Juan José Reyes
Se necesitaría ser muy miope o francamente tener ganas de no ver para pasar por alto las duras afirmaciones de Viviane Forrester. En primer término, su libro es un bestseller mundial de seguro porque convence a miles y miles de lectores cuya alarma crece con toda justificación. Como telón de fondo, la crisis del capitalismo, que ha visto cómo las ofertas de la globalización no sólo no han tenido cumplimiento sino que se han vuelto en su contra más temprano que tarde. Y a lo largo de cada línea un tono vibrante, encendido pero en el que la fuerza no cede lugar a las luces de la inteligencia.
Viviane Forrester detesta las estadísticas. Encuentra en ellas cuadradas formas de falacias encubridoras o mudas en el mejor de los casos. Ha preferido abrir los ojos, desplegar su mirada, salir a la calle, ver y oír los rostros y los cuerpos, las voces y los gritos de miles, millones de seres humanos que, por terquedad de un lenguaje que cada vez gana imprecisión, continúan llamándose marginados, subalternos. Los otros. Lo primero que muestra la autora es que aquellos otros no están lejos de ser el centro, los sujetos, y sus voces sean las que tengan que escucharse.
¿Un nuevo discurso revolucionario? ¿Una versión posmoderna de Los condenados de la tierra? El discurso es efectivamente revolucionario, pero no es la misma revolución. Ahora se trastocan, se rompen los valores, se desmontan las piezas del edificio que ha construido el capitalismo. No deja de ser significativo que la autora sea una escritora francesa y que sea en los países desarrollados donde el libro cuente con más entusiastas lectores. Desempleados, extranjeros en tierras propias y ajenas, enmudecidos por los ruidos de un sistema que no cesa de acrecentar ganancias, se cuentan por millones los que no caben en las estadísticas. ¿Es el progreso, preconizado precisamente por los franceses hace más de tres centurias, el progreso de todos?
La lectura del libro de Viviane Forrester deja el sabor de que, como célebremente decía Marx, el capitalismo incuba los gérmenes de su destrucción. Estos gérmenes son ahora nuevos y las formas del mal son distintas. En tal sentido, esta obra es una oportuna e inteligente señal de alerta.
Viviane Forrester, El horror económico. Traducción de Daniel Zadunaisky. Fondo de Cultura Económica (Sección de Obras de Sociología), México, cuarta reimpresión, 2011; 166 pp.