Hasta mediados del siglo XX, la mayor parte de las tiendas y negocios del área central de Bluefields estaba en manos de los chinos. Existe incluso la curiosa anécdota de Chow Wing Sing, quien acuñó su propia moneda.

 

 

Los primeros inmigrantes chinos en Nicaragua arribaron a las costas del país centroamericano en la segunda mitad del siglo XIX. Al igual que los primeros integrantes de las colonias chinas en las Américas, esos inmigrantes llegaron a  Nicaragua huyendo de la caótica situación en que vivía China.

 

Históricamente, se registra la llegada de inmigrantes chinos en 1884 a la Costa Atlántica de Nicaragua; y en 1894 al sector del Pacífico, fijando residencia en las ciudades de León y Managua. Sin embargo, hay limitada documentación en torno a la identidad precisa de esos ciudadanos chinos.

Según el historiador nicaragüense, Donovan Brautigam, llegaron los primeros chinos a Bluefields en 1884. Por prejuicio racial de parte del gobierno nicaragüense de turno, tuvieron dificultades legales desde el primer año después de la anexión de la Costa Atlántica. En julio de 1895, el presidente José Santos Zelaya López aprobó un decreto propuesto por el gobernador Agustín Duarte, prohibiendo el desembarque de chinos en toda la Costa Atlántica.

Hasta mediados del siglo XX, la mayor parte de las tiendas y negocios del área central de Bluefields estaba en manos de los chinos. Existe incluso la curiosa anécdota de Chow Wing Sing, quien acuñó su propia moneda. Para ese tiempo, la colonia china ya tenía su club social que contaba con un edificio muy presentable de dos pisos donde se realizaban sus actividades sociales y celebraciones como el 10 de octubre, Día de Nacional de la República de China.

Aquéllos que desembarcaron por el Pacífico, la colonia china se encargaba de acomodarlos y financiarlos para que se dedicaran a algún negocio. Por lo general, optaban por el comercio minorista y el expendio de comida, negocios en los que tuvieron mucho éxito pues era gente que trabajaba incansablemente día y noche.

Como la gran mayoría de los inmigrantes chinos en Nicaragua llegaron sin mujeres, muchos se casaron o cohabitaron con ciudadanas locales con las cuales procrearon hijos.

Los inmigrantes chinos que llegaron a ese país a fines del siglo XIX ya no entraron como “culíes” o trabajadores contratados, como ocurrió en otros países latinoamericanos unas décadas antes. Más bien, llegaron con recursos propios y se dedicaron a negocios minoristas.

En 1925, se creó una sociedad mutualista con el nombre de Unión Fraternal China. Esta sociedad fue encargada de atender a sus conciudadanos hasta 1942. La Asociación China de Nicaragua es fundada el 13 de junio de 1942 en Managua, constituyéndose en una entidad con personería jurídica y sin fines de lucro, debidamente aprobada por el Poder Ejecutivo de la nación centroamericana.

Las medidas discriminatorias del Decreto de 1895 contra los chinos fueron finalmente suprimidas con el Decreto No.138 del Congreso de la República en septiembre de 1944.

En otras ciudades nicaragüenses donde había presencia de ciudadanos de origen chino también se crearon asociaciones o clubes. Sobresale entre estas organizaciones el Club Chino de Bluefields, que fue fundado en 1920. Tales asociaciones tuvieron diversas suertes, desapareciendo algunas o sufriendo sus locales de las calamidades naturales que han azotado al país en el pasado.

El local donde funcionaba el Club Chino, adquirido en 1947, fue destruido por el terremoto de 1972. Con la llegada del régimen revolucionario en 1979, muchas de estas asociaciones fueron disueltas o cerradas por los acontecimientos políticos de esa época. En 1998, el gobierno de turno entrega un lote de dos manzanas ubicado en la Carretera a Masaya, construyéndose allí el actual Centro Chino Nicaragüense, donde se realizan actividades sociales, culturales y recreativas.

Las relaciones oficiales entre Nicaragua y la República de China se remotan a 1930, cuando llega a Managua un encargado de negocios temporal de China, quien asumió al cargo de cónsul ante Nicaragua.

Con el terremoto de 1931, se suspendieron las actividades del Consulado de la República de China, siendo reanudadas al año siguiente. El Consulado fue elevado a nivel de Legación en 1955. Finalmente, la representación fue elevada a nivel de Embajada en 1967.

Las relaciones diplomáticas entre los dos países se mantuvieron después del triunfo de la Revolución Sandinista. Sin embargo, Nicaragua optó por reconocer a la República Popular China el 7 de diciembre de 1985, y se rompieron las relaciones diplomáticas con la República de China. El 5 de noviembre de 1990, Nicaragua restableció los lazos diplomáticos con Taiwán, y rompió relaciones con China continental.

Dentro de esta nueva etapa de relaciones oficiales, ambos países han firmado una serie de acuerdos y convenios que activan muchos programas de cooperación bilateral. Según cifras de la Asociación Chino Nicaragüense, la comunidad china en Nicaragua está conformada por unas tres mil personas, los cuales contribuyen a la economía nacional en diferentes sectores productivos y de servicio. Entre ellos, alrededor del diez por ciento son de origen taiwanés. El resto, en su mayoría, tienen ascendencia cantonesa. Si se cuentan a los nicaragüenses de ascendencia china, la cantidad podría fácilmente llegar a unas doce mil personas.

(Representación de Taiwán en México)