Margarita Villaseñor

El premio Xavier Villaurrutia fue instituido por Francisco Zendejas en l955, un premio de escritores para escritores. ¿Porque quién mejor que los escritores para juzgar a los escritores? La iniciativa fue apoyada por un distinguido grupo de intelectuales, hombres de letras, de la diplomacia y del gobierno. Si bien es verdad que los criterios en cuestión de méritos con frecuencia difieren, todos estamos de acuerdo en coronar con palmas a quienes  se destacan por su habilidad o talento. El premio fue entregado por primera vez a Juan Rulfo, en 1956, por su primera y única novela: Pedro Páramo. Francisco Zendejas fue el molde exacto del intelectual de su momento. Culto, sagaz, conocedor, se interesó  por la difusión de la cultura, por dar a conocer la vanguardia universal y los libros más recientes en México, así como los autores que iban surgiendo aquí y allá. Y así empezó su página diaria, en la breve y substanciosa columna, de “Multilibros” que apareció en el Excélsior durante 35 años. Todo esto viene a colación porque las historias se desvanecen en la memoria y hay que revivirlas. Desde la muerte de Zendejas, hace 25 años, Alicia, su esposa, ha mantenido vigente el premio Villaurrutia. Un premio de escritores para escritores. Es un reconocimiento al mejor libro del año. No importa el género. El autor debe ser mexicano o residente de este país, y la obra debe ser  publicada en México. Las obras premiadas pertenecen principalmente al género narrativo: (51), al ensayo (once) y al drama solamente cuatro. La poesía cuenta este año con 28 premios Algunos años el premio se declaró desierto y otros se suspendió. Unas veces se premió a autores no por un libro, sino por su trayectoria: En1967, José Revueltas; en l972 a Jaime Sabines, en l973 a Ernesto Mejía Sánchez, en 1975 a Efraín Huerta. Entonces se fundó el premio Alfonso Reyes, precisamente como reconocimiento a la obra total de un escritor. Transcurridos ya 25 años de la muerte de Francisco Zendejas, desde la otra orilla del tiempo puede contemplar con firmes cimientos la permanencia de  este sueño que nació de su entusiasmo y su amor por la literatura. La entrega de los premios ha tenido distintas sedes: Galerías Excélsior, la Capilla Alfonsina, el Colegio de México, el Convento del Carmen, y ahora en esta sala de Bellas Artes.

En 2010, se otorga el Villaurrutia a Sergio Mondragón. No por un libro sino por su Poesía reunida De 1965 a 2005. Volumen publicado por la UNAM. Sergio ha sido periodista, antólogo, maestro y editor de revistas. Es originario de Cuernavaca. Por alguna razón se ha interesado con asiduidad en la literatura japonesa. Se han escrito acerca de Mondragón y su obra, múltiples ensayos. Este libro fusiona cinco de sus poemarios: Yo soy el otro, de l965. El aprendiz de brujo de 1969. Pasión por el oxígeno y la luna de 1982. El ocre de los lodos de 1991, y Hojarasca de 2010.

Todos ellos dan fe de su tenacidad y afecto tierno por la poesía. De cómo atar el interior y el exterior del mundo, de cómo atar la palabra con la naturaleza y la experiencia propia. Lo mío y lo de todos. El tránsito entre el acaecer de la historia del individuo, la de todos los días, la intrahistoria, a la historia eterna del hombre. Su fuerte voz lírica conlleva la música y el significado, las realidades personales y las de los demás. Establecer una alianza entre la realidad que nos rodea y la que nos invade en la intimidad de la conciencia y darle nombre. Una sensibilidad y una tensión interna siempre móvil. Un nudo entre lo objetivo y lo subjetivo. Se pone de manifiesto la esencia de la poesía. El corazón, los instintos, el intelecto. Todo a través del lenguaje, de las cosas pequeñas, de los grandes sucesos de la vida. Su poesía nos va atrapando en la lectura, nos compromete con la naturaleza, con el entorno. Es una tentativa de exploración interior. Como dijo Octavio Paz, una gran atracción por la aventura “una mística poética corporal. Una gran fascinación por lo informe. Por la disolución.

Hay escritores fecundos, pródigos, insaciables de palabras como Alfonso Reyes con sus mil tomos publicados por el Fondo de Cultura, como Montes de Oca con sus infinitas metáforas y los hay también parcos y esquivos como el propio Juan Rulfo o José Gorostiza. Autores de una sola obra. Sergio Mondragón presenta en este libro que hoy se premia, no un solo poemario, sino cinco. Este homenaje no se otorga a su trayectoria. Esperamos lo que sigue. Digamos más bien, como Augusto Monterroso:  que se trata de poesía completa de Sergio Mondragón, más otros poemas.
Texto leído en la entrega del Premio Villaurrutia.