Carlos Guevara Meza

El territorio de la actual Libia siempre se caracterizó por una muy baja densidad de población. Salvo por tribus nómadas, pequeñas en número y dispersas, prácticamente no se puede hablar de un pueblo originario. Por ello, en la antigüedad clásica Libia fue un espacio para la colonización de fenicios, griegos, cartagineses, egipcios y romanos, que fundaron las ciudades en la estrecha franja fértil en la costa mediterránea: los fenicios fundaron Oea, Labda y Sabrata que eventualmente se fusionaron para constituir lo que los griegos llamaron Trípoli (tri-polis: tres ciudades), controlando una zona que los romanos llamaron Tripolitania que siempre estuvo más vinculada a Europa a través de la península ibérica y al Magreb (Túnez y Argelia). Por su lado, griegos y egipcios se vincularon a la región del este llamada Cirenaica (por la ciudad griega de Cirene) en la que se encuentra la actual Bengasi, que ya en la época griega se convirtió en uno de los centros de conocimiento y cultura más renombrados del oriente (incluso ahora, la universidad más importante del país se encuentra en esa ciudad).

Cuando la división del Imperio Romano, Tripolitania perteneció al Imperio Occidental mientras que Cirenaica quedó en poder del Imperio Bizantino. Cuando la expansión árabe, fue Bengasi la que encabezó la conversión al Islam mientras Trípoli se mantuvo un tiempo todavía en el seno del cristianismo. Eventualmente todos se convertirían al Islam. Para mediados del siglo XVI de nuestra era, tanto Tripolitania como Cirenaica y, formalmente, también Fezzan (la región sur habitada por tribus bereberes que organizaban su vida en torno a los oasis del desierto) quedó en poder turco el cual se mantuvo (aunque con épocas de gran autonomía) hasta el siglo XX, cuando en la última etapa de la colonización europea de África y con los turcos debilitados por la guerra de los Balcanes, Italia ocupó Libia, estableciendo un dominio que perduró hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. En el reparto de la posguerra, Estados Unidos y la Unión Soviética fueron incapaces de ponerse de acuerdo sobre Libia, por lo que pactaron que la ONU le concediera la independencia, convirtiéndose así en el primer país africano en descolonizarse, elemento que resultó vital para los procesos nacionalistas árabes y africanos que concluyeron en la independencia de todos esos países.

El descubrimiento de grandes yacimientos petrolíferos permitió a Libia un crecimiento económico enorme, caracterizado sin embargo por una gran desigualdad, que en parte se abatió durante el régimen de Muammar Gadafi, llegando Libia a ser el país africano con la mayor esperanza de vida, el ingreso (nominal) per cápita más alto, el de mayor paridad de ingreso per cápita, una tasa de escolaridad de más de 7 años (la de México es inferior a 9 según el último censo) y el número uno en el índice de desarrollo humano de todo el continente africano (según datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD).

Así las cosas, ante el conflicto actual ¿se trata de una reedición de la antigua diferencia entre Trípoli y Bengasi? La intervención internacional ¿es un acto del nuevo humanitarismo o del viejo imperialismo? ¿Se busca derrocar a Gadafi por su totalitarismo o por el éxito de sus políticas de desarrollo social? Al final, ¿quién se quedará con las ganancias del petróleo y que parte le tocará al pueblo libio?