Paréntesis en la vida política
Alfredo Ríos Camarena
Cuando se publiquen esta líneas, una gran mayoría de los mexicanos, que tienen la oportunidad y la posibilidad, estarán en periodo vacacional, lo que nos abre un paréntesis en las actividades políticas, legislativas y sociales.
Pese a la presión brutal de la inseguridad y el terror colectivo que produce, la capacidad lúdica de los mexicanos y su actitud para el descanso han permitido que una vez más se llenen los centros turísticos, agotándose las reservaciones y provocando servicios malos y caros.
Aún así, es un triunfo de la sociedad frente a los fantasmas de la incertidumbre que produce el crimen organizado. Qué bueno que esta voluntad colectiva supere los miedos.
Los tiempos de la sucesión corren aceleradamente y los sondeos de opinión pública, los muestreos y las encuestas indican, casi —sin lugar a dudas— que el PRI, después de su próxima victoria en el Estado de México, recuperará la Presidencia de la República. El camino está tan despejado y la ruta tan pavimentada que preocupa.
Las razones de esta certeza política no es sólo porque mi partido, el PRI, se ha mantenido unido, a pesar de las serias diferencias que existen en su interior, sino también, a los errores de los adversarios. Pues en el PAN, la conducción hegemónica del Presidente de la República ha frenado las expectativas de los precandidatos, y en consecuencia, su nivel de aceptación es bajo, aun cuando, claro está, falta suficiente tiempo para robustecer una candidatura que apunta claramente hacia el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero.
Sin embargo, al interior de este instituto político, puntea el anterior benjamín foxista, senador Santiago Creel y también la diputada Josefina Vázquez Mota, quienes aceleran su labor proselitista manejándose “por la libre”, para tratar de repetir lo que en su tiempo logró Vicente Fox y seis años después Felipe Calderón. Su problema es que la sociedad no está conforme con la situación social que se vive, y mucho menos con el clima de inseguridad y violencia que lamentablemente nos afecta a todos.
En el PRD la división es clara y no hay duda, como lo hemos afirmado desde hace tiempo, que la candidatura de Andrés Manuel López Obrador se va a cristalizar, aun con divisiones internas graves; por eso, en el Estado de México veremos de qué tamaño es la presencia electoral de los partidos de izquierda con la candidatura de Alejandro Encinas.
Mientras tanto, las reformas legislativas se ven cada día más lejanas, pues a mayor cercanía de la elección presidencial, menos posibilidad de acuerdo político.
No obstante, sí se aprobarán algunas, pero la acción del Congreso a partir del primero de septiembre tendrá una dinámica distinta y más polarizada; sin embargo, se ve una reforma política, aprobada en comisiones del Senado, la posibilidad de una reforma laboral, y será muy difícil que se realice una verdadera reforma fiscal, pues hoy, más que nunca, los intereses de los grandes grupos empresariales tendrán un peso específico, ya que constituyen éstos, los llamados poderes fácticos, cuya esencia —nos guste o no— es definitiva para el avance de la república.
Volveremos de la Semana Mayor y en el Congreso quedarán muy pocas sesiones —3 o 4 a lo mucho— que no serán suficientes para resolver temas que tienen meses y años sin solucionarse.
Están en el tintero, además, el nombramiento de los consejeros del IFE, algunas reformas penales y, muchas más, que en el clima polarizado anticipadamente por la lucha por el poder se han empantanado; en el fondo también lo que sucede es que no hay consensos reales, pues muchas de las reformas obedecen a una orientación neoliberal globalizadora, como el caso de la minuta de la ley de asociaciones público-privadas, que sería grave para la nación aprobarla, ya que afectaría las responsabilidades y funciones del Estado nacional.
Por eso, la exigencia de que el Congreso apruebe leyes tiene sus asegures, no se trata de producir el mayor número de instrumentos legislativos, sino de darle coherencia al proyecto nacional, en consonancia con el espíritu y la letra de la Constitución de la Republica.
Mientras tanto, que estos días de asueto sirvan para que los protagonistas de la vida pública reflexionen en serio, y entiendan que su trabajo debe tener un contenido de principios superiores en favor de la nación, y no simplemente de ambiciones mezquinas.
