Porfirio Díaz

La presumida alianza PAN-PRD que llevó a Gabino Cué al gobierno de Oaxaca, como parte de la estrategia panista para contener el presunto avance del PRI, en realidad abrió, otra vez, la caja de Pandora.

Se llegó al acuerdo de la alianza con la pretensión de “poner fin a 70 años de gobiernos priístas”.

Y tal parece que, sin medir las consecuencias, se alteraron los equilibrios siempre frágiles en una entidad tan turbulenta como Oaxaca, donde conviven el antepasado, el antepasado y el presente.

Se fueron por el caño las pretensiones de la alianza que prometió un cambio.

Inútil el discurso presidencial que en el palacio de gobierno oaxaqueño anunciaba “una nueva época para Oaxaca”.

Como un deja vu de 2006, el pasado martes se suscitaron enfrentamientos entre los profesores de la sección 22 del magisterio y fuerzas policiacas federales y estatales en el centro de la ciudad de Oaxaca.

Los profesores protestaban por la presencia del presidente Felipe Calderón en la capital oaxaqueña, intentaron irrumpir en palacio de gobierno y como hace cuatro años el centro de la ciudad lo convirtieron en campo de batallas callejeras entre profesores y policías.

Hubo de todo, piedras, garrotazos, tiros y varios heridos.

Cuando las dirigencias nacionales del PAN y el PRD acordaron aliarse para derrotar al PRI en las elecciones de gobernador, no vacilaron en aliarse con los responsables del secuestro de Oaxaca: la APPO y la sección 22 del magisterio.

Ahora, como hace cuatro años, el gobierno de Gabino Cué se ha visto forzado a instalar una mesa de negociaciones, cuando todavía ocurrían enfrentamientos que revivieron para los oaxaqueños las tristes experiencias de hace cuatro años, cuando la rijosidad de la APPO y la sección 22 del magisterio mantuvieron secuestrada a la capital oaxaqueña con la complacencia del gobierno del ex presidente Vicente Fox.

Habituados a presionar con violencia, los profesores amenazaron con romper relaciones con el gobierno de Gabino Cué, un gobierno a cuya elección colaboraron activamente.

Es la estrategia de siempre, golpeas y luego negocias prebendas.

En esas negociaciones, si quiere mantener en paz a sus antiguos aliados, el gobierno de Oaxaca se verá obligado a concesiones que nunca calculó. Ni siquiera se calculó en el PAN y el gobierno calderonista tener que darles concesiones a los rijosos.

Si la elección de Oaxaca no le salió barata al gobierno, las concesiones a la APPO y la sección 22 del magisterio podrían resultar no sólo muy caras, hasta onerosas.

Por eso el epígrafe de esta colaboración.

Tal parece que la frase de Porfirio Díaz en realidad se refería a sus paisanos de Oaxaca: “es más difícil gobernarlos que arrear guajolotes a caballo”.

jfonseca@cafepolitico.com