Obdulio Avila Mayo
En julio del 2011 serán las elecciones para que los habitantes del Estado de México demuestren que la realidad no se manipula con un control remoto; a través de su voto presionarán el botón que cambiará el canal y les permitirá finalmente dejar atrás la telenovela en la que sus gobernantes les han dado un lugar menos importante que el de los extras en una producción, los ciudadanos han sido relegados a meros espectadores.
La idea de una alianza ha sido para el actual gobernador de la entidad su peor fantasma, prácticamente una pesadilla. El dedo que apuntaba claramente a su heredero y sucesor tuvo que virar unos cuantos grados y señalar a un candidato que no era su favorito, pero todo es válido cuando se ve próximo el desenlace.
El pasado domingo 27 de marzo, más de 250 mil personas votaron con un contundente 76 por ciento a favor de la alianza PAN-PRD. Los mexiquenses dijeron sí a una nueva etapa, a una nueva oportunidad, a una nueva manera de hacer política, al cambio, a un candidato representante de otras fuerzas, a otro proyecto.
El Estado de México dijo no a la continuidad del viejo sistema, no al nuevo PRI con las mañas y los defectos de siempre. Mientras pretenden echar las gaviotas al vuelo, la casa por la ventana y disfrazar con la sombra del copete y el escudo de la gomina su desgaste y la verdadera situación de un gran estado que no puede desarrollar su potencial y que continúa siendo el botín de un grupo, la verdad sale a la luz.
El PAN está listo y ha definido candidato. Luis Felipe Bravo Mena es la opción que los panistas presentan y los mexiquenses conocen por su capacidad, conocimiento del estado y vocación de servicio.
La alianza no está muerta, ese es un rumor que los guionistas de la historia quieren propagar para poder alargar su melodrama. El índice ciudadano es un mandato y los dedazos no son competencia cuando la gente toma el mando.
Presidente del PAN en el DF
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