La colonización española en América dejó, en su vertiente religiosa, un aspecto positivo: evangelizó y unificó a los pueblos mesoamericanos y los libró de guerras intra-religiosas y raciales. Nada parecido a la culta y civilizada Europa, por ejemplo.
En el caso de México, la religión católica —si bien siempre autoritaria, intolerante y reaccionaria— ha sido también un elemento de fuerte dosis unificadora. Cabría decir que el pueblo mexicano, en su mayoría, se convirtió fiel y dócilmente a la fe cristiana.
En la imagen, Gilberto Morales Pedrasa, de 20 años de edad, quien escenificará a Jesús de Nazaret en la 168º representación de la Pasión de Jesús en Iztapalapa.


Agencia EL UNIVERSAL/Juan Boites