Francia manipula el miedo nuclear: Benjamín Ruiz Loyola y Carlos Valdés
Jorge Santa Cruz

Siempre! entrevista a dos investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México: el doctor Benjamín Ruiz Loyola, de la Facultad de Química, y el doctor Carlos Valdés, jefe del Servicio Sismológico Nacional, del Instituto de Geofísica.
El doctor Ruiz Loyola advierte que el presidente francés, Nicolás Sarkozy, está empeñado en exacerbar el miedo internacional, luego de los daños provocados por el terremoto de 9 grados Richter y el posterior tsunami a cuatro de los 55 reactores nucleares japoneses.
El doctor Valdés, por su parte, hace un llamado a los mexicanos a aprender de lo sucedido en Japón para prevenir, en lo posible, otra catástrofe como la de 1985, toda vez que en la brecha sísmica de Guerrero se acumula, desde hace un siglo, una gran cantidad de energía que, tarde o temprano, se liberará y provocará otro macrosismo.

Sarkozy busca credibilidad: Ruiz Loyola

El pasado 15 de marzo, Francia elevó la alerta nuclear de 4 a 6, en una escala cuyo máximo es 7. ¿Quiere decir que Japón y el mundo están a punto de sufrir otra tragedia como la de 1986, en Chernobyl?
Aquí hay una desinformación que es muy importante precisar: las autoridades de Japón mantienen la alerta en el nivel 4. La Agencia Internacional de Energía Atómica avala este nivel 4, dado por las autoridades de Japón. Quienes han insistido mucho en que se debe elevar este nivel de alerta al grado 6 son ciertos funcionarios del gobierno francés. Esto tiene un doble objetivo: por un lado, seguir desacreditando, de alguna manera, al gobierno japonés y a lo que están haciendo para tratar de resolver el problema; pero, por otro lado, el objetivo más importante es empezar a posicionarse con vista a las elecciones en Francia.
De ninguna manera Francia puede catalogar el problema como de nivel 6, porque no ha habido ningún tipo de afectación fuera de las fronteras de Japón. De hecho, ni siquiera dentro del mismo país, Japón, se ha visto afectado todo el país por los problemas de radiactividad. Entonces decir que se elevó la alerta no es del todo exacto. Francia está tratando —de alguna manera artificiosa— de que se eleve este nivel de alerta. Pero no es así. No se ha llegado a ese nivel.
Pero el Comisario de Energía de Europa, Gunther Ottinger, ha dicho que Japón vive una situación apocalíptica, y que el gobierno japonés ha perdido el control…
El problema es si vemos el vaso medio lleno, o medio vacío. Hay mucha gente que lo que está haciendo es decir: “¡Caramba!, han transcurrido cinco días y todavía no lo pueden controlar. Esto significa que está totalmente fuera de control y que no se va a poder llegar a un feliz término con esto”. En cambio, habemos otras personas que decimos: “¡Caray! Van cinco días y no ha pasado nada extraordinario, de tal manera que se ha mantenido el control y, bueno, pues esperamos entonces que, si esto va a evolucionar de una manera negativa, lo haga de manera tan paulatina, que se puedan seguir tomando las previsiones adecuadas”.
Una de ellas, por ejemplo, es que, además del radio de 20 kilómetros de evacuación que se determinó desde hace un par de días, también se pida a la población que está entre los 20 y los 30 kilómetros, que tenga la mayor precaución posible y, por otro lado, establecer una zona de no vuelo, también de 30 kilómetros, de manera que si hubiera una emisión súbita, espontánea, de todo el material radiactivo de alguno de los reactores, no alcanzara ni a los pobladores en un radio de 30 kilómetros, ni a las naves aéreas que pudieran estar sobrevolando el espacio aéreo de Fukushima.
Los europeos tienen todo el derecho de manejarlo así, de un miedo terrible, pero, por el otro lado, habemos quienes queremos ver esto de manera menos catastrofista; no es que seamos cien por ciento optimistas, ni que queramos tapar el sol con un dedo. No tiene ningún sentido decir que finalmente nos vamos a morir, porque si lo vemos de esa manera, pues evidentemente todos nos vamos a morir en algún momento, por alguna u otra razón, y podríamos decir, dentro de 30 años, si alguno de nosotros se muriera, que esto fue provocado por lo sucedido en Japón tres décadas antes.
Entonces, ¿no hay parangón entre lo que ocurre hoy en Japón y lo que sucedió en Chernobyl, en 1986? Pareciera que Francia manipula el miedo nuclear.
Sarkozy sigue buscando la manera de recobrar una popularidad que, yo creo que, evidentemente, no va a recuperar. No es posible que lo haga. Por lo menos aquí en México, desde el asunto de Florence Cassez, no ha sido posible que lo recupere. Creo que Sarkozy lo que está haciendo es dar patadas de ahogado, orientado a buscar la reelección, cosa que cada vez está mucho más lejos de que lo pueda lograr.

