No fue una sorpresa

 

Frida Modak

El anuncio de que Barack Obama se va a postular a la reelección no fue
una sorpresa. Todo presidente que estime positivamente su gestión busca
un nuevo período si la Constitución se lo permite y los preparativos
para hacer el anuncio se vuelven obvios.
Está claro que el viaje del mandatario del norte a Brasil, Chile y El
Salvador era parte de los preparativos. El problema radica en que sus
publicistas, y él mismo, crearon expectativas que estuvieron lejos de
materializarse aunque fuera verbalmente.

En cambio, los acontecimientos
creados en Libia  eran y siguen siendo una realidad peligrosa para los
planes del mandatario.
Si se analizan los logros de Obama a mitad de su primer período de
gobierno, lo único que destaca es la reforma del sistema de salud, pero
eso no es apoyado en forma unánime por los beneficiados y dio margen a
que se dijera que Obama quería implantar un sistema socialista, lo que
movilizó a los sectores de derecha.

Las grandes promesas siguen en el aire. Los soldados estadunidenses, en
su mayoría, salieron de Irak, pero fueron reemplazados por los
mercenarios de la antigua empresa de seguridad Blackwater, ue ahora
opera con otro nombre. Entonces, Estados Unidos sigue en Irak pero a
través de los mercenarios. ¿Cómo se financian?

En Afganistán las cosas están cada día peor. Entrar a la galería de
fotos que muestran la colección de asesinatos cometidos por los
soldados estadunidenses en ese país es espeluznante. Incluso había un
cadáver, de un hombre joven, con los ojos abiertos, al que usaban como
juguete.

Esos son sus “trofeos”.
Esos soldados, bautizados como kill team —equipo asesino— admiten que
no les gustan los afganos; las fotos se encuentran en la revista
Rolling Stone.

No son ellos los únicos que matan, también lo hacen los
mercenarios enviados por Estados Unidos a Afganistán. Uno de ellos
cometió un asesinato y se le ha dado el carácter de “diplomático” para
librarlo de la cárcel.
Si lo tomamos desde otro ángulo, Obama cumplió, dijo que mandaría más
tropas a Afganistán y lo hizo, pero los afganos no tienen solución a la
vista.

Al contrario, ya se ha anunciado que los estadunidenses instalarán dos bases militares permanentes en ese país, en el que
Estados Unidos ha encontrado tantas y estratégicas riquezas naturales.
Y para qué recordar que el campo de concentración de la base
estadunidense de Guantánamo sigue abierto y en las mismas
condiciones. Las informaciones señalan  que también siguen funcionando
las cárceles secretas de la CIA en otros países.

 

Los motivos del apuro

La ley lectoral estadunidense contempla la realización de primarias
aun cuando el presidente en ejercicio anuncie su propósito de postularse
a la reelección y éstas deben hacerse aunque sólo sea una persona la
que desafía al mandatario, lo único que esa persona necesita es cumplir
con los requisitos legales.

Aunque así sea, no es fácil enfrentar al presidente, menos aún cuando
éste no ha desmontado su equipo, como es el caso de Obama, quien ya ha
puesto en marcha el mismo mecanismo que se usó en la elección
pasada. Los comités recolectores de dinero ya están haciendo cálculos y
se barajan cifras que van de los 300 a los 700 millones de dólares.
La oposición mantiene su cuestionamiento al gobierno de Obama y ha
vuelto a la actividad pública Carl Rove, que fuera cercano consejero de
George W. Bush.

Hace algunos días, grupos cercanos a Rove dieron a
conocer la existencia del sitio Wikicountability.org en el que se
informa sobre los manejos del gobierno. Puntualizaron que todos los
documentos son legalmente obtenidos.
Libia también juega un rol en el destape del mandatario estadunidense, porque un conflicto prolongado afectaría sus
expectativas. Por eso se apresuró a traspasarle el mando de las
operaciones militares a la OTAN, aunque había logrado mantener en
secreto el apoyo brindado dado a los rebeldes desde un comienzo y las
operaciones realizadas allí por la Agencia Central de
Inteligencia.

Entre los agentes se cuentan los que ya estaban en ese país y los
enviados cuando el conflicto estalló, entre sus tareas está la de
seleccionar los lugares que deben ser atacados ahora por las fuerzas
europeas. A Obama le urgía aparecer desvinculado de esta confrontación
porque supuestamente él representa el “cambio”, mismo que no se ha
producido en lo militar.
Lo cierto es que el cambio tampoco se ha visto en otros aspectos. La
crisis económica estadunidense está a la vista y las guerras heredadas
y nuevas conllevan un gasto anual de centenares de miles de millones
de dólares. Una guerra más reduciría las posibilidades electorales de
Obama, justo cuando el Congreso quiere reducirle los recursos al
gobierno.

Y en este punto, el sitio Salon.com afirma que más allá de los
eufemismos del Departamento de Estado, “todos sabemos que América está
ahora en guerra en otro rincón del mundo árabe”, y el autor del
artículo explica que eso se debe a que los sectores dominantes y ricos
no pierden nada con una guerra y por lo tanto no les importa
mayormente.

Los que pagan las consecuencias, señala, son los más pobres y cita al
Premio Nobel de Economía Joseph Stglitz, quien apunta que los hijos de
los más ricos no entran al ejército porque allí no les pagan lo
suficiente y el patriotismo no llega tan lejos.

Además, comenta
Stiglitz, a los más pudientes no los afecta el aumento de impuestos, “el
dinero prestado pagará todo eso”.
Y las protestas y confrontaciones siguen en los países árabes, que
ahora tendrán que volver a enfrentarse a sus ex colonizadores europeos, mismos que contarán con el apoyo oculto de Washington en la
medida en que no se afecte la postulación de Obama y siempre que éste
pueda seguir imponiendo sus aspiraciones personales al Pentágono.

 

Rebote en América Latina

El general Douglas Frazer, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, fue
citado a una audiencia del Comité de Servicios Armados del Senado de
ese país, en la que se debía  examinar el presupuesto de  defensa
estadunidense para el próximo año.
Pero la audencia se centró en algunos países latinoamericanos, como
Venezuela, Nicaragua y Bolivia, que tienen relaciones con Irán y han
suscrito acuerdos por los cuales los iraníes no necesitan visa  para
ingresar a cualquiera de ellos, por lo que no hay registro de los
visitantes.

Cabe señalar que Irán ha duplicado sus embajadas en América
Latina y tiene centros culturales en 17 países.
Ese fue uno de los puntos sobre los que interrogaron a Frazer, quien
señaló que no tienen mayor información justamente porque no se
requieren visas y que las relaciones entre Irán y Venezuela son
“principalmente diplomáticas y comerciales”, aunque también había
oportunidad de concretar vínculos militares.

Los senadores lo interrogaron en especial por los gastos militares
venezolanos, que son como la millonésima parte de los estadunidenses, y
Frazer no los consideró preocupantes ni desestabilizadores para la
región, excepto si llegaran a poder de las FARC en Colombia.
Quedó en evidencia la obsesión senatorial respecto de Venezuela,
especialmente del senador John McCain. En cambio no dijeron nada acerca
de la declaración de la presidenta costarricense que le
pidió “disculpas” a Estados Unidos porque aún no había podido
autorizar el ingreso a su país de barcos de guerra estadunidenses
artillados que supuestamente van a combatir el tráfico de drogas.
Talvez por ahí se entendería por qué hay países latinoamericanos que
compran armas.