A través de la serie El GRECCO

 

José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

Todo poder es una
conspiración permanente.
Balzac

La adquisición por parte de Grupo Televisa de un 50% de las acciones de Iusacell —propiedad de Grupo Salinas—, consolida la república mediática, al concretar una sociedad comercial, que será el puntal de la defensa a ultranza de sus nichos de negocio. Con este contrato, los acuerdos y alianzas entre las televisoras superan las fases de conjugación de acciones altruistas  —como acredita el Teletón—,  y de  interacción mediática y de compromisos editoriales, como lo patentiza Iniciativa México.

Por ello no debe resultar nada extraño que bajo el auspicio de esta última, Televisa haya producido una serie televisiva cuyo contenido permita rescatar del descrédito y la desconfianza social a la policía federal dirigida por Genaro García Luna.

Partiendo de la premisa de generar una ficción que difunda una realidad, Pedro Torres, productor de series de alto rating, como Mujeres asesinas o realities como Big Brother, concretó junto con su equipo el sueño dorado del frustrado realizador Genaro García Luna, creando la serie El GRECCO, siglas del Grupo Especial de Combate al Crimen Organizado, que será comandado en la producción por el titular de la policía federal y cuyo nombre coincide con las siglas del actual secretario de Seguridad Pública, pues el protagonista se llama Gabriel Gómez Lira y el desarrollo del personaje se inspira en el ideal que de sí mismo se ha forjado el funcionario público.

Junto al comandante GGL descollará un grupo de tres agentes —una mujer y tres hombres—, que como se propuso la productora retraten a “gente sólida, policías de carne y hueso que tienen familia, que llegan a su hogar, que tienen hijos en la escuela, que son incorruptibles… policías buenos, que sufren, policías buenos que tienen defectos y virtudes igual a cualquier ser humano”.

La primera temporada de El GRECCO abordará hechos reales, casos sonados protagonizados por la policía federal, como la detención de Sandra Avila, La Reina del Pacífico, pero hay otros capítulos que injustamente adjudican a la corporación policial los logros bajo el esquema de la ficción, lo que acredita fehacientemente que el rescate de la república mediática tiene sólo un beneficiario: el policía del Presidente.

Debemos recordar que el tema de la lucha en contra del narcotráfico ha sido abordado por producciones televisivas nacionales con sesgos que, en muchos casos, han profundizado el desprestigio de algunos de los órganos del gobierno involucrados en la guerra contra el crimen.  Muestra de ello es El Pantera, serie de alto rating que centra la lucha en un policía viejo y honesto y una suerte de “superhéroe” que juntos luchan contra un aparato gubernamental corrupto, en donde el procurador es pieza central de la mafia, y los miembros del ejército son paradigmas de la ineficacia.

No hace mucho, TV Azteca lanzó al aire la serie Drenaje profundo, cuyo horario tardío desalentó al teleauditorio, por lo que su impacto fue mínimo, a pesar del esfuerzo de la producción por resaltar ciertos valores en algunos de los personajes principales, quienes persiguen malhechores en un ambiente policial putrefacto merced a la infiltración criminal en sus filas.

La diferencia con El GRECCO estriba en la decisión de proyectarla en el Canal de la Estrellas y en horario estelar, estrategia que garantiza a la república mediática el rescate de la imagen de la policía federal ante su teleauditorio, a la vez que con ello apuntala el debilitado esquema de policía única, y cumple así con las exigencias de Felipe Calderón para hablar bien en los medios, en este caso de su funcionario estrella, y por tanto de su administración, a pesar de que la misma serie minimice la participación de las fuerzas armadam  s con el beneplácito de García Luna.

Varios cables filtrados por WikiLeaks han confirmado las hostilidades de García Luna contra la PGR y hacia las fuerzas armadas, particularmente el ejército, y con esta producción televisiva se confirma una sentencia descrita con toda claridad por Balzac en el siglo XIX, y que en el caso de El GRECCO, reconfirma que el poder de García Luna es una conspiración permanente.