El presidente Felipe Calderón asistirá, este 1 de mayo, a la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II, que se espera que atraiga a muchos miles de visitantes a Roma.

Según informó la Presidencia desde la noche del viernes, la visita de Calderón será “congruente con los principios de laicidad del Estado mexicano y responde a los lazos de amistad y de cooperación existentes entre México y el Estado Vaticano”.

Mientras tanto, este miércoles se aceleraban en diversos estados de la República Mexicana preparativos para festejar la beatificación.

La Arquidiócesis de Puebla tendrá una expo Juan Pablo II, en la que estarán en exhibición fotografías del extinto pontífice, el Papa Móvil y la habitación en la que se hospedó en 1979, cuando, durante su primer viaje a México, encabezó la tercera Conferencia del Episcopado Latinoamericano.

De manera sumultánea veinte sacerdotes de la Arquidiócesis poblana asistirán también al Vaticano.

En Yucatán, la celebración tendrá lugar en la capilla de San Pedro Apóstol de Mérida, que es el mismo sitio donde Carol Wojtyla ofreció una misa en su tercera visita a México, en 1993.

Allende las fronteras mexicanas, en El Salvador, el 8 de mayo se celebrará, en la Catedral Metropolitana, una eucaristía de gracias por la beatificación de Juan Pablo II.

La beatificación de Juan Pablo II se decidió tras la aprobación, en enero pasado, de un milagro atribuido a su intercesión. Este proceso no esperó los cinco años habituales después de la muerte del representante religioso, sino que fue acelerado por el Papa Benedicto XVI, pocas semanas después del fallecimiento de Carol Wojtyla, en 2005, en respuesta al clamor que surgió en su funeral de “¡Santo súbito!”.  Ratzinger ordenó una investigación exhaustiva para no dejar dudas sobre las virtudes de su predecesor.

El Papa Benedicto XVI señaló en un decreto que la cura de una monja francesa con el mal de Parkinson era milagrosa y este era el último paso necesario para la beatificación de Juan Pablo II, uno de los Papas más populares de todos los tiempos.

Para que Juan Pablo II sea elevado después a santo, será necesario reconocer un segundo milagro.

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Foto Agencia El Universal