Vladimir Zaldívar

Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 28 de abril de 1953 – Barcelona, 15 de julio de 2003), escritor chileno, lector apasionado. En vida, publicó cuentos, novelas y poemas, otra parte de su obra fue publicada póstumamente. En sus libros de cuentos, destacan El gaucho insufrible, Putas asesinas y Llamadas telefónicas; en poesía, sus libros más conocidos son Tres y Los perros románticos, ambos con poesía en prosa; de sus novelas, las más conocidas son Los detectives Salvajes, 2666, La literatura nazi en América, Estrella distante y Nocturno de Chile (una novela a la que Roberto quiso ponerle el título Tormenta de mierda, para expresar el repudio que sentía hacia el régimen de Pinochet, pero los editores no lo consideraron pertinente). Quienes lean su obra poco a poco se irán adentrando en el mundo Bolaño, en el que el acto de leer llega a ser vital, como respirar. Sus historias están narradas con un estilo tan libre que resulta redundante querer encasillarlo en un género literario, por lo que se le conoce como un escritor vanguardista; en su obra se dejan leer las influencias de Cortázar, de Borges, de Nicanor Parra, de Rimbaud, de la literatura nazi, de la poesía lírica y –principalmente- en prosa, la influencia palpable en primera instancia. es la literatura de Borges. Antes de ser un escritor famoso, Roberto publica en 1996 el libro que lo daría a conocer en el mundo de los creadores literarios: La literatura nazi en América. Éste libro está escrito en el formato de un diccionario de literatura, en el que se narran las vidas de escritores, con personalidades distintas entre ellos, pero que comparten, cada uno, el tener una conexión con el nazismo, ya sea en su ideología o en haber conocido a personalidades nazis. Se ha dicho que los antecedentes de esta novela –a la que algunos críticos no están totalmente de acuerdo en llamar novela- están –entre otros- en el libro de Borges, Historia universal de la infamia; Roberto desata una polémica al cuestionar la visión que se tiene sobre los poetas, escritores e intelectuales, la visión de que, al ser personas cultas, no pueden apoyar actos contra la humanidad. Como Borges, Roberto Bolaño también juega con sucesos de la historia y les modifica ciertos datos, como fechas, lugares y nombres. La literatura nazi en América fue el inicio de las publicaciones constantes de Roberto, las cuales estuvieron a cargo de Seix Barral y de Anagrama (ahora son reeditadas únicamente en Anagrama). Sus libros comenzaron a llegar a diversos lectores que se fueron acercando al mundo de Bolaño, quien se haría famoso dos años más tarde con la novela Los detectives salvajes. Roberto Bolaño llegó a México en 1968, a la edad de 15 años, aquí desarrollo su pasión por la literatura, visitando principalmente la biblioteca pública del D.F. Junto con el poeta mexicano y mejor amigo suyo, Mario Santiago Papasquiaro, fundó el movimiento infrarrealista, en el que participaron, principalmente, poetas mexicanos. Este movimiento pretendía consolidarse como vanguardia literaria e ir contra Octavio Paz, a quien detestaban (Juan Villoro, en una entrevista, cuenta cómo los infrarrealistas interrumpieron una lectura de Paz gritándole que era un idiota y cosas por el estilo). La historia del infrarrealismo está narrada en Los detectives salvajes, novela que lanzó a Roberto a la fama cuando se publicó en 1998. El efecto que tuvo Los detectives Salvajes en el ambiente de la literatura sorprendió a críticos, editores, lectores, escritores, incluso al mismo Roberto Bolaño: la mayoría de sus lectores eran jóvenes (como también, en 1963, sucedió con Rayuela de Julio Cortázar). En Los detectives salvajes, podemos apreciar la pasión de Roberto por la literatura, especialmente por la poesía; las vidas de la mayoría de los personajes de la novela recuerdan mucho a las de los poetas malditos, vidas frágiles, vidas en las que nada es seguro, ni siquiera la poesía, vidas en las que se apuesta todo por escribir sin ganar y sin recuperar nada. El eje de la historia es la búsqueda que emprenden Arturo Belano (Roberto Bolaño) y Ulises Lima (Mario Santiago Papasquiaro) para encontrar a Cesárea Tinajero, poetisa del movimiento estridentista; la primera parte de la novela, Mexicanos perdidos en México (1975), es narrada por Juan García Madero -quien se unirá a la búsqueda de la poetisa, junto con Lupe, una prostituta de la colonia Guerrero-, como un diario que comienza en el momento en que se une al movimiento infrarrealista y que se interrumpe al momento de que Arturo, Ulises, Lupe y él, se van a Sonora en un Impala, huyendo de un chulo y con la esperanza de encontrar en los desiertos de Sonora a Cesárea. La segunda parte, Los detectives salvajes (1976-1996), transcurre a través de las voces de distintos personajes que narran sus encuentros, desencuentros y experiencias con los poetas infrarrealistas; algunos de aquellos personajes aparecen bajo seudónimo, los otros no, como es el caso de Carlos Monsiváis, Manuel Maples Arce o Verónica Volkow, por mencionar algunos. Es en la segunda parte en que los infrarrealistas se van dispersando por el mundo, tan así que la historia va sucediendo en Tel-Aviv, Roma, Barcelona, México, Estados Unidos, Londres, y en lugares que no se relacionan por algo en particular, simplemente por ser los lugares de paso de poetas que no tienen un destino, que han cortado sus raíces sin esperar a sembrar una vida en alguna parte, poetas que viven enamorándose, dando