Todo por el poder y sus ganancias
Guillermo García Oropeza
Los medios audiovisuales tienen la facultad de meterse en todos lados, incluyendo, me temo, en la política, y así el público se da cuenta ahora de cosas que antes permanecían piadosamente ocultas.
La política ha sido siempre un juego amoral, de tristes realidades e intereses que se ocultaba tras una capa de retórica e hipocresía, pero ahora es como dice el maravilloso verbo mexicano ventaneada, expuesta a los cuatro vientos de la información.
Y eso ha sucedido recientemente con los arreglos que no sé en qué terminen en el Estado de México con la famosa alianza PAN-PRD en contra del candidato priísta, que desea conservar este estado fundamental para el tricolor y de paso dar un gran apoyo a la carrera de Peña Nieto hacia la Presidencia de la República.
Y estos arreglos se han comentado ampliamente frente al ojo de la cámara para escándalo de muchos ciudadanos, que como el que esto escribe, consideramos la alianza PAN-PRD como la expresión máxima del cinismo e inmoralidad de la política mexicana de hoy en día. Porque en esta alianza se han olvidado totalmente los idearios, tradiciones e ideologías de ambos partidos en aras de un torpe y burdo pragmatismo, en que el decadente partido en el poder se “alía” con el sector del PRD controlado por sus dirigentes que se han vendido al calderonismo.
Ambos partidos en estas alianzas están movidos por puras consideraciones electoreras y tiran a la basura todo lo que constituía su esencia y razón de ser.
En el caso del PAN, la decadencia se remonta ya hasta hace muchos años cuando el viejo y respetable partido de derecha democrática se vendió a los intereses de los bárbaros del norte, y tachó de un plumazo aquella ideología que le habían dado hombres como Gómez Morín o Efraín González Luna, y que representaba una alternativa a los excesos del sistema de partido único.
Aquel PAN tenía una idea muy clara de la función moral de la oposición como factor de contrapeso al presidencialismo mexicano aunque no se accediera al poder.
Pero el nuevo pragmatismo panista olvidó su vieja esencia por la ambición de alcanzar el poder con todas sus regalías. Convertido en un partido de derecha sin conciencia histórica, servil frente a los Estados Unidos y de una Iglesia católica ansiosa de la revancha contra el liberalismo mexicano.
El PRD, a su vez, era el heredero directo de la izquierda con sus grandes luchas y sacrificios. Desgajado del PRI, el partido del sol azteca tenía también una misión moral inmensa que cumplir como continuación de una tradición y poseedora de una ideología contestataria y progresista.
Pero ambos partidos han olvidado lo que eran y de su papel en la historia y se lanzan a una alianza que es monstruosa y cínica. Todo por el poder y sus ganancias. Espero que no lo alcancen.

