La rebelión popular apenas resiste los embates de Gadafi

Demasiado tarde

 

Carlos Guevara Meza

El pasado 15 de marzo se realizó la reunión del G-8 (el grupo de los países más ricos del mundo) y, a pesar de los esfuerzos de Francia y Gran Bretaña, no se aprobó que se solicitara formalmente al Consejo de Seguridad de la ONU que establezca una zona de exclusión aérea sobre Libia. Alemania y Rusia fueron los principales opositores mientras Estados Unidos esperó a ver por dónde soplaba el viento. Con esta decisión casi se deja a su suerte a la rebelión que busca derrocar a Muammar  Gadafi, quien por su parte sigue lanzando los aviones de combate en contra de la población civil y los rebeldes en armas. La semana pasada Gadafi había logrado un empate táctico en términos militares y ahora, envalentonado por la falta de respuesta de la comunidad internacional, se lanza sobre la ciudad de Bengasi, capital de los rebeldes. La posibilidad de que Gadafi y sus leales ganen es mayor que nunca.

De cualquier forma, aunque el G-8 hubiera aprobado la propuesta de Francia y Reino Unido, y aún cuando el Consejo de Seguridad hiciera lo mismo en días o hasta en horas, la OTAN ya había anunciado que tardaría semanas en movilizar los recursos para hacerla efectiva. Demasiado tarde para la rebelión popular que resiste apenas los embates del dictador.

Demasiado tarde también, aparentemente, el discurso reconciliador del rey de Marruecos, en el que anunció una reforma a fondo de la constitución, renunciando a buena parte de sus poderes casi absolutos. El rey propuso pasar a un sistema de monarquía constitucional democrático (al modo británico o español), con elecciones libres para la elección del gobierno (en el actual ordenamiento, el monarca designa directamente al primer ministro y a otros miembros clave del gabinete, además de poder destituir a cualquier funcionario en todo momento), y el establecimiento de un nuevo sistema que dará mayor autonomía a las regiones y reivindicará las diferencias étnicas (entre árabes y bereberes). Pero la oposición ha rechazado el ofrecimiento debido a que no se convoca a una asamblea constituyente, sino que las reformas serán propuestas por juristas designados por el monarca. Sólo horas después del discurso, una manifestación opositora fue duramente reprimida por la policía.

Demasiado tarde también el inicio de las negociaciones entre la familia real de Bahréin y la oposición, sobre todo porque, por el otro lado, el rey solicitaba el apoyo de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes que enviaron un millar de soldados, lo que causó no sólo el malestar de la oposición sino también de Irán, cuyo presidente hizo declaraciones muy fuertes. Por su parte, el dictador de Yemen también ofreció reformas constitucionales, con el fin de convertir al país en un régimen parlamentario, además de proponer la división de poderes entre el ejecutivo y el sistema judicial. La oposición declaró que la propuesta llegaba “demasiado tarde”: Saleh debe irse e irse ahora.

Las reformas constitucionales propuestas por el gobierno provisional egipcio, en manos de los militares, fueron calificadas de insuficientes por Mohamed el Baradei, Premio Nobel de la Paz, quien ha anunciado su intención de postularse a la presidencia del país, lo mismo que el actual secretario de la Liga Árabe, Amr Musa quien, sin embargo, condicionó su participación a los resultados de la reforma constitucional.