pasos que los llevarán a la muerte, pero siempre con un libro en la mano y una pluma en la otra. En la tercera y última parte de Los detectives salvajes, Roberto deja claro que el movimiento infrarrealista no tenía un futuro, al menos un futuro como el de muchas otras vanguardias literarias, pero en la literatura ningún porvenir es seguro; en Los detectives salvajes (1976), Sonora es el escenario en donde el tiempo es borroso pues no deja ver un futuro para los poetas; Roberto Bolaño habla de Sonora como un lugar misterioso en donde se pierde una que otra esperanza. El estilo de la novela hace que su lectura esté llena de imprecisiones y situaciones confusas e inconclusas, lo cual es una gran estrategia para que Roberto logre su objetivo que es mostrar su punto de vista sobre la poesía. Roberto Bolaño, cuando le preguntan qué es poesía, contesta: “no sé qué es poesía, no lo sé; sí sé quiénes estuvieron cerca del fenómeno poético, para mí, Rimbaud y Lautréamont siguen siendo los poetas por excelencia. El camino de Rimbaud y Lautréamont es el camino de la poesía y en ese sentido la poesía para mí es un gesto de adolescente, de adolescente frágil, inerme, que apuesta lo poco que tiene por algo que no se sabe muy bien qué es y que generalmente pierde.” Esta concepción de la poesía es lo que le da forma a la idea central de la novela. La poesía, para Roberto Bolaño, también va a ser el camino. Roberto consideraba que la mejor poesía del siglo XX estaba escrita en prosa, en autores como Joyce o Proust. Nicanor Parra, el poeta chileno, era el poeta favorito de Roberto, y ambos no eran poetas líricos. Roberto escribió poesía únicamente en prosa y ésta se convirtió en su estilo de vida; no le daba mucha importancia a adornar las imágenes de su poesía, que finalmente eran las imágenes de su vida, no le daba tiempo de detenerse a explicar cada cosa. En la poesía en prosa, el poeta recorre las hojas en blanco a paso acelerado y se detiene en uno que otro verso para darle mayor atención que al resto, pero en general escribe los versos como los piensa y como en verdad se escuchan y se entienden; en cierta forma, Roberto intentaba encontrar la poesía pura, una poesía que hiciera reflexionar a quien la lee y al mismo escritor. Con el paso del tiempo se fue ajustando más a la narrativa en la cual encontró la libertad de decir todo, razón por la que escribió novelas extensas, como 2666, novela en la que dedica casi 400 páginas a narrar los casos de feminicidio en Santa Teresa -en la realidad Ciudad Juárez-. 2666, es la última novela escrita por Roberto Bolaño, la cual ni siquiera pudo concluir debido a su muerte. En 2666, hay dos tramas que se encuentran a lo largo de la historia: una, cuatro críticos literarios en busca de Benno Von Archimboldi, un escritor alemán candidato al Premio Nobel, y la otra, los asesinatos en Santa Teresa. En esta novela, el escritor chileno expresa la idea que tiene sobre la cultura y la mentalidad del escritor, muestra que dichas características no definen al escritor como un ser humano intachable, sino que hay escritores que, a pesar de poseer un conocimiento monstruoso, una gran inteligencia y una gran lucidez para escribir, pueden ir en contra de lo que entendemos como lo humano; y viceversa, también plantea el otro punto de vista: un soldado nazi puede ser una persona culta y un gran escritor. Contraponer ideas era parte del estilo de Roberto, pero no lo hacía con la intención de poner a discutir puntos de vista en sus textos, sino para demostrar que el ser humano es complejo y que ninguno es prefecto, o quizás también pretendía cuestionar el concepto del “buen ser humano”, si existe o cada quien lo es a su manera. Los personajes de Roberto pueden ser irresponsables, violentos, groseros, pero siempre comprometidos con la literatura, o, al menos, constantes en las metas que se proponen. Uno de los protagonistas de 2666,  Von Archimboldi, tiene algunas características muy de la vida y personalidad de Roberto: ser un lector empedernido, un escritor prolífico y haberse encontrado en numerosas situaciones adversas en que se llega a disputar la vida y la muerte. Las novelas de Roberto suceden siempre en diferentes lugares del mundo. Una de las características de su estilo es la pluralidad del lenguaje. Cuando un personaje argentino está hablando, se percibe la manera de hablar argentina, cuando habla un estadounidense sucede lo mismo, con un mexicano también y así con todos sus personajes; esto lo logra haciendo uso del argot de cada lengua y de escribir expresiones únicas del habla materna de cada personaje. Esto ha hecho que muchos de sus lectores a lo largo y ancho del mundo quieran hacer de su nacionalidad la de Roberto Bolaño, pues a pesar de haber nacido en Chile, él se consideró de todas partes; fue un escritor que no se dejó encasillar tanto en ninguna nacionalidad como en ningún género literario. Sus novelas más famosas, Los detectives salvajes y 2666 están ubicadas principalmente en México. Roberto, en uno de los miles de diarios que llevaba, escribe: “siempre seré un poeta del D.F.” Pero quienes definen el curso de las obras literarias son los lectores, que en el caso de Roberto los tiene en todo el mundo, algunas de sus novelas han sido traducidas al alemán, al italiano, al inglés y algunas a otras lenguas. Roberto no escribió para un país en específico y nunca habló sobre cuál era su patria, fue un escritor cuyo origen y destino fueron siempre la literatura. México, D.F., marzo de 2011