México debe prepararse para otro terremoto: Valdés

Doctor Valdés: Está claro que para México ya pasó el peligro, ¿pero y para Japón?
Sí, podríamos volver a estar en alerta sólo que se diera un sismo, una réplica importante en Japón. Generalmente para sismos de menor magnitud se consideran las primeras 24 horas como tiempo de máxima probabilidad para que se genere una réplica. Para estos grandes sismos ese tiempo se podría extender a 48 horas, o hasta 72 horas. En cuanto a las réplicas, no podríamos descartar que pudieran lograr magnitudes de 8, que pudieran provocar daños de nuevo y pequeños tsunamis, que podrían impactar todavía las costas de Japón; no así ya un tsunami que pudiera tener relevancia en la cuenca de Asia Pacífico y, sobre todo para México, porque si hablamos de un sismo de magnitud 8 es, aproximadamente, 30 veces menor en magnitud y en amplitud. Esto implicaría que si no llegamos a ver las olas de dos metros aquí, lo que veríamos serían olas 30 veces menores en tamaño.
Creo que, por lo pronto, para nosotros la condición ya no es crítica. Lo sigue siendo para Japón. Pero lo que sí hay que recordar —y de lo que seguimos nosotros pendientes— es que somos un país sísmicamente activo. Hemos hablando en varias ocasiones acerca del potencial que tiene la brecha sísmica de Guerrero, un segmento de la costa entre Acapulco, Petatlán y Puerto Escondido, en donde estamos cumpliendo cien años de no presentarse un sismo con magnitudes de entre 7.5 y 7.7; por supuesto, mucho menor de lo que se observó en Japón; pero ya para capacidades mexicanas y debido a un efecto muy particular en la ciudad de México, en donde se pueden presentar –potencialmente- movimientos muy fuertes, que podrían también dañar edificios, lo que debemos hacer es tomar conciencia de lo que estamos viendo el día de hoy y seguir lo que nos dice Protección Civil, hacer simulacros, tener un plan, hablar con la familia; llevar a cabo simulacros constantes. No esperarnos a que dé el 19 de septiembre, porque, eventualmente, ese sismo va a llegar. No es algo que no vaya a pasar. La tierra nos cobra esas facturas. Nos dice en dónde y la probable magnitud. Lo que no nos dice es cuándo. Y si estamos preparados, las cosas nos saldrán bien. No tendremos lamentaciones. El país continuará funcionando bien. Pero, si no lo hacemos, las cosas se podrían complicar.
Esta brecha sísmica se encuentra entre Acapulco, Petatlán y ¿dónde más?
Petatlán está muy cerca de Ixtapa Zihuatanejo. Ese es el extremo occidental. En esta zona se presentó el sismo del 14 de marzo de 1979, que la gente se acordará, fue cuando se colapsaron tres edificios de la Universidad Iberoamericana, cuando ésta se encontraba en la Campestre Churubusco. También es la zona donde se presentó la réplica del día siguiente del sismo del 85. Del lado de Acapulco, tenemos el último sismo importante, el de 1957, el famoso sismo del Angel, con una magnitud de 7.5, que en aquel entonces, provocó daños importantes a la ciudad de México cuando no había —todavía— un código importante de construcción. A raíz de ese sismo se genera el primer código.
Después del sismo del 85, en 86, llevamos el tercer código, que es muy estricto; el único problema que tenemos con ese código es que no es retroactivo. Lo que se haya construido antes del 86 no tiene por qué seguir ese código.
La recomendación es que tratemos de ajustar nuestras edificaciones a eso, porque con eso estaríamos más seguros. Es un pendiente que tiene la tierra con nosotros. Lo que no queremos es que nos lo cobre duro y, para hacer eso, necesitamos estar preparados. Esta brecha sísmica corre a lo largo de 180 a 200 kilómetros. Ese es el pendiente. Así estaba en la zona de 1985; había una zona donde hacía 150 años de no haberse presentado un sismo y, finalmente, lo que se presentó fue un sismo muy importante, el del 85, frente a las costas del estado de Michoacán. Esta zona, la de la brecha sísmica, ubicada entre Acapulco e Ixtapa Zihuatanejo está sobre el estado de Guerrero. Es la distancia más corta a la ciudad de México.
Lo que no sabemos es cuándo. Eventualmente ocurrirá. Puede ocurrir este año, esperemos que no; puede ocurrir dentro de 10 años, esperemos que no; puede ocurrir dentro de 150 años. No lo sabemos, pero va a ocurrir. Los tiempos, al menos para esta zona, nos establecen periodos de recurrencia más cortos que los del sismo del 85, que son como de 150 años. Vamos, para la zona del 85 no habría de qué preocuparse hasta dentro de 125 años; yo creo que, por muy bien que nos portemos, ya no nos va a tocar… Pero la tierra no se olvida, entonces lo que hay que hacer es estar preparados. Japón estaba preparado. Es una sociedad preparada y, de todas maneras, la naturaleza les puso una sorpresa muy fuerte.