Días más cortos, mayor inclinación del eje terrestre y América se acercó a Rusia

 

René Anaya

Un terremoto de grandes proporciones, como el registrado el pasado 11 de marzo en Japón, altera la vida cotidiana no sólo de quienes viven cerca del epicentro, sino también de quienes se solidarizan con los afectados, mediante la aportación de recursos humanos y materiales. Asimismo, modifica el curso de las investigaciones de científicos dedicados al estudio de los movimientos terrestres.

Aunque parezca un tanto insensible, la realidad es que los grandes sismos representan una gran oportunidad para que sismólogos, geofísicos y otros expertos realicen estudios que contribuyan a conocer mejor tanto la composición geológica de nuestro planeta, como el comportamiento de sus principales placas tectónicas.

Un planeta con intensa actividad

Aunque faltan por analizar algunos datos sismológicos, los expertos han señalado que el sismo de Japón se debió a la energía liberada por el reacomodamiento de las placas tectónicas del Pacífico, Eurasia y Norteamérica.

El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) explicó que en la latitud donde ocurrió el terremoto, “la placa del Pacífico se mueve en dirección oeste a una velocidad de 8.3 centímetros al año, con respecto a la placa Norteamericana. La placa del Pacífico se inserta debajo de Japón y continúa su movimiento hacia el oeste, por debajo de la placa Euroasiática”.

Por su parte, el geofísico Brian Baptie, del Centro Británico de Inspección Geológica, señaló que “la placa del Pacífico, que converge en la costa este de la isla con la Placa Norteamericana, fue empujada y se colocó por debajo de Japón”. Como resultado de este movimiento —han referido los expertos del USGS— se produjo un violento empuje hacia arriba del lecho marino en el epicentro del sismo, que se localizó a 125 kilómetros al este de la ciudad de Sendai y a 380 kilómetros al nordeste de Tokio.

Como las placas del Pacífico y Norteamericana habían estado juntas durante muchos años, se acumuló una gran cantidad de energía que se liberó cuando ocurrió la ruptura en la línea divisoria de ambas. “En este caso, la ruptura fue de unos 500 kilómetros de longitud, y durante los aproximadamente 200 segundos que duró el terremoto las placas se rozaron y se distanciaron unos diez metros, en promedio”, ha referido el geofísico Brian Baptie.

El sismo de 9 grados Richter causó que la altitud de las zonas costeras descendiera unos 60 centímetros, lo cual permitió que el tsunami avanzara más rápido y afectara una mayor extensión de tierra firme. Asimismo, el terremoto produjo un desplazamiento de Japón hacia el este entre tres y cuatro metros, por lo que se puede decir que el continente americano se acercó a Japón y Rusia se alejó de esa nación.

Los días terrestres más cortos

Pero no sólo eso, el terremoto también inclinó el eje de rotación del planeta  y redujo la duración del día en microsegundos, como ha sucedido con otros sismos de proporciones semejantes, aunque sólo se conocen datos precisos de los registrados en este siglo.

Los seis terremotos más fuertes registrados con la escala de Richter desde 1900 son: Chile, 1960, 9.5 grados; Alaska, 1964, 9.2 grados; Sumatra, 2004, 9.1 grados; Kamchatka, 1952, 9.0 grados; Japón, 2011, 9.0 grados; y Chile, 2010, 8.8 grados.

¡El sismo de Sumatra redujo el día en 6.8 microsegundos e inclinó el eje terrestre ocho centímetros. El terremoto ocurrido el año pasado en Chile acortó el día 1.26 microsegundos y produjo una inclinación también de ocho centímetros del eje del planeta. Por último, según datos recientes, el sismo de Japón redujo en 1.8 microsegundos el día y causó una inclinación más importante del eje terrestre, pues se considera que fue de 16 centímetros, aunque algunos investigadores han estimado que la inclinación podría estar entre 10 y 17 centímetros.

Por supuesto que esos cambios no afectarán de gran manera a los organismos vivos, pues son imperceptibles para ellos; además, de manera natural se producen ligeras modificaciones del eje terrestre en el movimiento de traslación de la Tierra.

Lo importante es que con los sistemas de posicionamiento global que constituyen una valiosa red de información, se tendrán datos más precisos, que permitirán a los científicos comprender mejor lo que ocurre en el planeta.

 

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