Iniciativa de la secretaría del ramo

Desde hace algunos meses el gobierno del Distrito Federal a través de la Secretaría de Turismo ha puesto en la agenda de la ciudad de México la declaración de barrios turísticos. Ante el éxito de la política pública que desde el gobierno federal impulsó el presidente Vicente Fox con los pueblos mágicos, ahora la ciudad de México quiere detonar las distintas zonas que por sus características culturales, sociales, populares, ambientales o arqueológicas representan atractivos turísticos a nivel regional e internacional.

Lo anterior tendrá fundamento legal, ya que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó en 2010 una nueva ley de turismo que regula entre otros instrumentos a las zonas de Desarrollo Turístico Local.

Dispone dicha norma que tales zonas serán declaradas por el jefe de Gobierno en la Gaceta Oficial del Distrito Federal después de un “estudio de viabilidad, impacto y crecimiento económico de la zona que se pretende declarar como de desarrollo turístico”.

Las zonas de desarrollo turístico, que se denominarán mediáticamente “barrios turísticos”, tienen el objetivo de destinar de manera transversal los esfuerzos de gobiernos delegacionales y del Distrito Federal en alianza con los ciudadanos organizados de la zona para conservar los atractivos, crear productos turísticos que encadenen a hoteleros, restauranteros y pequeños comerciantes y al final potenciar un sector económico sustentable que genera empleos de buena calidad.

La Secretaría de Turismo del Distrito Federal ha anunciado como primeros barrios turísticos a declarar a la Villa de Guadalupe, Garibaldi y a la Condesa-Roma.

Aunque Garibaldi, desde la perspectiva de la Comisión de Turismo de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, no tiene la dimensión para ser un barrio turístico (más bien pertenece al área de influencia del Centro Histórico), las otras dos restantes sin duda representan la variedad de oferta turística que tiene la ciudad de México.

Sin embargo, habría que alzar algunas banderas amarillas para evitar que estas declaratorias se hagan sin un trabajo detrás o compromisos de desarrollo. Hay dos manera para hacer estas declaratorias. La primera consiste en hacerlas una vez que se hayan cumplido todos los requisitos que el barrio requiere para considerársele beneficiario de la propia declaración. La segunda, supone que la declaratoria representará un detonador para realizar acciones de mejoras. Esta última opción probablemente es la más viable, pero deberá señalarse un plazo para acreditar las acciones de gobierno y sociales pactadas en la declaratoria. Es decir, las zonas de desarrollo turístico local son la oportunidad para detonar económicamente ciertos polos urbanos en la ciudad.

Esperemos que Marcelo Ebrard asuma con seriedad este instrumento que tantos beneficios ha arrojado a nivel federal.