Carlos Jiménez Macías


El 27 de abril pasado, el Senado de la República aprobó reformas a la Constitución para hacer realidad la reforma política que desde hace tiempo demanda el país.

Las comisiones unidas de Puntos Constitucionales, Reforma del Estado y Estudios Legislativos fueron las encargadas de llevar a cabo la discusión y dictamen de las iniciativas sobre esta materia, que tienen como finalidad fundamental fortalecer la democracia en México y eficientar nuestros procesos políticos.

Los temas que contaron con acuerdos suficientes para ser aprobados en la reforma fueron, entre otros, la consulta popular, la reconducción presupuestal y los mecanismos de sustitución presidencial en caso de falta absoluta del titular del Ejecutivo federal.

La reforma aprobada también contempla que los titulares de órganos reguladores del Estado, como la Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Federal de Competencia y la Comisión Federal de Telecomunicaciones, sean ratificados por la Cámara Alta, además de proponer convertirlos en organismos descentralizados. Estas medidas ayudarían a alejarlos de intereses e influencias coyunturales y políticas, tanto del sector público como privado, para la toma de decisiones y la correcta aplicación del marco legal. No hay que olvidar cuántas veces han influido o alterado los actores del sector empresarial o los factores políticos del momento, decisiones trascendentales para la ciudadanía por los intereses creados.

Las candidaturas independientes son otro elemento que contiene esta reforma, y pese a que estaría sujeta a una ley específica donde se señale qué requisitos deben cumplir quienes aspiren a ser registrados bajo esta figura, sin duda es un mecanismo idóneo para fomentar la participación ciudadana. Pensamos que este tipo de acciones propiciarán mayores y mejores alternativas a la gente para elegir a sus candidatos.

Otra propuesta en la reforma política es la reelección legislativa, hasta por dos ocasiones para diputados y una para senadores. Esta medida propone dotar a los ciudadanos de instrumentos efectivos para dar continuidad en la función legislativa a los congresistas que por su desempeño así lo merezcan. Los beneficios que acarrea esta medida saltan a la vista, pues podríamos contar con expertos y verdaderos profesionales en esta importante tarea, en beneficio de la comunidad y el desarrollo del país. Será entonces la gente quien decida y recompense la labor de su legislador, permitiendo abrir un vínculo mucho más cercano entre él y el electorado.

La Iniciativa Preferente es otra opción innovadora que permitiría al Presidente de la República enviar y hacer que se dictamine y vote como prioritarias hasta dos iniciativas por cada periodo de sesiones del Poder Legislativo. Y es que cuántas veces no se han quedado en la congeladora iniciativas de gran importancia para México. De esta manera, las iniciativas planteadas por el Ejecutivo bajo esta premisa, necesariamente deberán ser dictaminadas y votadas en el periodo legislativo en que fueron presentadas. Este mecanismo brindaría opciones más eficientes en pro de atender de manera pronta los asuntos que así lo ameriten.

Independientemente de los alcances y objetivos que ya se lograron con esta reforma, los senadores del PRI continuaremos aportando lo necesario para que los cambios pendientes se puedan concretar en el corto plazo, pues en su conjunto se trata de mecanismos políticos que permitirán fortalecer la democracia nacional en aras de que todos participemos de manera más activa en la construcción de un mejor porvenir para México.

Toca a la Cámara de Diputados analizar y resolver esta importante propuesta, para que estos ajustes constitucionales puedan, a la brevedad posible, ser ley suprema de la nación.

 

 

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